La República

SERIE ESPECIAL (3)

Dos historias de niñas abusadas

LOS INFRACTORES APROVECHAN LA INOCENCIA DE LAS MENORES DE EDAD PARA PERSUADIRLAS, ENGAÑARLAS Y ABANDONARLAS

Captar al menor. Los tratantes y traficantes de menores de edad captan a las víctimas que cumplen los requisitos que buscan, o localizan a otra menor para que convenza a los demás. Estos buscan mediante razones y todo tipo de argumentos que los infantes actúen o piensen del modo que ellos desean.

Santiago Benjamín de la CruzPuerto Plata

Sosúa, Boca Chica, Puerto Plata, Santo Domingo y Punta Cana son las zonas del país donde más casos se han registrado de menores de edad que han sido explotados sexualmente.

Pequeños barrios de Puerto Plata se han convertido en los más visitados por tratantes y traficantes de menores, quienes se trasladan a esos lugares empobrecidos para captar infantes.

Los casos de las niñas Miguelina y Martha (nombres ficticios) son dos de los que han ocurrido en Puerto Plata.

En esas ocasiones, los infractores no persuadieron a sus víctimas, sino que permanecieron días observando a las infantes y luego otras menores fueron adiestradas para que convencieran a las demás.

En el caso de Miguelina, uno de los explotadores sexuales, de nacionalidad dominicana, fue apresado, pero se desconoce el paradero de una adolescente que participó en el delito para ayudar a persuadir a la menor.

Mientras, el caso de Martha va más allá, no solamente fue explotada sexualmente por varios hombres a cambio de nada, pues desde la primera palabra que le pronunciaron todo era un engaño, sino que cuando sus familiares la localizaron con ayuda de las autoridades, estaba pidiendo dinero en la calle bajo los efectos de drogas.

ALGUNOS MENORES TAMBIÉN SON SOMETIDOS A ABUSO LABORAL Una menor captó a otra para que la aprovecharan La niña Miguelina Herrera (nombre ficticio) de 11 años, jugaba muy entretenida con otras menores frente a su vivienda ubicada en un barrio de Puerto Plata. La pequeña tenía más de cinco horas recreándose con sus amigas, por lo que su madre salió de la vivienda a buscarla.

Cuando la madre de la niña sale a buscar a la menor de sus tres hijos, se da cuenta que dos hombres observaban detenidamente a todas las pequeñas que estaban jugando juntas. Pero que miraran a su hija y a las otras niñas no era lo que le preocupaba a la mujer, sino la forma en la que los hombres las estaban mirando.

“Fue algo muy extraño, de verdad que sí. Es normal que uno o dos hombres miren a niñas jugar, quizás puede ser el padre de una de ellas, pero la forma en la que esos dos hombres miraban al grupo donde estaba mi hija era extraña, no sé, no me gustó”, expresa la madre de Miguelina.

De inmediato, la madre de la menor, quien prefirió ocultar su identidad para proteger la de su hija, salió a buscar a la niña y la llevó a la casa.

No le dijo lo que estaba pasando, simplemente la mandó a bañar, le dio comida y juntas comenzaron a ver televisión.

Otra menor la captó Miguelina estaba un poco rebelde desde hacía varios meses. No quería hacer oficios, se quejaba de todo e incluso, le alzaba la voz a su madre.

La mujer quería llevarla a algún psicólogo o alguien que descifrara qué le pasaba a su pequeña, pero su condición económica no la dejaba, pues es padre y madre para sus tres hijos.

“Varias veces se fue con sus amiguitas a jugar y no me decía. Yo me volvía loca buscándola y después aparecía de la nada. Yo le daba su pela, porque definitivamente no podía permitir que ella hiciera eso”, dice la madre.

Otro día normal su hija se fue a jugar frente a su casa, pero en esa ocasión pidió permiso. La madre de Miguelina estaba haciendo algo de merienda y cada cierto tiempo salía a supervisar a su hija, pero se dio cuenta que no estaba jugando, sino hablando con otra niña.

Cuando la infante llegó a la casa estaba muy callada. No pronunciaba ninguna palabra y cuando su madre le llevó la cena dijo que no quería.

Así transcurrió toda la noche. La menor se encerró en la habitación que compartía con sus dos hermanos hasta que al día siguiente, cuando todos se levantaron, Miguelina no estaba en la casa.

Nadie se dio cuenta cuándo se fue, ni sus hermanos que duermen con ella. Su madre fue a la Policía y puso la denuncia de que estaba desaparecida. Los comentarios comenzaron a surgir, hasta que una mujer se acercó y dijo que vio a Miguelina cuando se subía a una motocicleta con otra menor, y que era conducida por un hombre.

Se determinó que la menor estaba en Sosúa, donde junto a la otra con la que estaba hablando aquella tarde que salió a jugar, era prostituida por un hombre a cambio de dinero.

La Policía Nacional apresó al hombre, mientras que Miguelina en la actualidad se encuentra en el Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani).

La otra menor logró escapar y no ha sido localizada por los agentes de la Policía Nacional.

DOBLE MANIPULACIÓN Cuando la rescataron estaba en la calle pidiendo Los familiares de Martha Soto (nombre ficticio), quienes son oriundos de Sosúa, pero residen en Puerto Plata, contaron que no es muy común que transiten vehículos lujosos por la zona donde viven, y que durante más de tres semanas se desplazó un carro con todos los cristales oscuros.

“Ese carro reflejaba misterio. Todos los vidrios estaban oscuros y se paraba durante horas cerca del parque de aquí”, expresa la tía de Martha.

Dice que ella cuida a su sobrina mientras su hermana trabaja, y que no se había dado cuenta de lo que estaba a punto de pasar.

“Me dijeron que una persona se desmontó del carro y comenzó a hablar con mi sobrina y otras niñas cuando se pararon en el parque después que salieron de la escuela”, manifiesta.

Indica que su sobrina, de 14 años, comenzó a llevar dinero a la casa y prendas que ninguno de sus familiares le habían comprado, por lo que alertó a su hermana y juntas hablaron con Martha.

Le preguntaron sobre la procedencia del dinero y las prendas, pero la menor no decía nada. Las preguntas eran constantes, hasta que Martha se molestó y se fue de la casa.

“Nosotras pensamos que iba a volver, pero pasó un día y nada de ella, no estaba yendo ni a la escuela. Nosotros pusimos la denuncia y explicamos todo. Que ella había hablado con una persona desconocida, que estaba llevando dinero a la casa y la Policía comenzó a sospechar de lo que estaba ocurriendo”, dice.

Dos semanas después, de acuerdo con los familiares de la menor, la Policía dio con su paradero. Estaba en Sosúa, y aparte de ser explotada sexualmente, también era obligada a pedir dinero en la calle.

“Cuando la vimos estaba como drogada, como que no reaccionaba. Estaba sucia y eso me partió el alma. Después la misma Policía hizo los trámites y la llevaron a Conani. Duró allá como dos meses y ya está con nosotros”, dijo la tía.

Martha, que es hija única, está tranquila, según sus familiares, y asiste a la escuela, mientras que su explotador todavía no ha sido apresado por la Policía.

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