La República

FUE APRESADO EN UN PARQUE

"De solo verlo ese hombre daba miedo"

Su personalidad. Víctor Alexander Portorreal Mendoza era conocido también como Alex, Greña, El Metálico y Chamán Chakra, y en el barrio dicen que era sumamente tranquilo y que no hablaba con nadie.

Santiago Benjamín de la CruzSanto Domingo

Su aspecto daba escalofríos. Es la aseveración espontánea y sin titubeos de algunos que con cierta frecuencia veían a Víctor Alexander Portorreal Mendoza en el barrio 30 de Mayo, donde vivió un tiempo con su madre y que visitaba con frecuencia después de haberse casado.

El confeso asesino de su pareja y sus tres hijastros no conservó amigos en el barrio 30 de Mayo. No hablaba con nadie en el sector Enriquillo y siempre caminaba cabizbajo, lo que hacía creer a los residentes de la zona que tenía algún problema o que pertenecía a alguna secta satánica, porque siempre vestía de negro, tenía el pelo largo, se pintaba las uñas y ojos de negro, y se trasladaba en una motocicleta Harley Davidson.

El pasado viernes Portorreal Mendoza, de 30 años de edad, admitió haber matado a su pareja y a los tres niños, y dijo sentirse arrepentido por cometer esos cuatro asesinatos que han conmocionado a la sociedad dominicana. “Ese muchacho es un hombre sumamente tranquilo que no hablaba con nadie en este barrio. Nosotros por aquí lo conocíamos, pero solo de vista, porque él no nos hablaba, y mejor así, porque ese hombre hasta daba miedo”, expresa Miguel, uno de los hombres que presenció el apresamiento de Portorreal el pasado viernes.

Miguel, quien asegura que Portorreal era metálico, dijo que “estoy seguro que cometió ese crimen estando bien drogado, y lo digo porque yo también era metálico, y las personas que pertenecen a esos grupos para realizar cualquier actividad deben estar drogados”.

“Yo mismo pensé que esa no es vida, estar drogándose a cada rato y cuando hacían cualquier actividad eso era todo el mundo drogado. Hacíamos de todo y nadie sabía lo que realmente estaba haciendo”, dice.

El apresamiento A las 7:00 de la mañana del viernes, Portorreal Mendoza estaba sentado en la acera de un pequeño parque ubicado en el barrio 30 de Mayo. Estaba cabizbajo y con una pequeña mochila en su espalda.

En ese momento Miguel le preguntó qué le pasaba, y Portorreal movió la cabeza de un lado a otro para indicar que nada.

Pasados varios minutos, entró al parque y se acostó en el piso con los pies hacia arriba pegados de una pared. En esa posición y con sus brazos sobre la cabeza duró casi una hora. De acuerdo con una persona que pudo verlo desde tempranas horas del viernes, se veía confundido y muy preocupado.

“Yo quería ir a preguntarle otra vez qué le pasaba, pero realmente ese hombre me daba miedo, por su aspecto, aunque ese día ya se había cortado el pelo y andaba con ropa normal”, dijo.

Manifestó que lo más lejos que tenía era que Portorreal Mendoza había asesinado a su pareja y sus tres hijastros. Fue a las 8:00 de la mañana cuando llegó una camioneta de la Policía Nacional al parque, los agentes fueron directamente donde estaba, lo agarraron y él sin hacer resistencia, subió al vehículo.

“Ese apresamiento no tomó ni cinco minutos”, precisó.