Enfoque
Conflictos raciales en África han sido origen de matanzas
EL PRESIDENTE DE SUDÁN, OMAR HASÁN AL BASHIR, ES PRODUCTO DE UN GOLPE DE ESTADO
Santo Domingo.- Las pugnas religiosas y raciales siempre han sido el origen de grandes matanzas en la historia, y en África el fenómeno adquiere carácter de tragedia. Biafra, Somalia, Ruanda y Eritrea son nombres que de época en época saltan a los titulares de la prensa en el mundo, reflejando las encarnizadas luchas entre una y otra región, o entre uno y otro clan, o ya entre tribus opuestas por la religión, la cultura y el control de recursos naturales. Y no es un fenómeno exclusivo del Africa Subshariana, porque es el caso de Palestina actualmente; lo fue en la antigua Yugoslavia e incluso el caso aún pendiente de Chechenia, Georgia, Ucrania, Azerbaiyán, India-Pakistán y especialmente Kosovo. Desde el 2003 -cuando Estados Unidos invadía Irak- se inició el último episodio de la guerra entre el hegemónico Norte del Sudán musulmán y el sur de ese país en donde desde la antigüedad viven pueblos que han luchado por su autonomía. El caso es que en este nuevo conflicto -ya hubo tres guerras entre el norte y el sur- ha quedado involucrada la región de Darfur Norte; Darfur Oeste y el Darfur Meridional ocupado por pueblos que rechazan el control de Jartum, la capital del país, y que exige que se respete la “Sharia”, la ley musulmana. La sureña oposición es cristiana y animista, pero Darfur es negro y musulmán. Un país antiguo, con enormes reservas de petróleo, con modernos muelles en el mar Rojo, -por donde dice la Biblia que pasó Moisés con el liberado pueblo hebreo huyendo del Egipto faraónico- y con el financiamiento decisivo de la República Popular China, ha desafiado las exigencias de la ONU para evitar la matanza llevada a cabo por la población de los Yanyawid, una etnia que controla el Ejército sudanés y que -como paramilitares- desataron una matanza atroz contra todos los pueblos de los Fur con el reportado resultado de más de 400 mil persona asesinadas y decenas de miles de mujeres violadas y niños asesinados o desmovilizados. El resultado inmediato como resultado de la matanza fue la huída hacia la República de Chad, junto a Libia, adonde se han sometido al socorro de ese país una cifra que Naciones Unidas estima entre 300 mil y 400 mil personas. Vieja historia El Sudán de hoy es el viejo imperio de Nubia que fue conquistado por Egipto dos mil años antes de que naciera Jesucristo. Eventualmente volvió a liberarse y se les consideró siempre un pueblo heroico y luchador con una especial habilidad para el manejo del arco y la flecha. El Sudán de hoy tiene 2.5 millones de kilómetros cuadrados, es el país más extenso del Africa Subsahariana; acoge una población de unos 40 millones de habitantes y se le ubica entre la primera y la sexta quebrada del milenario río Nilo que atraviesa Egipto desde el sur hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. Modernamente Egipto reocupó a Sudán, pero le costaron 50 años para dominar el país en toda su extensión; luego el imperio Británico se ocupó de la región cuando desplazaba del poder al imperio Otomano (turco hacia el 1880) en toda la región del Levante y algunos países próximos del África negra. Un general británico perdió la vida en una guerra en el siglo XIX y provocó que las tropas europeas abandonaran el lugar. Recursos naturalesEl principal producto de exportación del país es el petróleo que lo vende especialmente en China país que le financió la reconstrucción de los pozos petroleros; también tiene oro y su agricultura es suficiente para exportar ajonjolí, azúcar y pequeñas cantidades de mijo. También cultiva dátiles. El país tiene amplios bosques, pero no se destaca por exportaciones de madera. Su gobiernoEl actual gobierno de Sudán presidido por el general Omar Hasán Al Bashir es producto de un golpe de Estado en los inicios de los años de 1980 y luego revalidó su mandato que vence a mediados de este año cuando se celebrarán nuevas elecciones. Pero Al Bashir ha sido reclamado por el Tribunal Penal Internacional y es el tercer jefe de Estado reclamado por ese tribunal de Naciones Unidas para perseguir a criminales de guerra o autores de genocidio. Ya antes fueron enjuiciados el expresidente Charles Taylor, de Liberia y Slobodan Milosevic, de Serbia. Taylor fue encontrado culpable por reprimir a la población