ENFOQUE

El éxito de los países del golfo árabe

SUS HABITANTES VIVEN BIEN EL PRESENTE Y ASEGURAN EL PORVENIR

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Hugo Guiliani Cury (Carta a un amigo)Santo Domingo

Mi apreciado amigo: gracias por las fotos. Esos edificios en Dubái podrían ser, como dices, extravagancias, pero también son realidades. Dubái es parte de los Emiratos Árabes Unidos y no es rica en petróleo como muchos creen. Ese desarrollo ha sido el resultado de la enorme visión de sus dirigentes. El desarrollo que ves sobre Dubái también existe en otros lugares del golfo árabe que sí tienen petróleo y gas. Sobre Abu Dabi, que es la capital de los Emiratos, te envío dos fotos en las cuales podrás observar lo que era esa ciudad en la década del sesenta y lo que es hoy. Eso también ocurre en Arabia Saudita, Kuwait, Bahréin, Omán y Qatar. En ellos no hay pobreza y sus ciudadanos tienen trabajo asegurado y seguridad social. Como dependen de la mano de obra externa la importan y la regulan. En estas naciones se han dado cuenta que la educación es importante y están comenzando a dedicar muchos recursos a ese sector. Pero a la vez reconocieron que tener buenas instituciones educativas y formar el capital humano toma tiempo. En consecuencia están atrayendo hacia sus países las mejores universidades de Estados Unidos, Canadá y Europa. Sus ciudades están siendo construidas bajo un cuidadoso planeamiento urbano. Estas además de organizadas y limpias son seguras. Puedes dejar tu auto encendido e irte a caminar o salir de un banco con dinero. Nadie se atreve a ponerle la mano a lo que no es suyo ni a ti. La razón es obvia. El que roba lo ajeno es severamente castigado y el que mata también muere. La justicia funciona. Sus niveles de ingresos son de los más altos del mundo. Por ejemplo en Qatar el per-cápita es unos 93,000 dólares anuales. Los Qatarís están orgullosos de su ciudadanía y de los beneficios que de ella obtienen. Quizá por eso no se la otorgan a nadie. Sin embargo no todo es color de rosa en las naciones del golfo árabe. Existen diversos e importantes problemas que deben ser enfrentados y resueltos. No obstante creo que si los pongo en una balanza, estos pesan menos que las ventajas de que actualmente disfrutan sus ciudadanos. PrioridadesEl liderazgo de estos países está consciente que en el presente siglo tres elementos son básicos para desarrollarse. Estos son: energía, alimentos, ciencia y tecnología. El primero lo poseen en abundancia. Teniendo al petróleo y al gas como base han comenzado a diversificar sus economías en áreas de la industria pesada como la petroquímica y el aluminio. Se han desarrollado en los servicios, y por el aeropuerto de Dubái diariamente pasan 100,000 personas. Mientras que en el segundo que es el sector alimentario están adquiriendo grandes extensiones de tierra en África y Australia para desarrollar sus propias explotaciones agrícolas. El tercero, el conocimiento, lo están pagando y atrayendo. Pongamos como ejemplo a Qatar que tiene gas y sol en abundancia. Un primer ejemplo exitoso fue convertir el gas natural en líquido. Otro fue el adquirir la tecnología para convertir el gas en gasolina. Actualmente están invirtiendo en la investigación para con un reactor solar lograr convertir el gas en hidrógeno y en partículas de carbono. En el golfo árabe han contratado a los mejores urbanistas y arquitectos del mundo para planear sus ciudades y diseñar las bellas torres que se han construido. Todo eso lo han logrado en pocos años, desde 1972, cuando obtuvieron su independencia de Inglaterra. Pero ese presente del que están disfrutando un enorme bienestar, no lo es todo para las élites que hoy dirigen a las naciones del golfo. Ellos están conscientes que un día en el futuro no tendrán gas ni petróleo. Por ello están invirtiendo localmente y en el extranjero parte de los beneficios que obtienen. En el futuro vivirán de las rentas que les produzcan esas inversiones. Es decir, viven bien el presente y aseguran el porvenir. LiderazgoDebes tener en cuenta que me he estado refiriendo a los seis países localizados geográficamente en el golfo árabe (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Bahréin, Kuwait, Omán y Qatar) y no sobre las diez naciones árabes, geográficamente ubicadas en el norte de África que son subdesarrolladas y desiguales en materia económica y social. Todo esto contrasta con nuestra América Latina. Nuestros países son independientes desde los 1800’s pero no hemos obtenido el bienestar buscado. El libertador Simón Bolívar una vez dijo. “En nuestras naciones los tratados son papeles, las constituciones libros, la libertad anarquía y la vida un tormento”. Tenemos 235 millones de pobres y somos la región con la distribución de ingresos más desigual del mundo. Además 50 millones de latinoamericanos no saben leer ni escribir y el sistema educativo carece de calidad. Nuestra producción de bienes y exportaciones son cada vez menores. A las materias primas que tenemos no le agregamos valor. Nuestras principales ciudades rodeadas de barrios marginales son sucias y desorganizadas. Tenemos grandes problemas como la violencia, la corrupción, la droga y las violaciones a la propiedad privada. Los escasos recursos que generamos los malgastamos y además nos endeudamos hipotecando el futuro. En 200 años no hemos logrado tener instituciones que funcionen y algunos nos dicen que somos “Repúblicas del Aire”. En Latinoamérica sus ciudadanos viven mal en el presente y tampoco tienen un claro futuro. Es por eso que emigran hacia otras naciones en busca de una vida mejor. La cruda realidad es que no acabamos de despegar. Más bien retrocedemos en comparación a otros. Las grandes inversiones cuando ven ese panorama se alejan y a nosotros solo nos llegan los aventureros y el dinero mal habido. Las ilusiones de que éramos el continente de las esperanzas se han desvanecido y ahora nos llaman el continente de los fracasados. No acabamos de comprender que estamos en un mundo globalizado, cambiante e interconectado en que todas las naciones compiten entre sí. En ese escenario solo los países organizados y con mayor credibilidad serán capaces de atraer capitales, tecnología y desarrollarse. Al final de esta reflexión y con casi medio siglo de experiencia en asuntos de desarrollo, me atrevo a decirte que desarrollar un país y alcanzar que sus ciudadanos vivan bien no es tan difícil. Lo complicado es lograr hacerlo en las democracias latinoamericanas que no están preparadas para ello. Para mejorar necesitamos de nuestros ciudadanos más disciplina y orden. A la vez una mayor responsabilidad y sabiduría en la administración de nuestras sociedades de parte del liderazgo latinoamericano. Pero por ahora, mi apreciado amigo, creo que debo concluir pues esas dos fotos que te envío valen más que mil de mis palabras. Abrazos.

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