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SUSTENTABILIDAD

Economía verde da valor a las empresas

ESTADÍSTICAS DEL DOW JONES SUSTAINABILITY INDEXES INDICAN QUE SON MÁS APRECIADAS

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Solange de la Cruz MatosSanto Domingo

Cuando el Grupo Nutresa, multinacional del sector de alimentos de factura colombiana, fue incluido en septiembre pasado en el Dow Jones Sustainability Indexes, de inmediato hizo un comunicado de prensa y divulgó la noticia. También lo colgó en su sitio de internet para difundir que pertenece a un prestigioso grupo de empresas que son socialmente responsables. Y no se trata únicamente de promover que han asumido un compromiso ambiental y social, puesto que la economía verde agrega valor económico a las empresas, siempre y cuando sea concebida como la integración de lo ambiental, lo social y lo económico, todo en un conveniente equilibrio. “La economía verde se puede dar porque hay parámetros más claros de cuánto se valora en el mercado que se tenga un nítido comportamiento verde, al punto que el Dow Jones, que son los indicadores económicos de la Bolsa de Valores, ha creado el Dow Jones Sustainability Indexes, que es un indicador que caracteriza a las empresas valoradas por el mercado, que cuando sus atributos están conectados con el mundo de la economía verde está califi cada con más valor que las empresas que no lo están”, refiere Italo Pizzolante Negrón, consultor y conferencista internacional que estuvo en el país recientemente participando del Quinto Foro de Competitividad de las Américas. Aprovechamos su presencia para abordar los temas que reseñamos aquí. Pizzolante afirma que cuando las acciones de bolsa suben, las de empresas calificadas como verdes suben más que aquellas que no tienen ese atributo, y viceversa, siendo la diferencia fundamental entre unas y otras, la percepción de que son empresas que cumplen con una serie de normas. Considera que la “economía verde” se ha dado porque ha sido posible contabilizar el impacto en las empresas en el recalentamiento global y el costo económico de enmendar los desajustes del ambiente, “hasta el punto de que se han convertido en una herramienta transaccional los créditos de carbono, en la medida en que estás ahorrando impactos por el tipo de combustibles que usas o la tecnología de producción que tienes”. Visión de país A mediados de los años 90, el entonces presidente de Costa Rica José María Figueres implementó una política basada en los principios de la sostenibilidad con la finalidad de que su país fuera más competitivo en el proceso de globalización económica, combinando estratégicamente indicadores macroeconómicos, inversión social en desarrollo humano y una activa alianza con la naturaleza. El ejemplo del ex mandatario Figueres fue citado por Pizzolante Negrón, quien lo presentó como un presidente visionario, que entonces trabajó en temas que hoy están en la agenda global y que convocan a países tanto desarrollados como a aquellos que todavía no alcanzan ese estatus. “La genialidad de Figueres fue acercarse a los mercados del norte de Europa y decirles que apostar al cuido del ambiente, de la biodiversidad en Costa Rica, era garantizar el suministro del oxígeno que daba Centroamérica al resto del mundo. Esa sola visión de lo que hoy podríamos calificar como “mercadeo verde”, de posicionamiento socialmente responsable -concepto que tampoco existía como hoy en día-, le generó convertirse en el destino de inversiones de empresas que querían estar vinculadas a comportamientos hoy llamados verdes, y atrajo fondos de investigación de Noruega, Suecia, Holanda y muchos otros países que querían preservar eso como un patrimonio”, relata. Grado de consciencia Este consultor hace énfasis en la concepción integral del concepto verde, y lo equipara con sostenibilidad, que es el punto de equilibrio en donde lo ambiental, lo económico y lo social se armonizan, garantizando la sustentabilidad. “Yo puedo ser amigable con el ambiente, pero si el impacto o el nivel de financiamiento que requiere que yo tenga ese comportamiento verde no es sostenible en lo económico, no lo voy a ser cuando mi presupuesto baje”, ejemplifica. Y considera que la incapacidad para liderar esa transformación, junto a la falta de consciencia y de información hace que muchas empresas que pudieran apostar a ser verdes no lo sean. “Lo que frena los cambios, fundamentalmente, es el nivel de consciencia del impacto que no hacer los cambios genera en el bienestar colectivo. El desafío para acelerar los cambios es generar nivel de consciencia, y la consciencia es proporcional a la información. Si yo tengo información plural, incluyente y sufi ciente voy a ser consciente y responsable”, afirma. (+) COMPRENSIÓN DEL CONCEPTO Un mito que se habría convertido en excusa es que sólo las empresas grandes tienen el compromiso de ser socialmente responsables. Italo Pizzolante Negrón subraya que en la región latinoamericana, más del 90 por ciento de las empresas son pequeñas y medianas. Y hace las siguientes afirmaciones: • Sólo cuando entendamos que apostar a un mundo verde es garantizar el negocio y el comportamiento socialmente responsable, es buen negocio. Sólo hasta que llegas a esa lógica es que se logran grandes transformaciones en la empresa. • Los comportamientos socialmente responsables no están conectados con el tamaño ni con la naturaleza de la empresa, sino con la conciencia del impacto que tiene su operación. • Muchas veces nos encontramos con excusas para la acción al pensar que eso es para grandes, cuando el impacto no es de grandes ni chiquitos. Además, son más los chiquitos que los grandes. • Todas las empresas pueden pensar en verde sólo si están conscientes de que sus operaciones tienen impactos y que sus impactos, si son minimizados, significan ahorros en dinero. • Si se maneja emocionalmente, se pierde una oportunidad de que se entienda ser verde como la manera más segura de que su negocio se mantenga en el tiempo. Entender que purificar el agua que sacas de un río y regresarla en las condiciones que requiere un comportamiento responsable eleva la calidad de vida. Pero eso, en la práctica, tiene que ver con el negocio. • Las empresas responsables cuando tumban un árbol no siembran un árbol. La empresa responsable cuando debe impactar el ambiente no busca una compensación sino cómo lo minimiza y cómo logra un desarrollo ambiental. Entonces, no es una cuenta aritmética de una a una, sino geométrica, de una a diez o de una a cien.

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