UNA METRÓPOLIS ENFERMA
Capital se expande hacia Guerra
A 50 minutos del centro de la capital dominicana, y con una extensión de 288.25 kilómetros cuadrados de terreno llano, el municipio San Antonio de Guerra representa el mejor candidato para la expansión del Gran Santo Domingo por la parte este, sin embargo, la urbanización sin planificación en la zona atenta contra recursos vitales para cualquier ciudad, como el agua y la alimentación.
A 15 minutos de la médula municipio Santo Domingo Este, el más poblado y extenso de la provincia Santo Domingo, y con una gran cantidad de terreno disponible para su urbanización, el espacio que actualmente solo es codiciado por academias de béisbol, parques cementerios y una que otra empresa para fines de almacenamiento, en el mediano-largo plazo resultará de gran interés para inmobiliarias y constructoras, según prevén expertos en urbanismo.
Estas, junto a otras condiciones, crean las facilidades para hacer de lo que fue alguna vez un puesto militar perteneciente a San José de los Llanos, San Pedro de Macorís, un municipio con cinco secciones y potencial para el crecimiento.
Agua El abastecimiento de agua no sería un problema para enfrentar su posible crecimiento demográfico, puesto que en la actualidad Guerra, a través de sus sistemas hidráulicos en las secciones La Joya y Los Malenos, principalmente, junto a otros pozos, sacian la necesidad de líquido de ese municipio, Boca Chica y parte de Santo Domingo Este.
La gran cantidad de pozos que ha realizado la Corporación de Acueductos y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) se debe a la abundancia de agua en la zona, que viene dada principalmente por los humedales de agua dulce, el río subterráneo Brujuelas, y lo que los lugareños conocen como rarezas de Brujuelas.
Esto significa que, contrario a otras zonas, en Guerra al menos el agua no sería un problema.
“Eso no es problema, aquí hay agua a unos 20 o 22 pies de profundidad”, asegura Félix Sabino Correa, un dirigente comunitario nativo del municipio.
Actualmente los sistemas de succión y bombeo ubicados en la zona de La Joya y Los Malenos suplen con 27.4 millones de galones de agua cada día, beneficiando a casi 500,000 personas y pudiendo impactar una cantidad mayor de habitantes.
Expertos Para el geólogo Osiris de León, la urbanización del municipio de Guerra sería un desaprovechamiento de las propiedades y del potencial ambiental de esta zona.
De León entiende que Guerra tiene más potencial para el aprovechamiento agroindustrial que para el crecimiento urbano, debido a las condiciones de su suelo arcilloso y húmedo. “No es bueno para el crecimiento urbano, pero sí para el agroindustrial”, añadió.
Plantea que si Guerra se urbaniza sería un error, y puso como ejemplo la situación de Moca, donde los suelos agrícolas se están usando para urbanismo y dejando para la agricultura los suelos estériles, lo que afecta el rendimiento del país en materia de producción. “Si en mis manos estuviera la decisión del aprovechamiento de esos terrenos dentro de un plan de ordenamiento territorial, yo dividiría de la siguiente manera: entre la Autopista Las Américas y la carretera Mella para el desarrollo urbano (donde hay una plataforma de roca caliza rígida), y entre la carretera Mella y Guerra y Bayaguana el desarrollo agroindustrial”, explica.
“Una ciudad que consume sus reservas agrícolas e hidrográficas está condenada al fracaso”, corrobora el arquitecto y urbanista Marcos Barinas. El experto afirma que los municipios Guerra y Boca Chica son dos de los que más población recibirán, según la tendencia, pero que hay que tomar en cuenta que la salud de la metrópolis de San Domingo depende de esos y otros municipios en términos de que ellos son la reserva agrícola y acuífera más cercana que tiene la ciudad, además de las tierras de Monte Plata, Bayaguana y otras zonas al noreste de la provincia cabecera.
“El crecimiento de la ciudad hacia el Noreste es el que más amenazaría las reservas agrícolas e hidrográficas de la ciudad de Santo Domingo”, puntualiza Barinas.
Realidad actual Dados los atractivos citados al inicio de este informe, independientemente de lo conveniente o no que sea a largo plazo el crecimiento demográfico del municipio Guerra, este se expande de manera constante.
Consciente de esta realidad, la alcaldía del municipio realizó un Plan Municipal de Desarrollo (PMD) 2016-2020, aprobado mediante la resolución 21/16, apoyado y financiado por la Unión Europea en el marco de la Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (DGODT), en el que admite que la jurisdicción no cuenta con un plan de ordenamiento territorial.
El uso de suelo en esta demarcación debería estar distribuido en agrícola, industrial y vivienda, pero según los expoertos no existe “ninguna normativa relacionada con este tema”.
Demandas Sus comunitarios se quejan del deterioro de sus calles principales y de su hospital municipal, una vieja estructura que entienden ya debe ser remodelada, tal y como el Gobierno Central ha hecho con otros centros en casi todo el país.
TERRITORIO NECESITA ORDENAMIENTO “El municipio no cuenta con un plan de ordenamiento territorial, ni se ha realizado en el municipio ningún levantamiento de uso de suelo”, dice el informe. El municipio compuesto por cinco secciones: La Joya, Mata de Palma, El Toro, Enjaguados, Bella Vista y el Distrito Municipal Hato Viejo, se encuentra a unos 50 minutos promedio del centro de Santo Domingo.
DAÑOS AL SUBSUELO Una de las principales problemáticas del municipio es que no cuenta con un sistema de drenaje sanitario, por lo que las aguas residuales son vertidas al subsuelo a través de hoyos filtrantes, produciendo la contaminación. Muchos de los comunitarios en Guerra están conscientes de los recursos y las propiedades del entorno en que viven, sin embargo no dejan de realizar sus actividades, aunque sean contraproducentes.
MÁS El Censo de 2010 arroja que 51.2% no cuenta con inodoro dentro de la vivienda y que 46% de los hogares no tienen servicio de recolección de basura. El levantamiento registra un crecimiento de la zona urbana en dirección este-oeste, el cual está siendo generado por asentamientos improvisados, lo que automáticamente aumenta la demanda de servicios públicos básicos, como agua, luz y limpieza.