LOS PREMIADOS DEL 2014
Un milagro para el mango
INGENIERO QUÍMICO DESCUBRE QUE EN LA PROPIA NATURALEZA ESTÁ LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS AGRÍCOLAS
En la ecuación “El pez más grande se come al pequeño, se agiganta y se hace más atractivo para el pescador, más tentativo para el comprador y más delicioso para el consumidor”, encontró el ingeniero químico Enrique Galindo Fentanes la solución a un problema de exportación agrícola. Después de 12 años desglosando hipótesis sobre un microorganismo que se alimentara de los hongos que atacaban el mango dañando su jugosidad natural, color y sabor, este investigador científico mexicano descubrió que una bacteria podía limpiar esta fruta y conservarla de gran tamaño y calidad. La “Bacillus subtilis 83” fue el elemento bacteriano que encontró el estudioso como opción de control biológico y facilitación del desarrollo de la fruta, ya que para poder sobrevivir necesita infectar microorganismos vivientes, como los hongos, y tomar sus células para reproducirse adquiriendo la tipificación de “parásito intracelular forzoso”. Feliz al recibir su premio “Innovador de América 2014” en la categoría de Empresa e Industria, Galindo Fentanes explicó a LISTÍN DIARIO que la intención de su experimento era agotar un proceso de investigación científica que aportara un elemento nuevo a la producción de esta fruta, rica en nutrientes y propiedades medicinales vitales para la salud. El mango es rico en azúcares, fibras, vitaminas A y C y betacarotenos, que la convierten en un alimento antioxidante y que ayuda a levantar la defensa, a prevenir enfermedades como el cáncer, las alergias, el colesterol y la hipertensión. También favorece el cuidado de la piel y los cabellos, mejora la salud de la vista, controla la gastritis, el estreñimiento, los nervios y la depresión. Para dejar claro el propósito de su empresa, el galardonado especificó que dada la importancia del descubrimiento se vio en la necesidad de crear un producto y comercializarlo para hacer efectivo sus años de estudios biológicos, esfuerzo y tenacidad que tuvo para llegar a la tesis concluyente de que una bacteria podía eliminar los hongos que restaban calidad al mango. México es uno de los principales productores de mango a nivel mundial, pero sólo destina el 14% de su producción para la exportación, debido a una alta incidencia de antracnosis, la enfermedad más común de este fruto y que se caracteriza por la aparición de manchas negras en la superficie del rubro, provocadas por el crecimiento del hongo Colletotrichum gloeosporioides. “Es bueno ver que una idea que uno tuvo y cultivó por 12 años finalmente tiene alguna utilidad práctica y eso es muy satisfactorio. En ese largo camino estuvimos a punto de desertar varias veces, pero afortunadamente trabajamos en equipo y cuando una persona se desanimaba otra la motivaba a no desmayar y llegar a la meta”, expresó de manera nostálgica el investigador. Asumir el reto de instalar una empresa siendo apenas un profesor universitario con bajo salario e inexperiencia en el mundo de los negocios y el emprendedurismo con la ciencia como materia prima fue muy difícil, más no imposible, confesó dando ejemplo a las nuevas generaciones de que si cree en la vitalidad de un proyecto las piezas que faltan irán cayendo donde van. Al relatar la parte de instalación de su empresa, pasando de científico y reconocido profesor de ciencias a exportador de una marca, dijo que realmente el proceso de incubación es complicado porque como se trata de un elemento nuevo mucha gente no quiere invertir en él. Sólo la persistencia y la fe en que lo que has hecho está bien pueden ayudarte a caminar por terrenos pedregosos en el mundo del comercio, aseguró al recordar que tocó numerosas puertas presentando la fórmula científica para que alguien la patentizara y la tecnificara y no obtuvo respuesta. Fue precisamente la estrechez de oportunidades que lo llevó a darse cuenta de que no necesitaba convencer a nadie de que la inversión de capitales en la creación y comercialización interna y externa de un producto biofungicida basado en su invento microbiano era esencial para aumentar las exportaciones del mango. Simplemente lo hizo y funcionó y, hoy, un grito de júbilo escucha en su cerebro cada día al ver que miles de personas agradecen su invento, lo compran, lo venden y promocionan seguros de que con el producto, denominado Fungifree se solucionó un problema agrícola y comercial. “Nosotros, un grupo de profesores científicos, no teníamos la intención de licenciar la tecnología y que de alguna manera vieran la investigación como un método de enriquecimiento. Sólo pretendíamos recibir alguna regalía de motivación económica; sin embargo, transmitimos esa tecnología a varias empresas durante tres años y no logramos concretizar nada”. “Lo intentamos y lo intentamos”-continuó diciendo- y “pensamos en la opción de archivar ese proyecto y comenzar otro, como normalmente pasa con la investigación científica cuando uno concluye un ciclo que pasa a otro. Otra alternativa era fundar una empresa asumiendo un nuevo reto en el que no teníamos ni idea de cómo hacerlo, además de aguantar las fuertes críticas por pasar de científicos a empresarios”. Galindo Fentanes dijo que esa crítica fue la pieza clave en el éxito del proyecto porque el tema se puso en debate, se demostró que la investigación era valiosa y que asumirla como patente para comercialización no era dañino al desarrollo social de nadie, sino por el contrario, garantizaba su permanencia y le daba un valor agregado a México como ente exportador. Al ser cuestionado sobre si era necesario tardar ese tiempo en el desarrollo de la investigación contestó que eso depende del proyecto y las facilidades con que se realice, pues en su caso lo que provocó la demora no fue la comprobación de la efectividad del experimento, sino su presentación formal. “Hay proyectos que duran toda la vida de un investigador, hasta 50 años. A nosotros nos tomó 12 años por la inexperiencia en la creación de un producto con todas las vertientes que tiene: Diseño, empaque, promoción, sistema de venta, etc., pero este es nuestro primer producto, seguimos investigando y vamos a dar mucho más”. Además de Galindo Fentanes, los doctores Leovardo Serrano Carrión, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM y el biólogo Carlos Roberto Gutiérrez, componen la firma comercial denominada Agro&Biotécnia, que opera como empresa de innovación y desarrollo tecnológico y que trabaja ya en ocho nuevos productos biológicos para tratar otras enfermedades bacterianas que causan daños a los cultivos. (+)OTROS GALARDONES 2011Premio Universidad Nacional (PUN) UNAM 2007Mención Honorífica en el área de Investigación Tecnológica en el Premio CANIFARMA 2004Premio Image-Pro In Action 3er lugar Media Cybernetics International Foundation for Science Sven Brohult Award 2002Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos, categoría profesional CONACyT e Industria Mexicana Coca-Cola Premio Image-Pro In Action Media Cybernetics 1999Silver Jubilee Award International Foundation for Science 1996Premio IFS/King Balduin International Foundation for Science 1994Premio de la Academia de la Investigación Científica en el área de Investigación Tecnológica 1990Premio IMIQ Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos 1989Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Innovación Tecnológica y Diseño Industrial 1987Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos