Hijas de amiga del "británico de Cotuí" no quieren ir a la escuela por burlas

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Ricardo SantanaCotuí, Sáchez Ramírez

Wilfa Soto, la mujer de Cotuí que hace seis meses conoció a través de facebook al británico que llegó al país para conocerla solo con un boleto de llegada, pide respeto y consideración para sus hijas de 11 y 14 años, para ella y su familia.

Soto dijo que se siente acosada por la gente y que sus hijas no quieren ir a la escuela de Hato del Castillo, debido a la burla de sus compañeros de estudios y de otras personas.

Periodistas locales notaron que la residencia de su madre, donde reside Soto con sus hijas, estaba cerrada porque se encontraba en Santo Domingo.

El británico Glyn Thomas, ya no pernocta el área, porque fue sacado mediante orden judicial del entorno de la mujer y enviado al hospital Francisco Celvanti de Santo Domingo para evaluación psiquiátrica.

La mujer conversó con periodistas locales tras su salida del Palacio de Justicia de Cotuí y pidió a la gente que la dejen tranquila.

Asimismo, contó que fue a buscarlo al Aeropuerto de Punta Cana en un taxi vinculado a la familia y que solo le cobró tres mil pesos y que cuando le dijeron al británico que pagara la tarifa le comunicó que no tenía dinero.

Igualmente manifestó que ella y sus familiares notaron de inmediato que Thomas no era normal, porque se comió una funda de pan con café que tenía su madre encima de una mesa.

Subrayó que le pidieron al extranjero que abandonara la casa, pero que se tornó violento, por lo que decidió querellarse en la fiscalía local por maltrato.

Sostuvo que por esa razón decidió pedir ayuda a través de las redes sociales para que el británico retorne a su país.

La jueza de la Instrucción del Distrito Judicial de Sánchez Ramírez, Mairelis Lazala, dispuso como medida de coerción el envío del británico al hospital Francisco Calventi, en Santo Domingo, para una evaluación médica.

La magistrada Lazala tomó la medida tras acoger a un pedido del Ministerio Público.

Previo a la audiencia, una sicologa evaluó al ciudadano de Gran Bretaña, la cual manifestó en el tribunal que éste padece de un trastorno conductual.

Al británico lo asistió la defensora pública Amadamaris Rodríguez.

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