TENÍA CITA PARA AYER
Madre asesinada en el Cachón de la Rubia y sus hijos vivían aterrados por la violencia de su esposo
HACE SIETE MESES EL ASESINO SE COMPROMETIÓ A VENDER SU PISTOLA Y RECIBIR ASISTENCIA PSICOLÓGICA, NO LO HIZO, Y NADIE VERIFICÓ QUE LO CUMPLIERA
Con sus tres hijos a cuesta, rodó por la casa de sus hermanas, la acogían por turnos para que pudiera huir de su perseguidor. El domingo fueron hasta San José de Ocoa, Hasta allá llegó Bienvenido Roa Alcántara, pero ya Ingrid Encarnación había salido hacia la capital. No estaba a salvo. Su esposo la encontró. Saltó una pared, golpeó a un cuñado de Ingrid con la cacha de su pistola y a otro lo encañonó. Ella acudió al escuchar los gritos. El padre de sus hijos le disparó siete veces y, luego, se suicidó. Lo que ella había alertado a las autoridades, ocurrió.
Tras 17 años de matrimonio, durante los cuales recibió golpes, represión y aislamiento, no tenía teléfono ni redes sociales, Ingrid logró hace siete meses que su marido acudiera a una cita con las autoridades de Violencia de Género. Él se comprometió a asistir a terapia y a vender su pistola. No cumplió ninguna de las dos promesas, pero nadie le dio seguimiento para verificar si lo había hecho o no.
Desesperada, aterrada, al igual que sus tres hijos, Ingrid volvió a pedir ayuda. En la Unidad de Violencia de Género le entregaron una citación para su esposo. Pero, como han denunciado muchas mujeres, le dijeron que ella debía entregársela. Es decir, Ingrid debía acercarse al hombre que la perseguía y la amenazaba con matarla para darle un papel que, de seguro, lo volvería aun más colérico. Esto sola, sin apoyo alguno. Ingrid no lo hizo. La cita era para este jueves 13 de agosto. Murió un día antes. Reproducimos el contenido del papel que, después de dar numerosos viajes a la Unidad de Violencia de Género le entregaron a esta mujer asesinada frente a sus hijos, sobrinos, cuñados y una hermana.
“Cortésmente, le invitamos a comparecer ante la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de género, sexual e intrafamiliar de Santo Domingo, en la calle Puerto Rico número 103, Alma Rosa, el día 13 de agosto del año 2015, en horas de la 6:00 p.m., para tratar asuntos que interesan a este departamento en conjunto con la señor (a) Ingrid Carolina Encarnación Pujols de Roa. Motivo de la denuncia, violación de la ley 24-97.
El terror, el miedo a perder la vida, fue el sentimiento que acompañó a Ingrid Encarnación y sus tres hijos, de 15, 11 y tres años, durante los años de convivencia con su esposo Bienvenido Roa Alcántara, hasta que éste mató a la mujer, de 34 años, al propinarle los 7 disparos, de los cuales, el primero fue en la cabeza. La tragedia ocurrió el miércoles pasadas las 8:00 pm de la noche.
En su afán por dejar de vivir el maltrato de su esposo, con quien decidió compartir su vida desde los 17 años, Ingrid decidió hace 17 días, dejar al padre de sus hijos y el hombre que la vio pasar de adolescente a mujer.
Los hijos del matrimonio le temían a su padre, les aterraba la forma en la que golpeaba a su madre y el maltrato económico que al que los sometía, ya que, en una ocasión, les dejó durante tres días sin comida, ni dinero. “Una vecina les daba hasta el agua”, contó Juana Pujols, madre de la mujer asesinada,
Ingrid tenía prohibido tener celular y el uso de redes sociales, según contó a éste medio su hermana, Altagracia Encarnación. Ella era estudiante de diseño de interiores en el Instituto Superior Técnico Comunitario, a donde su esposo la llevaba y la traía.
Pujols cuenta, llena de indignación, que su hija constantemente llegaba con moretones en la cara y el cuerpo y que su agresor iba a la casa de la señora a pedirle perdón por lo que le había hecho a Ingrid.
