EL GRAN SALTO DIPLOMÁTICO
El país espera captar inversiones millonarias de China Continental
EL HISTÓRICO ANUNCIO FUE REALIZADO ANOCHE POR FLAVIO DARÍO ESPINAL EN PALACIO NACIONAL
Luego de 69 años de relaciones diplomáticas con la República Dominicana, el Gobierno rompió anoche sus lazos diplomáticos con Taiwán y, en cambio, los estableció con la República Popular China.
La tradición y costumbres indican que cuando un país rompe relaciones con otro se otorga un plazo regularmente de 72 horas para la salida del embajador.
También debe acordarse un trato a las familias de acuerdo a la Convención de Viena. Por ejemplo, cuando Arabia Saudita rompió con Irán, le dio un plazo de 24 horas para la salida del país de su delegación diplomática, lo que fue considerado un extremo.
Con el giro diplomático hacia la llamada China Continental, solo 10 países de América Latina conservan lazos con Taiwán.
El ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, y el canciller Miguel Vargas Maldonado, firmaron en suelo chino el establecimiento de las relaciones con el gigante asiático.
“Esta ha sido una decisión tomada tras un exhaustivo estudio de nuestras perspectivas de futuro. China es la segunda economía global, líder en manufactura y exportaciones a nivel mundial, factores que generarán beneficios económicos y sociales para nuestro país”, escribió Peralta en su Twitter desde China.
Ante una atmósfera de expectativas y sin permitir preguntas a los periodistas, el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Flavio Darío Espinal, fue el encargado de anunciar anoche ante el país la nueva medida durante una rueda de prensa en el Palacio Nacional.
A continuación el texto íntegro del transcendental anuncio: Anunciamos a la nación dominicana que hemos tomado la decisión de establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China, con el convencimiento de que esta decisión será extraordinariamente positiva para el futuro de nuestro país.
Con este objetivo, el canciller de la República, Miguel Vargas Maldonado, y el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, se encuentran hoy en Beijing para firmar un Comunicado conjunto, en donde se establecen las relaciones diplomáticas entre nuestros países.
Dichas relaciones se están dando a conocer en un acto público que tiene lugar en estos momentos en la capital china, donde son horas de la mañana del martes.
Por nuestra parte, la decisión de tomar este paso ha sido largamente meditada y consultada con amplios sectores políticos y económicos del país, tomando en cuenta principalmente las necesidades, potencialidades y perspectivas de futuro para el pueblo dominicano.
China es hoy la segunda economía global y su base manufacturera y exportadora es líder mundial. Tiene el sistema bancario con mayores depósitos del mundo, su población es el consumidor con una demanda más creciente de productos y su territorio es tanto el destino como el origen de algunas de las empresas más innovadoras del mundo, en terrenos que van desde la inteligencia artificial a las ciencias de la salud.
Por años, los sectores productivos dominicanos han solicitado un mayor acercamiento diplomático, comercial y económico con China, un Estado que por sí sólo representa el 20% de la población mundial, con más de 1,300 millones de habitantes.
Es preciso puntualizar que, incluso en ausencia de relaciones diplomáticas, el comercio bilateral entre nuestras dos naciones ha crecido año tras año hasta el punto que hoy China es el segundo suplidor de nuestras importaciones.
Con un intercambio comercial anual que ronda los $2,000 millones de dólares, nuestro país es el segundo socio comercial para China de la zona caribeña y Centroamérica.
Por supuesto, entendemos que ahora que pasamos a establecer relaciones diplomáticas, el potencial de crecimiento de nuestros lazos comerciales es inmenso.
La formalización de nuestras relaciones también es un reconocimiento a la comunidad chino-dominicana, que ha tenido una larga trayectoria participando en todas las actividades económicas, sociales y culturales de nuestro país. Entendemos que esta comunidad es un enlace natural para esta nueva etapa entre las dos naciones.
Estamos, efectivamente, entrando en una nueva etapa en materia de política exterior. En los siguientes meses y años se abrirán paulatinamente enormes oportunidades de cooperación, no solo en el terreno comercial, sino también financiero, tecnológico, turístico, educativo o energético.
Por poner un solo ejemplo, más de 135 millones de turistas chinos visitan anualmente destinos internacionales. El establecimiento de estas relaciones diplomáticas permitirá que parte de ese turismo fluya hacia nuestro país en un futuro próximo. Y esa es tan solo una de las cosas que van a mejorar.
Como parte ineludible de este acuerdo el Gobierno de la República Dominicana reconoce que existe una sola China en el mundo y Taiwán forma parte inalienable del territorio chino.
En la tarde de hoy hemos comunicado la ruptura de las relaciones diplomáticas mantenidas hasta el momento con Taiwán, a quien agradecemos profundamente la cooperación que hemos compartido durante años y que ha permitido el desarrollo de numerosos programas de gran importancia para nuestro país. Sin embargo, la historia y la realidad socioeconómica nos obligan ahora a un cambio de rumbo. Nuestro gobierno confía en que la nueva situación producto de esta decisión se manejará de la manera más constructiva y fluida posible.
Mirando al futuro, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y la República Popular China tiene un gran potencial en todos los ámbitos.
A partir de hoy las instituciones públicas y privadas dominicanas estarán activas para firmar los acuerdos necesarios en el corto y mediano plazo en materia turística, comercial, agrícola, cultural, educativa, tecnología, inversiones y en todos aquellos temas que sean de beneficio para nuestros pueblos.
Hoy hemos dado un paso de gran trascendencia. Sobre la base de la solidaridad y el respeto mutuo, las relaciones entre República Dominicana y la República Popular China van a dar un giro histórico, con consecuencias extraordinarias para las presentes y futuras generaciones de ambos países.