La República

AMBIENTE

La primera sesión transcurre entre vicios y ocurrencias

Santo Domingo.- Ayer, a las 3:40 de la tarde, 197 de los 210 legisladores que integran el Congreso se constituyeron en Asamblea Nacional para determinar los procedimientos que deberán ser observados al momento de modificar la ley suprema del pueblo dominicano. Un problema técnico impidió que las veintiún salvas que marcaban el inicio del magno evento se escucharan dentro de la sala. Pero ninguno de los presentes se refirió al defecto y tampoco mencionaron a los ausentes que ni siquiera se dignaron presentar excusas (Sergio Vargas andaba por los premios Casandra, inmerso en las faenas del arte). La agenda del día era el centro de atención para la mayoría, aunque algunos no consiguieron concentrarse en lo inmediato porque los llamativos atuendos de los voceros Rogelio Genao y Rudy González se robaron el show en la primera fila. Uno iba ataviado de blanco y el otro de naranja. El presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, se disponía a presentar la agenda cuando el diputado Lidio Cadet solicitó que el proceso de revisión a la Carta Magna se iniciara con una invocación al Todopoderoso. Así, a través de las cámaras de televisión, los dominicanos y las dominicanas veían cómo sus representantes ponían sus acciones en manos del Señor. El diputado protestante Milcíades Franjul se sumó a las plegarias con fuertes bríos y recordó a sus colegas las palabras de Jesús: “Ustedes son la luz del mundo”. Después, a las 4:16, comenzó la observación de las regulaciones del encuentro. Los congresistas acordaron levantar la mano para pedir la palabra, no interrumpir el turno de sus compañeros y no tocar temas ajenos a la discusión del momento, es decir, no hablar disparates. Entre tema y tema, algunos hicieron uso del derecho de ir al baño. Un fotógrafo del área de prensa se rió cuando un diputado le preguntó dónde estaban los inodoros más próximos. “¡Cónchole! ¿Y cómo es que trabajan aquí?”, se preguntó. Pared Pérez no pudo contener la risa al percatarse de que muchos de sus compañeros de partido no conocen en lo más mínimo la actual Constitución. ¿Si el presidente de la Asamblea falta, quién lo va a sustituir?, preguntó una diputada que ignoraba las previsiones que fueron tomadas hace más de un siglo. Cuando la risa de toda la asamblea respondió a su inquietud, la legisladora se sentó y se sumó a los que no hicieron la tarea de estudiar la ley de leyes antes de ser congresistas. Los debates seguían a las 6:40. El diputado por La Romana, Eugenio Cedeño, exigió el derecho a no votar, pero no lo consiguió. Los presentes pusieron mayor atención al problema de si se reunirían antes o después de pasar por el restaurante.

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