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SANEAMIENTO

Dejan un barrio limpio de basura

ENTIDADES COMUNITARIAS SE ENCARGAN DE RECOGER LA BASURA EN ALGUNOS BARRIOS DEL DN

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Solange de la Cruz MatosSanto Domingo

Las vecinas y vecinos fueron invitados a sacar al frente de sus casas la basura que tenían en los patios y techos, mientras les entregaban fundas para que la depositaran y les conversaban acerca de la importancia del operativo y de mantener el sector limpio. Al día siguiente, 14 brigadas, integradas cada una por 15 personas, recorrían las calles y callejones del barrio Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional, con un objetivo común: dejarlo completamente limpio. La jornada comunitaria, que se realizó el 17 de marzo, estuvo coordinada por la parroquia Santo Cura de Ars y en la misma se involucraron el Centro Educativo Parroquial, la Comunidad Eclesial de Base, la Asociación de Padres y Amigos de la Escuela, la Pastoral Juvenil, la Catequesis y la Iglesia Evangélica Esmirna. La Fundación para el Saneamiento de La Zurza (FundsaZurza), que es la entidad comunitaria encargada de la recogida de la basura en Villas Agrícolas, facilitó tres camiones recolectores y un compactador, que tuvieron paso preferencial para depositar los desperdicios en la estación de transferencia localizada en las cercanías sin tener que hacer turno, por lo que retornaban rápidamente al sector. A las brigadas también se integraron organizaciones de los barrios vecinos. Esta masiva participación y la logística implementada permitieron que al llegar las primeras horas de la tarde, Villas Agrícolas estuviera libre de cachivaches y basura. “Vinieron brigadas de Capotillo, de Luperón y de otros barrios, porque los estudiantes de la escuela también son de Villa Mella, del Simón Bolívar, del 24 de Abril… Lo interesante es que la gente está ayudando a limpiar un barrio que no es el suyo”, cuenta el párroco Abraham Apolinario, al hablar de la experiencia, la segunda de ese tipo que realizan. Recuerda que el 26 de noviembre de 2011 llevaron a cabo un operativo similar en el ensanche Capotillo. En esa ocasión, la Entidad de Saneamiento Comunitario de Basura “Fundación Escoba”, que tiene a su cargo la recogida de desechos sólidos en ese sector capitalino, fue la que les apoyó con los camiones recolectores y compactadores. Inspiradada en el lema ¡Juntos sí podemos!, esa jornada dio paso, al igual que la realizada en Villas Agrícolas, a una entusiasta y masiva integración. En reconocimiento, la Parroquia Santo Cura de Ars y la Fundación Escoba entregaron un pergamino a cada participante, durante un fraternal encuentro organizado al día siguiente. Los antecedentes El sacerdote Apolinario informa que esas experiencias participativas de limpieza de los barrios que conforman la parroquia han sido el resultado de un proceso que inició con una campaña para la prevención del cólera, en la cual ofrecieron orientación acerca de cómo prevenir su contagio y distribuyeron casa por casa cloro, un gotero y un cartel para colocarlo en el baño recordando el lavado de las manos. Las visitas estuvieron precedidas de encuentros educativos en los que vieron que la basura era otro foco de enfermedades al que había que prestarle atención, por lo que continuaron con la eliminación de algunos vertederos improvisados, sustituyéndolos por parquecitos para el descanso y la recreción de los pobladores. También acordaron realizar un día de limpieza en cada barrio para eliminar los cachivaches que sirven de madriguera a ratas, cucharachas, mosquitos y otras plagas, y que facilitan su reproducción. “Comenzamos como una campaña de prevención al cólera pero, indudablemente, hay todo un trabajo de cuidado del medio ambiente”, sostiene el párroco. Fundación Escoba Sobre el compromiso con la salud ambiental de los pobladores de Capotillo, la Fundación Escoba también tiene una experiencia comunitaria qué compartir. Ramón Aristides Arroyo, su director ejecutivo, afi rma: “Tenemos controlada la recogida de los desechos sólidos, la limpieza de las cañadas, la limpieza de los imbornales. Le estamos quitando los alimentos de las ratas. Desde hace algunos años en el barrio no se presentan casos de leptospirosis, y con (el Ministerio de) Salud Pública tenemos un programa para llevar raticida casa por casa. Tenemos un equipo que dia riamente fumiga de 120 a 130 casas, que al