La República

LO QUE NO SE VE

La financiarización de la economía un grave problema

Ricardo Pérez FernándezSanto Domingo

La economista Rana Foroohar ha escrito un libro desafiante y atrevido. Uno que ha de ser transcendental y disruptivo, por la importancia y la impostergabilidad de lo que plantea. El libro “Makers and Takers: The Rise of Finance and the Fall of American business” denuncia un mal, una degeneración, que se viene consolidando en las economías avanzadas del mundo, al menos desde las últimas décadas del siglo pasado, y que ha sido bautizado como la “financiarización” de la economía.

Este fenómeno sobre el que profundiza detalladamente Rana Foroohar para el caso particular de Estados Unidos, hace referencia al crecimiento explosivo que han experimentado los sectores financieros de algunas economías, donde su rol de intermediario entre unos que generan excedentes de ingresos ---ahorros--- y otros que necesitan más dinero de lo que ingresan ---créditos---, ha experimentado una transformación verdaderamente radical. Y es que los bancos ya no son lo que una vez fueron. Estos han pasado de ser simples gestores de ahorros y créditos, cuya labor era, esencialmente, propiciar o maximizar la generación de riquezas de los sectores de la economía real, como la industria, el comercio, la agricultura, la construcción, o la explotación de materias primas, a ser ahora, ellos mismos, de manera autónoma e independiente, generadores de riquezas. En otras palabras, la financiarización de las economías es el proceso que abarca la transformación del sector financiero de un medio para fines productivos, a ser él en sí mismo, un fin productivo. ¿Cómo sucedió esto?

En el caso de los Estados Unidos, Rana Foroohar, tomando en consideración escritos e investigaciones de economistas como Greta Krippner, elabora un recuento histórico de cómo a partir del proceso de desregulación iniciado a principio de la década de los 80, el sector financiero fue creciendo y complejizándose hasta convertirse en lo que es hoy, no solo en Estados Unidos, sino en las economías más avanzadas del mundo: una industria de servicios que genera dinero a partir del dinero mismo, sin que esto se traduzca proporcionalmente a generación de riquezas en la economía real.

En la actualidad, el sector financiero estadounidense equivale al 7% del PIB, pero este genera el 25% de todas las ganancias corporativas del país, al tiempo que solo representa el 4% del empleo nacional. Pero peor aún es entender, tal como lo plantea Foroohar, que en la actualidad los sectores productivos de la economía real no son los que orientan el accionar de los actores de la intermediación financiera, sino todo lo contrario: ahora, desafiando la lógica que una vez le suponíamos a los mercados, y desdeñando la relación natural que ha de existir entre un actor secundario nacido para ser un facilitador de recursos, y los protagonistas productivos de la economía, el sector financiero se ha convertido en el centro gravitacional en torno al cual giran los demás actores de la economía.

¿Es buena o es mala? La crisis financiera y global más reciente, ha de ser suficiente para responder esta interrogante. La financiarización de la economía es mala, perversa y aborrecible. Cuando los bancos observan incentivos para apostar, en lugar de prestar con criterio de productividad y sostenibilidad, quedan sentadas las bases para las catástrofes como las vividas en la Gran Depresión de 1929 y en la Gran Recesión suscitada a partir del desbarajuste de la crisis de 2008. Cuando resulta posible generar dinero a partir del dinero mismo, sin que medie ninguna actividad productiva, se privilegian actividades que solo pueden beneficiar a la élite que posee y administra estos dineros, y esta es la razón por la cual la financiarización de la economía profundiza la desigualdad entre aquellos que tienen mucho y aquellos que tienen poco. De hecho, desde el año 2009 el 58% de todo el aumento experimentado en los ingresos de los estadounidenses, ha ido a parar en manos del 1% más rico, mientras que el restante 42% ha tenido que distribuirse entre el 99% de la población.

