PANORAMA POLÍTICO

Grupos detractores en Haití descargan enojo contra RD

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Guarionex Rosa / Especial Para Listín DiarioSanto Domingo

El Presidente Medina busca, al parecer, curar el país en salud con el envío de una considerable ayuda para reparar los caminos en las aéreas del suroeste de Haití y alimentar a la población damnificada tras el paso del huracán Matthew, que devastó esa parte de la isla.

Quizás por esa percepción general que tienen los dominicanos, partidarios, opositores y personas independientes sobre la ayuda oficial, que ha sido cuantiosa, a Medina le dan el beneficio de la duda en el menor caso o lo apoyan abiertamente por la gravedad de la situación.

El de Haití ha sido un tema demasiado presente en la agenda dominicana y de la comunidad internacional, para bien o para mal, tras las repetidas catástrofes de los últimos años y su interminable crisis política, que hasta a la campaña electoral de Estados Unidos ha llegado.

Es inevitable que la participación dominicana en Haití, apreciada por el régimen provisional del presidente Jocelerme Privert, tenga también sus detractores, sobre todo entre la clase alta e intelectual de Haití que ve con preocupación la intervención extranjera.

Haití tiene una fuerza militar de las Naciones Unidas, la MINUSTAH, cuyo papel es de estabilizar ese país tras las turbulencias sociales y políticas que ha vivido en los últimos años y cuya permanencia acaba de ser prorrogada por seis meses más por la organización mundial.

Aunque la aceptaron como una imposición extranjera y porque vino a preservar los bienes y a poner un poco de orden en el país, organizar una policía y asistir en la débil infraestructura de carreteras y hospitales, la llamada “elite” de Haití ha deseado que la misión salga cuanto antes.

A los haitianos comunes, cosa que estudian en la escuela o saben por la tradición oral, le repugna la presencia de tropas extranjeras, lo que se demostró desde la primera intervención norteamericana en 1915, que según los historiadores tuvo el objetivo de pillar al país.

La donación masiva de alimentos y la participación de una flotilla de 500 camiones, palas mecánicas y equipos de construcción, que tiene que ser custodiados por militares dominicanos ante el temor de que puedan ser desvalijados en las carreteras, no siempre se entiende bien.

Evitar éxodo masivo Medina habría tenido en mente cuando reunió a su gabinete para organizar la ayuda a Haití, evitar un éxodo masivo de ciudadanos de ese país víctima de la hambruna que se producirá tras la destrucción de los cultivos de la región suroeste y la propagación de las enfermedades.

La organización Panamericana de la Salud, OPS, está pendiente de que con motivo de la devastación, la destrucción de acueductos y la falta de agua potable, los haitianos afrontan la posibilidad de un retorno del cólera, al parecer traído por el regimiento Nepal de la MINUSTHA.

De Haití el cólera pasó a la República Dominicana lo que produjo muertes y distracción de la atención hospitalaria a miles de pacientes, pese a los esfuerzos de las organizaciones de salud pública dominicanas frente a una epidemia desconocida y que se había erradicado hace tiempo.

Solamente evitar la penetración del cólera y el éxodo masivo de los ciudadanos haitianos a la parte dominicana, podría justificar el esfuerzo del régimen de Medina, que de seguro anticipó las quejas de los que piden resolver los problemas locales antes que los del exterior.

El éxodo de campesinos desamparados haitianos, que son la mayoría de los que cruzan ilegalmente la frontera, le cuesta a la República Dominicana una fortuna que sobrecarga su presupuesto, aparte de las quejas que vienen acompañadas de xenofobia y apatridia.

El gobierno dominicano se ha portado en las circunstancias actuales de Haití con mucho más empeño que los llamados países concernidos con la situación de esa nación, como Estados Unidos, Francia, Canadá y el CARICOM, la unión de los países del Caribe inglés.

Mientras la RD ha manejado con parsimonia la expulsión de los haitianos ilegales que viven en su territorio, Estados Unidos no ha tenido contemplaciones. Hace poco un grupo de senadores pidió al presidente Obama aplicar una enmienda que evitaría las deportaciones.

Otros países de la región, atribulados por la presencia de haitianos en sus fronteras, que buscan encontrar caminos para llegar hasta los Estados Unidos, están deportándolos hacia Haití, así como convictos de crímenes agravados que solamente saben delinquir.

Las Naciones Unidas ha dicho que requiere de 400 millones de dólares solamente para establecer nuevas medidas que permitan enfrentar la epidemia del cólera en los próximos dos años. Ahí no se cuenta lo que gasta la parte dominicana en atención y hospitalización.

El secretario general saliente de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, reconoció la responsabilidad de la organización en que la cólera se esparciera en Haití, se ha dicho siempre que a través del contingente de Nepal, pero no ha emprendido una campaña de salud y pagar daños.

Con ese panorama complejo es que la Comisión Provisional propuso para el día 20 de noviembre, tras el fracaso de tres fechas anteriores, la última de ellas el pasado domingo 9 de Octubre, la celebración de las elecciones. Todavía viven en albergues 175 mil personas damnificadas del terremoto que destruyó Puerto Príncipe en el año 2010.

Tema en campaña USA El tema haitiano está ya en la campaña de los Estados Unidos, propuesto por el candidato republicano, Donald Trump, quien ha acusado a su contrincante del Partido Demócrata, Hillary Clinton de “explotar las necesidades de los haitianos”.

Durante una visita que hizo a la comunidad de Palm Springs, Florida, el magnate inmobiliario y de casinos echó manos al tema en momentos en que su campaña se tambalea y cuando es de apreciación general de las encuestas que la señora Clinton lo aventaja.

Trump denunció que el hermano de Hillary, el empresario Tony Rodham (apellido de soltera de la ex secretaria de estado) maneja negocios en Haití a través de la Fundación Clnton desde 2010 cuando el ex presidente Billy Clinton fue nombrado enviado especial de la ONU. En Haití se dice, aunque no ha sido confirmado, que el señor Rodham está detrás de exploraciones mineras y de otros negocios de futuro y que tales actividades se incrementarían si ganara las elecciones la ex primera dama. De ahí que la “élite” no la ve con buenos ojos.

A raíz de la calamidad del huracán Matthew, el presidente Obama se condolió de la situación de los haitianos y pidió a los norteamericanos enviar sus ayudas al país caribeño. El gobierno ha dispuesto que aviones cargados con agua potable se dirijan a la zona afectada.

Lo probable es que el candidato republicano Truman mantenga el tema haitiano en su agenda de aquí al último debate de la campaña electoral que será el próximo miércoles 19, que podría ser definitivo en marcar una tendencia de quién ganará las elecciones del 8 de noviembre.

No es la primera vez que Trump ataca a la candidatura de la señora Clinton por el tema haitiano. Un comunicado de su campaña en agosto pasado acusó a la Fundación Clinton de haberse preocupado más por los donantes a esa entidad que por los ciudadanos norteamericanos a los que debe servir.

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