La República

Brote de malaria

Vecinos habían advertido enfermedades en SDO

Casos. Un inspector del Ministerio de Salud Pública señala un espacio de maleza y agua contaminada cerca de viviendas en SDO.

El brote de malaria que ha afectado a decenas de residentes en barrios de Santo Domingo Oeste no es ninguna sorpresa para sus comunitarios, ya que desde hace buen tiempo sus dirigentes han estado advirtiendo y reclamando soluciones definitivas a las cañadas que les bordean, pero su voz quedó perdida entre sus caminos encharcados y la maleza que rodea sus viviendas.

El brote aún no se controla pese a la búsqueda y seguimiento que realizan casa por casa técnicos del programa de control del Ministerio de Salud, por lo que ante la frecuente presencia de casos, la preocupación es común entre sus pobladores sobre todo residentes en el barrio Tanque Azul.

De la fiebre alta, escalofríos, vómito y debilidad que provoca la malaria o paludismo conoce bien Gladys García, quien el día anterior había sido dada de alta del hospital de Engombe, donde fue ingresada por dos días. Vive sola en una vivienda ubicada al lado de una laguna de aguas oscuras. “Mire cuando venía del hospital me sentía con tan poca fuerza que tuve que pagar un motor para llegar a la casa”, dice mientras su rostro muestra una marcada palidez.

Indica que empezó sintiendo fiebre y frío y que luego siguió con vómito y diarrea, y que aunque en principios se negaba a ir al médico, los vecinos la convencieron de que fuera al hospital, donde la dejaron ingresada. Allí se encontró con un vecino que estaba en sus mismas condiciones.

“Cuando yo compré aquí no estaba esa laguna ahí detrás, pero la gente ha estado construyendo y tapando caminos y mire como se ha formado”, señala.

Los dirigentes comunitarios Tony Marte y José Luis Rodríguez no se quejan del Ministerio de Salud, ya que aseguran que siempre responden ante la emergencia, pero sí lo hacen de las autoridades municipales y de otras instituciones gubernamentales como el Ministerio de Obras Públicas a quienes aseguran tienen dos años pidiéndoles solución definitiva a tres arroyos, siete cañadas y a los caminos que al ser de tierra acumulan agua donde nace el mosquito transmisor, pero dicen que su voz no la han escuchado.

En los sectores visitados por Listín Diario los vecinos aseguran estar alertas, sobre todo con los niños. Tal es el caso de Rosa, que tiene tres hijos pequeños, y Juan Francisco Fragoso, quien dijo que la única malaria que ha afectado en su casa es “la del bolsillo”, pero está atento por, “por si acaso”.

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