mes son más de dos mil viviendas, y lo hacemos cuatro veces al año. Eso ha provocado que el dengue y otras enfermedades hayan descendido casi a cero en esta comunidad”. El nacimiento de la entidad se remonta a 1995, con el nombre de Unión Comunitaria de Recogida de Basura de Los Manguitos e integrada por cinco organizaciones, con el acompañamiento del Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI). Recuerda que entonces retiraban la basura con carretillas y solo en ese lugar de Capotillo. En 2001, al decidir que el alcance del trabajo trascendería las fronteras de Los Manguitos, la entidad cambió de nombre, pasando a llamarse Empresa de Saneamiento Comunitario de Basura. “El proyecto incluía organizar el sistema de desechos sólidos y que el Ayuntamiento nos contratara para pagarnos el trabajo que hacíamos, y con ese dinero pagar al personal”, narra. Extendieron el servicio a todo Capotillo y sustituyeron las carretillas por camioncitos de cama larga. En ese momento el personal estaba compuesto por 11 personas. Para Arroyo, la implementación del Proyecto de Saneamiento Ambiental de los Barrios Marginados (Sabamar), que ejecutó el Gobierno con fondos de la Unión Europea “para sanear las cañadas de las riberas de los ríos Ozama e Isabela, dotar a las comunidades de un sistema de recolección de desechos sólidos y de agua potable y arreglar los escalones de acceso”, signifi có un paso de avance importante, tanto para los sectores próximos a los afl uentes, puesto que las cañadas fueron saneadas y algunas cubiertas, como para la entidad. Dijo que con Sabamar recibieron en donación dos camiones para la recogida de la basura, un local alquilado para las labores administrativas y RD$108 mil mensuales para el pago del personal durante la ejecución del proyecto. Posteriormente recibieron un contrato del Ayuntamiento para retirar los desperdicios de las calles y cañadas de Capotillo y llevarlos a la estación de transferencia localizada en las calles 38 esquina Moca, recibiendo 13 dólares por cada tonelada entregada. Progresos evidentes Notables progresos muestra hoy la Fundación Escoba: las cinco organizaciones comunitarias que comenzaron en Los Manguitos se han incrementado a 20; la adquisición del local que tenía alquilado, el que fue remodelado; su fl otilla de vehículos está conformada por cinco camiones compactadores y un volteo, y genera 92 empleos, lo que la convierte en la mayor empleadora de Capotillo, asegura su director ejecutivo. Diariamente, los obreros del río, 23 en total, recogen los desechos sólidos de las cañadas y las riberas del río. También operan las unidades de Barrido, de Mantenimiento, que se encarga de limpiar los imbornales y construirles tapas; de Operaciones, de Educación, Cultura y Promoción, de Fumigación y de Reciclaje. En adición, está el personal administrativo. La Fundación Escoba mantiene con el Ayuntamiento del Distrito Nacional un contrato mediante el cual recibe 20 dólares por tonelada de basura entregada y el 30 por ciento del cobro de la factura de recogida de basura. Arroyo dice que este último concepto no representa ingresos signifi cativos debido a que ni el cinco por ciento de las familias paga por el servicio. Al Cabildo le entregan entre 1,500 a 1,600 toneladas de basura al mes, lo que representa un ingreso promedio de RD$1,100,000. Sus gastos operacionales mensuales rondan un millón de pesos, representando la nómina el 60 por ciento (unos RD$600 mil). En adición, a cada empleado le entregan entre RD$1,200 y RD$1,300 cada mes en artículos comestibles. (+) SANEAMIENTO INCLUIRÁ COMPRAR LOS METALES El Centro de Reciclaje de la Fundación Escoba funciona en un almacén próximo a su sede (localizada en la calle Respaldo José Martí esquina calle 38, ensanche Capotillo). Utilizan un equipo especializado para empaquetar el plástico, el cartón y el papel que recolectan de las calles, cañadas y riberas del río, y el que adquieren mediante compra, para luego venderlos a las empresas que se dedican a su reciclaje o exportación. “Es cosa del pasado ver los potes de plástico en la cañada y en los contenes. Nosotros estamos comprando galones, botellitas de agua, cartón y papel. En una segunda etapa compraremos metales, como un componente del saneamiento. La finalidad nuestra no es obtener un beneficio sino sanear la comunidad”, asegura Ramón Arístides Arroyo, director ejecutivo de la Fundación.

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