A RAÍZ DE LA DESGRACIA
¿Qué conocimientos y funciones tiene un envasador de gas propano?
EL TESTIMONIO DE DOS PERSONAS VINCULADAS AL NEGOCIO DEL GAS PERMITE CONTRASTAR LA CAPACITACIÓN, RESPONSABILIDADES Y PROTECCIÓN QUE RECIBEN ALGUNOS TRABAJADORES EN PLANTAS DE GAS
Pérdida de, al menos, tres vidas humanas; casi una veintena de personas quemadas; comunidades afectadas física y emocionalmente; y cuantiosas pérdidas económicas es lo que han provocado los accidentes en envasadoras de gas licuado de petróleo (GLP) que se han registrado en Santo Domingo estas últimas semanas.
El pasado jueves 4, durante el incendio en la planta Mariot Gas, de Alma Rosa II, el director de la Defensa Civil, mayor general Rafael de Luna Pichirilo, hizo público que, a su entender, “el componente humano ha primado” en los tres últimos casos. De ahí que expresara, la necesidad de que fuera revisada la capacitación del personal que trabaja en el expendio del gas propano.
Dos personas vinculadas al expendio de GLP conversaron con Listindiario.com y contaron cómo fueron preparados por sus empleadores en la prevención de accidentes. Los dos hombres, dominicanos y padres de familia, accedieron a responder las preguntas de este medio bajo la condición de que sea reservada su identidad y la de sus trabajos. Nombres ficticios han sido utilizados.
CASO HÉCTOR Lleva más de diez años trabajando en una envasadora. Solo ha sido entrenado una vez y actúa como supervisor en ausencia del administrador de la planta donde labora, el cual no asiste todos los días. El dueño va pocas veces por el lugar, pese a que tiene una decena de establecimientos similares.
Por problemas de dinero, Héctor, un hombre amable, respetuoso pero un poco corto de palabras, se vio obligado a dejar la universidad antes de terminar sus estudios de Ingeniería eléctrica.
Es un hoy un padre de familia. Cuando ingresó a su trabajo actual, en una envasadora de gas de un sector popular en Santo Domingo, tenía experiencia en labores relacionadas con químicos inflamables, a pesar de ser completamente distintos de GLP. Eso facilitó que recibiera un entrenamiento “más simple”.
Durante dos semanas, el empleado que tenía más tiempo dentro de la planta le capacitó sobre uso correcto de los extintores; cómo ubicarse, respecto a la orientación del viento, cómo manipular el matafuegos, por donde atacar el fuego…
Héctor siente haber recibido una buena capacitación, y asegura que en la actualidad hay cinco extintores en su lugar de trabajo. Sin embargo, a pesar de saber cómo usarlos y dónde encontrarlos en caso de emergencias, no puede asegurar que estén en condiciones óptimas para ser usados, porque hace mucho no se les presenta una emergencia que requiera de su uso.
Junto con él, que es llenador, capacitador y supervisor interino, trabajan actualmente dos agentes de seguridad, contratados a través de una empresa externa; un administrador-supervisor que hace acto de presencia de forma intermitente; y otros dos envasadores, el más nuevo entró hace poco más de un año y fue entrenado por Héctor debido a su experiencia. Pero el propio Héctor solo recibió un entrenamiento hace ya una década. Lo cual debería cambiar a partir de ahora.
De acuerdo a la resolución 2016-31, dada el día de ayer por el Ministerio de Industria y Comercio, tanto Héctor como los dos agentes de seguridad que custodian la envasadora donde trabaja, deberían ser capacitados al menos una vez al año. Es decir, que en el tiempo en que este empleado debió recibir diez cursos recibió solo uno.
El entrenamiento que el MIC ordena sea obligatorio deberá incluir, entre otras cosas, capacitación sobre prácticas de trabajo seguro, propiedades y características del GLP, procedimientos para respuesta ante emergencias y conocimiento íntimo del manejo de sistemas de parada de emergencia, activación de sistemas contra incendios.
Funciones Todos los días, antes de que salga el sol, Héctor abandona su casa y va a la planta. Al llegar a su trabajo lo primero que hace es asegurarse de que todo esté en orden, para abrir la planta. Revisa los depósitos, las mangueras, las maquinas… Luego de esto, comienza oficialmente su jornada laboral.
