CASO GABRIEL CRUZ

Ana Julia Quezada dejó la camiseta de Gabriel visible para darle esperanzas a su padre

Ana Julia Quesada, asesina confesa del menor Gabriel Cruz, en un hecho ocurrido en Almería, España, dijo que dejó la camiseta del niño cerca de la depuradora para darle esperanzas a su pareja, Ángel, padre Gabriel.

Quezada narró a las autoridades que el día que ocurrió el suceso ambos se encontraban en casa de la abuela de Gabriel, y que tras éste pedir permiso para jugar con unos amigos, le indicó esperar unos minutos más ya que acababa de comer.

Dijo que unos cinco minutos después Gabriel abandonó la casa, mientras que ella se dirigió en su vehículo a una finca propiedad de Ángel a pintar una puerta en la comunidad Rodalquilar, Níjar.

Agregó que en el camino de acceso a la casa de la abuela se encontró con el niño jugando, a quien preguntó qué hacia ahí y él le respondió que era "muy pronto para ir donde Rosita y que estaba haciendo un poco de tiempo".

Le pidió subir al vehículo para que le acompañara a la finca y le dijo que después lo llevaría nueva vez para que pudiera jugar con los niños.

En el documento publicado por la cadena de noticias La Sexta (www.lasexta.com), del grupo Atresmedia, la mujer añadió que al llegar a la propiedad desactivó la alarma, abrió puertas y ventanas porque “olía a pintura”, mientras el niño jugaba afuera.

Fue entonces cuando vio al niño coger un hacha en el jardín y asegura que le dijo que la dejase porque podía hacerse daño, que entonces éste entró a la casa y le contestó que se callara, que "siempre tenía que decirle lo que tenía que hacer", que la insultó diciéndole que era una "negra fea" y que se "fuera a Santo Domingo" (capital de República Dominicana).

Según la mujer, la discusión continuó con un forcejeo para quitarle el hacha, "taponándole la boca a la vez para que se callara y no le insultara, que le apretó la boca y la nariz", y que cuando se dio cuenta ya no respiraba.

Dijo que se asustó "muchísimo, se bloqueó y no sabía qué hacer", que se quedó fumando sin saber qué hacer porque le había hecho daño al niño y a Ángel, hasta que lo enterró en una zona próxima a la piscina, lugar en el que antes había hecho un agujero y tierra.

Al ser preguntada sobre por qué se desplazó su hija a la provincia de Almería tras la desaparición de Gabriel, manifestó que no tenía nada que ver con los hechos y que se había trasladado para darles ánimos a ella y a Ángel, y a colaborar en la búsqueda.

Por último, afirmó que no quería "hacerle daño a Gabriel ni a nadie".