OPINIÓN

¿Quién es César Medina?

“Soy un tipo extraño. Siento la satisfacción, primero de haber recorrido un tramo largo de la vida con tres cuartas partes de ellas dedicada al periodismo y en ese tramo y espacio tan escamoso por la vida puedo decir con la mayor firmeza que nunca le he hecho daño a nadie a pesar de haber visto y escrito tantas cosas. He entrado en contradicción con gente de todo tipo pero nadie puede decir que he confabulado o que le ocasioné algún perjuicio familiar o profesional a nadie. Me siento orgulloso de mi mismo porque he recorrido un tramo largo y difícil y es bueno poder decir que no he dañado a nadie. Ese es mi legado”. César Medina “Nada mejor para describir a un padre que con los valores que transmite a sus hijos. Y nuestro padre nos inculcó el amor a la familia y a los hijos, la disciplina y la responsabilidad en el trabajo y en los estudios, así como el deseo por el conocimiento para entender el mundo que nos rodea. Nos enseñó que a quien no le podemos hacer un bien, al menos nunca le hagamos daño. En mi caso particular he podido disfrutar de muchos años de aprendizaje de un oficio difícil, que mi padre maneja con maestría. Y siempre recuerdo un episodio de mi niñez que tal vez él no recuerda. Fue una de las tantas veces que me llevó a recortar el pelo donde Mosura. El tradicional barbero de Ciudad Nueva tenía en su peluquería de la Calle Sánchez un viejo poster que hacía referencia a cómo los años iban cambiando la relación entre padre e hijo. Desde el niñito que visualizaba a su papá como una especie de superhéroe infalible, pasando por el joven contestatario que cuestionaba cada consejo o decisión de su progenitor. Hasta que a la muerte del padre, el hijo ya hecho un hombre, tiene que admitir pesarozo cuánta razón había tenido “el viejo” . Aún en estos días, cuando intercambiamos pareceres sobre alguna cuestión, mi padre suele decirme que será a su muerte cuando entenderé muchas de sus razones. Lo que mi padre no sabe es que gracias a Dios no tengo que esperar a su muerte para apreciar su sabiduría, asimilar sus consejos y sentir la satisfacción de contar, no solo con un padre excepcional, sino con un amigo y un orientador. Un faro donde buscar una luz que alumbre cada uno de las decisiones y los retos que cada día debo enfrentar como hombre. Y es que… ¡Cuánta razón tiene mi viejo! Óscar Medina Si algo admiro de César, como periodista, es su garra, el incisivo bisturí con que abre y escudriña los prolegómenos de un hecho, para sacar la verdad y exponerla sin rodeos. Desde que éramos nóveles reporteros, se destacó por la impronta que imprimió a su estilo de investigar, de cuestionar y de informar. Y sucesivamente, en la medida en que fue evolucionando y ejerciendo puestos de mando, demostró fehacientemente que no solo para el reporterismo tenía talento. Él y yo, coincidencialmente, hemos desbrozado los mismos caminos en el periodismo, y me consta que sus éxitos son el fruto de una indiscutible vocación y consagración al trabajo, al resultado perfecto . En eso es exigente y por llevar ese celo hasta el extremo muchos llegan a considerarlo como un hombre de difícil temperamento, que explota cuando descubre la mentira o la hipocresía de un interlocutor, o cuando una realidad le repugna o le duele. Ahora se habla de los indignados, pero para mí uno de los primeros fue César. Nunca se conformaba, como periodista, con la versión acomodaticia o con la insuficiente cosecha de una investigación. Al pasar del periodismo escrito a la televisión, supo dominar las claves de ese medio y logró lo que pocos: que un canal del cable disputara a los demás la audiencia hasta el punto de que fuera requerido para conducir “Hoy Mismo” . No dudo que también en la diplomacia alcance semejantes resultados . Miguel Franjul

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