Al principio, cerca del año 2000, este envasador recibía un salario menor a los 5 mil pesos mensuales; a esta suma se le agregaba una comisión por venta de aproximadamente10 centavos por galón. \
Pero los años y la experiencia han hecho que su trabajo sea mejor remunerado que entonces; ahora gana aproximadamente 15 mil pesos y la comisión por galón le fue aumentada al cien por ciento. “Si vendo 10 mil galones quincenal gano de 5 mil a seis mil mensual”, explica Héctor mientras justifica el monto que recibe.
Pese a no haber sido ascendido, al menos no en lo que a remuneración respecta, Héctor ha ganado responsabilidades dentro de la planta. La experiencia que ha adquirido le permite y obliga a suplir la ausencia de su superior quien, constantemente, se ausenta de la planta para supervisar otras sucursales de la empresa que tiene más de 10 sucursales en diferentes puntos de la ciudad. En caso de haber una emergencia la responsabilidad es toda de la persona más experimentada en la planta: Héctor, el envasador que fue entrenado por otro envasador. La vigilancia de su superior suele ser por teléfono.
“El jefe que yo tengo siempre está con la precaución y vive llamando y diciendo que tengamos cuidado, que cierren las llaves…”, asegura el hombre que en la actualidad hace el trabajo de 3 personas.
Precauciones Donde labora Héctor, es frecuente que se venda gas para amas de casa. Unas veces van a comprarlo caminando, otras en motores. Es en casos como este último que este empleado dice estar teniendo complicaciones desde que, a causa de los accidentes que se han registrado, está tomando más precauciones con las motocicletas.
“Yo trato de tener la precaución, antes no tenía la precaución con los motoristas que se parqueaban en el lugar donde está el dispensador. Estoy tratando de alejar el motorista a diez metros del dispensador porque a veces el motor no le prende y comienzan a pate’a… eso puede ser un peligro”, reflexiona Héctor.
Sobre las precauciones que toma al momento de llenar, explica: “tengo que tener la precaución cuando va un señor en un vehículo. Si van con personas dentro tienen que salir y apagar el carro… si tienen el radio prendido apagarlo… no pueden coger el celular…”. Sin embargo, el conocimiento lo traiciona y le hace decir que el prohibir el uso del celular es porque el cliente se descuida, “y eso hace que se pierda tiempo”. Pero luego, arregla la respuesta y agrega: “si la manguera se ‘safa’ (se desconecta accidentalmente) y hay un derrame de gas, y hay una persona hablando por el teléfono, puede haber un accidente. Porque “el teléfono cuando suena tira una chispa y puede haber un incendio si hay alguna fuga en el establecimiento”.
Propietarios ausentes Héctor, que trabaja para una empresa familiar, generalmente ve a los dueños cuando se van a hacer trabajos de mejora en el establecimiento. “Eso –el negocio- es entre familia, yo lo veo cada equis tiempo cuando hay que hacer una remodelación”. Pero recientemente Héctor vio a su jefe, y no fue para ninguna remodelación.
“Vino antes de ayer y habló con nosotros. Dijo que estamos trabajando bien, que tratemos de tener más precaución en el llenado, que la empresa está a manos de nosotros”, declara el empleado de una envasadora que, al igual que las recientemente accidentadas, está extremadamente cercana viviendas, llegando incluso a compartir pared.
Sobre las acciones que sus jefes tomaran respecto a las viviendas que comparten pared con la envasadora, Héctor responde: “Yo creo que sí que ellos van a tomar más medidas de seguridad, él –el propietario de la planta- estuvo hablando de eso, que cuando vaya una persona a construir muy pegado de la pared le digamos que no es bueno”.
Garantías Héctor, cuya vida puede ser afectada cualquier día, mientras cumple con su trabajo como envasador de gas, tiene una desventaja respecto a muchos empleados de empresas reconocidas: Héctor no puede asegurar que su familia recibirá alguna indemnización si algún día un accidente lo arranca de este mundo.
