ENFOQUE
Los pilotos de la Patria
LA ERA DE TRUJILLO NO TERMINÓ CON SU MUERTE EL 30 DE MAYO DE 1961
“Algunos se elevan
por el pecado,
otros caen por la virtud”.
-Shakespeare-
La historia del complot de los pilotos del 19 de noviembre de 1961 pocos la conocen bien, quizás por falta de difusión, aunque es de justicia reconocer los aportes sobre este tema provenientes de plumas prestigiosas como la de los periodistas e intelectuales Miguel Guerrero, Emilio Herasme Peña (EPD), y el general escritor José Miguel Soto Jiménez.
El momento del reconocimiento público sobre el papel jugado por los pilotos de la Fuerza Aérea Dominicana( FAD) ha llegado para dar a conocer sus maniobras estratégicas, con las cuales ellos excluyeron del mando político y militar a los remanentes del trujillismo, encarnados en los llamados “malvados tíos”, el generalísimo Héctor B. Trujillo Molina (Negro), y el general José Arismendi Trujillo Molina (Petán), así como la tenebrosa figura de Johnny Abbes García, jefe del temido Servicio de Inteligencia Militar (SIM), causante de juicios de valor errados e injustos sobre el proceder de la mayoría de los militares en la Era de Trujillo, formados en el correr de los años en las fraguas de los cuarteles.
Como es sabido, el hijo mayor del dictador, general de cuatro estrellas, jefe de Estado Mayor General Conjunto de Aire, Mar y Tierra, Rafael Leonidas Trujillo Martínez (Ramfis) -sin formación militar profesional-, y su cofradía de militares académicos, conformaron una fuerza militar combinada con el mayor poder de fuego de la República, aviones de combate y bombarderos, blindados, artillería e infantería, con la particularidad de que sus soldados vivían en una zona militar con iglesia, cine, hospital, centro deportivo, etc.; con el estratégico propósito de que no tuvieran ninguna necesidad de salir de su base de servicio, quedando prácticamente aislados del resto de la población.
Las presentes generaciones, por desconocer la historia, creen que con los valientes acontecimientos del 30 de mayo de 1961 se acabó la Era de Trujillo, pero está claro que no fue así, ya que las estructuras represivas seguían intactas, a pesar de estar el llamado “Benefactor de la Patria” fuera del escenario. Hay que ver cómo en una milicia disciplinada hasta la médula, con obediencia ciega al mando superior, donde se inculcaba que “la guardia leía al revés y al derecho”, el teniente coronel piloto Manuel Durán Guzmán, FAD, jefe de operaciones aéreas, tuvo el discernimiento e iniciativa de exponerse a una salida militar al trujillismo.
Cabe destacar la participación del teniente coronel piloto Néstor González Pomares, FAD, comandante de escuadrón, y piloto de los aviones Vampiro MK-5, quien voló a Santiago de los Caballeros a convencer al general de brigada piloto Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría, FAD, comandante de la Base Aérea de Santiago, por su dote de mando, prestigio y relación con otros jefes militares y algunos políticos de la época.
La participación del general Rodríguez E., en ese hecho histórico evitó la llamada Operación Luz Verde o Matanza de San Bartolomé, asesinatos en masa, planeados por el SIM y los llamados malvados tíos, quienes tenían planificado quitarle la vida a altos dirigentes políticos de la Unión Cívica Nacional, como el licenciado Viriato Fiallo, así como a miembros del Movimiento 14 de Junio.
También formó parte desde sus inicios el teniente coronel piloto Raymundo Polanco Alegría, FAD, comandante del Grupo de Caza Ramfis, y el teniente coronel piloto Fernández Smester, FAD, y muchos más.
La orden directa era no disparar a edificaciones, pues la intención era realizar ataques disuasivos no destructivos, claro, advirtiendo al Ejército y a San Isidro apuntar sus armas pesadas hacia abajo, y concentrar su material bélico en el centro de las explanadas para que los vuelos de reconocimiento los detectaran y evitaran confrontaciones que lamentar entre hermanos de armas, en ese entonces con disparidad de criterios.