“En una ocasión yo agarré un palo para darle”, contó la madre llorosa.
Hace siete meses la pareja se separó por los maltratos que le propinaba el padre de sus hijos a la mujer.
Esta vez, la separación de la pareja sucedió porque, según su hermana Francia Encarnación, el pasado día del padre el agresor la golpeó en la cabeza. De ahí en adelante tanto Ingrid como sus hijos visitaron la casa de varias hermanas en busca de refugio, todo esto mientras trataba de someter a su esposo a la justicia
Tanto Altagracia como Francia Encarnación y Juana Pujols contaron que esta era la segunda vez que la occisa trataba de que una fiscalía solucionara la agresividad de su esposo, y quitara de su poder la pistola con la cual, en más de una ocasión, Bienvenido Roa sometió a la madre de sus hijos a su voluntad.
“En la primera ocasión él prometió que vendería la pistola y lo enviaron a tomar terapia”, pero nadie le dio seguimiento para constatar que, efectivamente, tomara las terapias y vendiera la pistola.
La segunda ocasión, cuentan los familiares de Ingrid, fue en la fiscalía del Ensanche Alma Rosa, ubicada en la calle Puerto Rico. A esa fiscalía ella tuvo que ir más de una vez porque le decían que regresara el día siguiente.
Luego de varios reenvíos, y tras amenazar con denunciar ante la prensa lo que a una de sus hermanas le parecía insólito, la hoy occisa y su hermana consiguieron que la fiscal Julissa Alcántara, sacara tiempo para atender su caso, ya que les había dicho en ocasiones anteriores “No tengo tiempo para atenderte, vuelve”, narró Francia Encarnación..
A las cuatro de la tarde de ayer, Ingrid Encarnación y su esposo debían asistir a la cita con la fiscal. Al parecer, Ingrid iría sola, debido a que la cita se la entregaron a ella para que se la llevara a su agresor, lo cual la aterró aún más, lo que le impidió entregarle la cita a su asesino.
LO QUE PASO ESA NOCHE
La noche del asesinato de Ingrid, sus hijos, sobrinos y algunos hermanos habían regresado del San José de Ocoa, lugar de donde eran oriundas.
Las damas fueron a su provincia natal porque querían que Ingrid olvidara un poco el conflicto que vivía. Hasta allá llego el hombre, pero ellos ya se habían marchado.
Más tarde, Bienvenido Roa llegó a la casa de Francia, ubicada en el Cachón de la Rubia, Santo Domingo Este, en un carro diferente al suyo, se voló la pared de la casa sorprendiendo a dos cuñados de las damas.
“A uno de mis cuñados le dio en la cara con la “cacha” de la pistola, por lo que él cayó en un mueble, entonces al otro lo agarró por el cuello y le dijo: quítate o te mato”, contó Francia.
En ese momento, Ingrid salió y ahí mismo le dio el primer disparo, en la cabeza. Francia, que venía saliendo de tomar un baño, se encontró de frente con el cuerpo de su hermana mientras caía.
“Yo vi cuando todo explotó y ella cayó, uno de los muchachos, que estaba en la puerta, me empujó y yo salí por el balcón, con mis hijos, desnuda”, dijo la mujer todavía en shock. Una sobrina de Ingrid resultó herida al rozarle una bala.
Al lugar llegó una unidad del Sistema Nacional de Emergencia 9-1-1 y una patrulla policial, quienes de inmediato tomaron el control del lugar.
EN EL SEPELIO
En la pequeña sala de la casa de su madre, ubicada en el kilómetro doce y medio de la carretera Mella, eran velados los restos de Ingrid Encarnación. Allí se vivieron momentos de profundo dolor. Su hija de 15 años abrazada a una de sus tías decía entre llantos “Por qué lo hiciste, animal”.
Todos los presentes lamentaban la pérdida de quien es definida como una mujer alegre, que sonreía a pesar del momento que estaba pasando.