De igual forma, las riquezas que se derivan de la financiarización de la economía, promueven actividades y conductas que buscan maximizar ingresos y capital, a partir de la creación de intrincados instrumentos financieros, como la “securitización” de las préstamos hipotecarios, que mientras generan ganancias y comisiones al ser transados, infectan de riesgo e insostenibilidad a sectores críticos de la economía real, como fue el caso de la crisis originada en Estados Unidos, y luego esparcida por todo el mundo, a partir de la burbuja del mercado inmobiliario. Y todo esto sucede mientras los principales protagonistas del sistema financiero adquieren, de manera progresiva, más influencia política que les permite aislarse y protegerse de los intentos de control y regulación que han de ejercer sobre ellos las autoridades monetarias y financieras.

La financiarización de la economía, a parte de ser ilógica y absurda, promueve el egoísmo y la destrucción creativa (nunca en el sentido de Schumpeter) de un sector que se sabe impune, y por ende inmune, a las consecuencias de sus acciones, lo que augura una batalla larga y tediosa, para aquellos que como el economista Joseph Stiglitz, el profesor Gerald Davis, el productor Charles Ferguson, y ahora Rana Foroohar, se han propuesto como meta ejercer presión sobre los actores competentes, hasta que el sector financiero vuelva a su rol natural de ser un intermediario.

¿Cómo se identifica el proceso de financiarización? Uno de los datos que identifica con infalibilidad el proceso de financiarización de una economía, es el crecimiento del sector financiero con relación al PIB del país en cuestión. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, el sector financiero como porcentaje del PIB pasó de ser un 4% en 1980, a ser en la actualidad un 7%. Esta tendencia de crecimiento constante del sector financiero, que como hemos dicho anteriormente también se observa en las demás economías desarrolladas del mundo, es el primer indicador, aunque no el único, ---porque también podría darse el caso de que el crecimiento del sector financiero sea correspondido por el ritmo de crecimiento de los sectores productivos de la economía--- de que avanza un proceso de financiarización.

Lo que, sin embargo, es absolutamente compatible con un proceso de financiarización de la economía es la verificación de un crecimiento consistente y significativamente superior del sector financiero sobre los demás sectores productivos de la economía, y para entender esto no hace falta ser economista. Si el rol natural del sector financiero es servir de intermediario entre quienes tienen capital y aquellos que lo necesitan, ¿cómo puede este ---el sector financiero--- crecer y generar mucho más riquezas que aquellos sectores reales de la economía que son quienes utilizan el dinero para incurrir en actividades productivas que generan, distributivamente, empleos, ingresos y riquezas? El expresidente del gobierno español Felipe Gonzales lo plantea de manera elocuente: “cuando la economía financiera crece muy por encima de las necesidades de la economía real, deben sonar las alarmas para evitar un estallido de los movimientos especulativos, de las operaciones fuera de balance, de la multiplicación de los chiringuitos financieros sin control”, y esto anterior, lo plantea a partir de su creencia de que “se ha pasado de la prudente función de intermediación que tenía el sistema financiero a convertirlo en un fin en sí mismo”.

Más adelante en el mismo escrito, plantea el expresidente Gonzales que llamó su atención en 1999 advertir que mientras en esos años la economía real global crecía alrededor de un 3% anual, los flujos financieros globales crecían a una tasa superior al 60% anual. No lo supo entonces, pero en ese momento observaba las vísceras de la crisis financiera global que estallaría en 2008.

A propósito de este último punto, de un sector financiero que crece más vertiginosamente que la economía real, huelga señalar lo siguiente: según análisis de datos oficiales por parte del economista Alejandro Fernández W del portal Argentarium, en 27 de los últimos 32 trimestres, el sector financiero dominicano creció 7.7%, al tiempo que el PIB se expandió a ritmo de 4.6%. ¿Está la República Dominicana sobre la senda de la financiarización? Esperemos que no, pero si así fuera, suponemos que el ente regulador, ya habiendo observado sus nefastas secuelas a nivel mundial, actuaría en consecuencia.

El autor es economista y politólogo

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