El mayor general piloto Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría, voló más alto que la visión política del momento -la cual no tenía una definición concreta-, al entregar el mando y subordinarse al poder civil representado por el doctor Joaquín Balaguer en una situación de crisis política, en la cual aún gravitaba la subametralladora Thompson de Petán Trujillo en el proceso de toma de decisiones.
Dentro de ese contexto, los Trujillo, erróneamente, aún veían al presidente Joaquín Balaguer, como un subalterno, -no descartaban la posibilidad de asesinarlo-, que debía ser sustituido por Petán Trujillo en la presidencia, y el mayor general Fernando Sánchez (Tunti), jefe de Estado Mayor de la FAD, todavía maniobraba para seguir al mando de San Isidro, y después convertirse en secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, como era la intención de Ramfis -sin vocación de mando-, al salir del país, por lo que el entonces joven general piloto Rodríguez Echavarría, tenía que lidiar con una compleja y en ese entonces desconocida crisis del mando y sus dilemas.
Los errores estratégicos del general Rodríguez Echavarría por falta de experiencia política, en un período caracterizado por golpes, autogolpes y contragolpes, en los intentos de toma de poder y organizar el país, debemos ser muy cuidadosos en juzgarlos sin antes sopesar el momento histórico que se vivía después del 30 de mayo de 1961, donde por tres décadas todo lo decidía la voz de flauta del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina, y el músculo de la iniciativa estaba atrofiado por la inacción y el temor al jefe, situación que, aunque en menor grado, aún persiste.
¿Cómo es posible que las presentes generaciones no sepan quiénes fueron esos valientes pilotos que hicieron posible que el 19 de noviembre de 1961 sea el verdadero día de la libertad?
El general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría, con el poder militar en sus manos, tiene el indiscutible mérito de haber cerrado el telón de la dictadura, apoyando a Balaguer, un Presidente civil, tras 31 años de dictadura militar, quien maniobró para retener el poder, ya sin Trujillo, y con el apoyo del general Rodríguez Echavarría, instaló el primer Consejo de Estado -se dice que a pedidos del presidente John F. Kennedy-, nombrando el 22 de noviembre al general Rodríguez Echavarría como secretario de Estado de las Fuerzas Armadas y a su hermano Pedro Santiago como Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana.
Continuando con esta traza de la historia, después de la huelga del 28 de noviembre de 1961, que según analistas le restó liderazgo al general en mención por el manejo político que él reflejó, obviamente por la falta de experiencia en esas lides, así como el lamentable hecho del ametrallamiento del Parque Independencia el 16 de enero de 1962, un acontecimiento lleno de provocaciones insensatas, aún no esclarecido. Es en medio de esta caótica situación, cargada de confusiones e indecisiones cuando se pidió la renuncia de Balaguer y de Rodríguez Echavarría, y este último, atrapado en medio de ese vendaval, intentando mantener el control militar de la situación, ordenó apresar a tres de los siete miembros del Consejo de Estado, enviándolos a confinar en la Base Aérea de San Isidro.
Ya Balaguer asilado en la Nunciatura, el general Rodríguez Echavarría, se dice que asesorado y altamente influenciado por políticos que por conveniencia siempre ocultaron ese detalle, formó una Junta Cívico Militar, encabezada por el doctor Huberto Bogaert, pero fue apresado dos días después, el 18 de enero, por el entonces mayor Rafael Fernández Domínguez, quien se hizo acompañar, entre otros, por el entonces teniente coronel Elías Wessin y Wessin, FAD, restaurando el Consejo de Estado.
Los pilotos militares de la FAD, a pesar de estar formados bajo la doctrina Trujillo, hicieron volar su iniciativa formando escuadrillas patrióticas tratando de navegar sobre el espacio aéreo de la institucionalidad y la vida en democracia verdadera, lamentablemente aún desconocidas por los dominicanos, las únicas vías al progreso y que nos permitirán otear el horizonte de la felicidad y las luces de la civilización.
Rindamos honor a quien honor merece y presentemos el respeto de una Patria agradecida a esos bravos militares del aire que ya deben pasar de manera definitiva a las páginas de oro de la historia dominicana.
Loor a los pilotos de la FAD del 19 de noviembre de 1961.
¡El Día de la Libertad!