de su país como resultado de una guerra interna. Slobodon Milosevic murió antes de que el tribunal le emitiera condena. Al Bashir respondió con una movilización popular para rechazar el acto de persecución del TPI y afirmando que su gobierno desconoce la autoridad del tribunal internacional y asegurando que en los próximos meses hará un viaje a Doha, para asistir a la Conferencia Anual de la Unión Africana. Como el TPI carece de fuerza policial para ejecutar la persecución, deberá esperar la cooperación de los países para que entreguen a los funcionarios reclamados. El portavoz del TPI, Lauren Blairon, dijo que “el hecho de que el general Al Bashir sea jefe de Estado en ejercicio, no le permite eludir responsabilidades criminales, ni tampoco le confiere inmunidad contra las acusaciones” del Tribunal. La orden de arresto no incluye el cargo de genocidio, porque no se halló evidencias en ese sentido, pero no se descarta que en el futuro se puedan cotejar pruebas suficientes sobre ese particular. Actual conflictoLa lucha actual en Sudán tiene unas perspectivas muy diferentes al viejo conflicto entre el sur pobre impidiendo ser dominado por el norte árabe poderoso; ahora se involucró la región de Darfur que está en el oeste y que hace fronteras con Libia, Chad y la República Centroafricana. Es una región que en el pasado funcionó como un sultanato independiente. Al involucrarse esta región el gobierno perdió 34 de los primeros 36 enfrentamientos que ocurrieron. Fue entonces cuando se decidió utilizar a la secta de los “yanyawid como mercenarios para que realizaran matanzas indiscriminadas. El conflicto salto al interés mundial y periodistas y funcionarios de la ONU se apersonaron al lugar cuando miles de personas llegaban de todos los días como desplazados y refugiados a Chad que con menos ganas que deseo aceptó a los refugiados pidiendo asistencia de inmediato a Naciones Unidas. La queja cundió por todo el mundo, pero como musulmán, el gobierno de Al Bashir tiene el apoyo de las naciones árabes y del coloso China que impidieron una condena temprana del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que finalmente emitió su Resolución 1556 exigiendo al gobierno sudanés el respeto de los derechos humanos de las poblaciones cristianas y animistas del Sur del país y de la región de Darfur. Las fuerzas guerrilleras organizadas de la región de Darfur están compuestas por el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) y del Movimiento Justicia e Igualdad (MJI). RESPUESTA MILITAR A ACCIÓN GUERRILLEROSComo el gobierno observó que el Ejército no podía contener a los guerrilleros en su acción irregular, recurrió a los Yanyawid -quienes desplazados por la sequía- que ya habían tratado de quitar tierras a los nativos Fur, para que actuaran en el papel de paramilitares. Los entrenaron, los armaron y le dieron órdenes drásticas de represión absoluta. Pueblos enteros fueron asolados. Mientras los grupos organizados en guerrillas atacaban al Ejército las bandas paramilitares destruían los pueblos y los hacían desplazarse tras la frontera con Chad, al oeste. Mientras tanto, la política norteamericana, Europa y Asiática no iba de la mano para encontrar salida justa al conflicto regional del pueblo sudanés. Estados Unidos apoya la independencia del Sur; Francia y otros comunitarios apoyan por razones comerciales al gobierno de Sudán al igual que China que importa el 30% del petróleo que produce el país africano. Mientras tanto Sudán no sólo es el teatro de una lucha interna que los desgarra hace casi 200 años, sino que también el escenario de los intereses de las economías súper desarrolladas que quieren sus recursos naturales, especialmente su petróleo. En ese camino China -por el momento- lleva la delantera. El Sur de Sudán y las tres regiones de Darfur son victimas porqu quieren el respeto de sus tierras y la libertad de vivir en donde nacieron sus antepasados. No quieen someterse a leyes extrañas y pese a algunos acuerdos de paz que nunca se cumplieron esperan que el mundo civilizado intervenga y garantice no sólo la paz, sino el orden para organizar su bienestar y su futuro. Lamentablemente esas son aspiraciones que están aún pendientes y que el futuro inmediato no parece garantizarles sus derechos. Sólo se espera que la acusación criminal contra el presidene Al Bashir pueda abrir un marco de esperanzas.