Luego que este medio le explicó en qué consiste el seguro, a raíz del desconocimiento que él expresó tener sobre el tema, Héctor admite no recordar si su vida está o no asegurada. “No tengo el conocimiento de eso”, dice el hombre que considera que “uno no hace na después que uno se murió”. Pero luego reflexiona diciendo que ese dinero podría servir de algo a su esposa y sus dos hijos.
Primeros auxilios El reglamento 2119, que este mes cumple 43 años de vigente, establece que “toda plataforma de envasado deberá tener a mano un botiquín de primeros auxilios”; pero no manda de forma explícita a la capacitaciónón del personal para su uso.
La empresa que desde hace más de 10 años tiene a Héctor empleado cumple con este mandato del reglamento.
El hombre, que ronda los 45 años está completamente seguro que en la planta hay tres botiquines de emergencias. “El botiquín trae ‘metiole’, algodón, acetaminofén, curita, gasa, creo que traía algo para el dolor de cabeza… no lo reviso mucho”, rememora. Ante la pregunta de qué hay en esos botiquines para tratar quemaduras, en caso de que uno de empleados sufriera una por el contacto con el gas, admite que no, y admite su fallo al agregar que “es un error porque debería estar pendiente de eso y tener conocimiento de que pomada usar para la quemadura”
CASO RICHARD Pero la diferencia entre el trabajo Héctor, en una empresa de nivel medio, y el de Richard, que trabajó durante ocho años para una de las más reconocidas comercializadoras de gas del país, es abismal.
Richard contó a este medio la forma en que fue entrenado por un equipo técnico para unirse al personal de la planta. A lo largo de una semana, videos, manuales, charlas, exposiciones explicando los tipos de incendios y sus manejos, exámenes prácticos y un “entrenamiento de fuego” sirvieron de filtro para su entrada oficial a las plataformas de envasado de gas. Un personal contratado para esos fines se dedicaba a filtrar a cada aspirante a un puesto en esa empresa.
Richard, entró como envasador y, al cabo de un par de años fue ascendido a supervisor, durante los seis años que duró en ese cargo fue actualizado en prácticas seguras y se limitaba a sus trabajos de supervisión.
Precauciones Este hombre, de 39 años, asegura que es tarea de quien supervisa velar porque los envasadores acaten todas las medidas de seguridad. “El supervisor tiene que velar por todo” dice Richard. “A veces los vendedores se confían y quien los supervisa debe estar encima de ellos”, para asegurarse que por fallos humanos pasen accidentes. En la planta que Richard laboró, al menos 10 empleados, para doce metros de estación.
Comenta, además, que la planta donde trabajo contaba con señalizaciones indicando a los consumidores del gas qué precauciones debían tomar mientras estuvieran en el establecimiento.
Richard, que fue entrenado por técnicos especializados asegura que, a pesar de que en la práctica no se hace, lo correcto es apagar el motor de los vehículos, por lo menos, a diez metros de distancia del área de llenado, pero que los conductores no lo hacen por no empujar el carro. A pesar de que la planta contaba con todas las señalizaciones de lugar.
Sobre los primeros auxilios, este exempleado no recuerda haber recibido entrenamiento, y admite no estar seguro si en su anterior trabajo había o no botiquín de emergencia. Pero asume que sí, porque “es un negocio muy organizado”.
Seguimiento Como Richard trabajó para una empresa grande y establecida hace muchos años en el país, es normal que no viera los dueños. Sin embargo, a falta de los propietarios, constantemente recibía capacitaciones de mano del cuerpo de bomberos cercano a la estación y eran visitados por técnicos que la misma envasadora contrataba.
Sobre las precauciones que, él entiende, la empresa podría tomar a raíz de los recientes accidentes, Richard dice no poder opinar, debido a los cinco años que lleva alejado del negocio. Pero se da el permiso de comentar que “es negligencia lo que está pasando –recientemente con las envasadoras- porque los tanqueros deben ser revisados diariamente, lo mismo que las instalaciones y los tanques estacionarios”.
Beneficios Aunque no dio detalles al respecto, Richard, que hace cinco años abandonó las plantas de gas para dedicarse a un negocio propio, dice haber tenido todos los beneficios que la ley contempla.