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FRANCISCO ORTEGA

Ejemplo para la comunidad

PESE A LOS OBSTÁCULOS NO OLVIDÓ EL ESTUDIO COMO VÍA DE SUPERACIÓN PARA ALCANZAR SUS METAS

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Bethania ApolinarSanto Domingo

SANTO DOMINGO.- Las precariedades y limitaciones que enfrentó el juez Francisco Ortega en su niñez y adolescencia no le hicieron olvidar el estudio como una vía de superación. El magistrado y comunicador nació en el paraje Los Caños Arriba, en la Loma de Jamao Afuera, en la hoy provincia Hermanas Mirabal, en una familia de agricultores en la que el trabajo fue una religión. Hoy se siente agradecido de que sus padres le inculcaran patrones de buena conducta, como el amor por la familia, la probidad, el respeto, la responsabilidad y la disciplina. Ortega es el penúltimo de catorce hermanos que estudiaron hasta el octavo grado en la Escuela Radiofónica Santa María, “siguiendo a través de un radio portátil de baterías, las lecciones de un maestro invisible”, como él mismo cuenta. “Nosotros recolectamos café, habichuelas, tabaco, etcétera; pero sin olvidar el estudio, como una vía de superación”, narra Ortega Polanco tras considerar que el trabajo mismo modela el carácter de las personas. Recuerda que en 1972 su familia se radicó en la ciudad de Salcedo, donde tuvo que ejercer el comercio: “Yo vendí pasteles turcos y periódicos en la calle; los pasteles eran muy sabrosos y me los compraban de una vez; los periódicos había que pregonarlos, o sea, leer en alta voz los titulares”. TrayectoriaLas limitaciones no fueron para él un obtáculo para lograr sus conocimientos. Un ejemplo de ello es que en su época de estudiante de Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Francisco de Macorís; viajaba tres veces por semana, y en ocasiones tenía que transportarse sobre las cargas de los camiones. Cursando la secundaria fundó y dirigió el Grupo Estudiantil al Rescate (GER); una actividad un tanto complicada, por la infl uencia que ejercía la política en la escuela, “pero fue una grata experiencia y lo más importante, fue la prioridad en los estudios; cuando terminé me eligieron para el Premio a la Excelencia Académica”. Asegura que otra gran infl uencia en su vida ha sido el Movimiento Scout, al que ingresó a los seis años y donde por norma se promete ser scout para toda la vida. Inició sus estudios de Derecho en la Autónoma y concluyó en la Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Con orgullo cuenta que su título le fue entregó el doctor Manuel Bergés Chupani, entonces decano de Ciencias Jurídicas y Políticas, quien además es el prologuista de su tercera obra “Diccionario Jurídico 9-11”, puesta en vigencia recientemente. Ortega Polanco inició sus labores periodísticas en el periódico El Caribe. Posteriormente pasó al periódico Hoy, donde se dedicaba a realizar reportajes y llegó a fundar el conversatorio “La Esquina Joven “ que coordinó por cinco años. Se desempeñó como ayudante fi scal del Distrito Nacional y del procurador general en las gestiones de Guillermo Moreno y Francisco Domínguez Brito. Ortega Polanco dejó el periodismo al ser escogido juez de instrucción en el año 1997, y desde entonces ha venido escalando diferentes posiciones en el sistema judicial, hasta alcanzar la que hoy ostenta. El magistrado se defi ne como un escritor por vocación. “Escribir para mí es la consecuencia de una concepción de la vida como una carrera de relevo, en la que cada corredor depende o determina la suerte del que le sigue o precede, y de una valoración de lo que hacemos, no en razón de las ventajas temporales, sino de la inspiración que somos capaces de producir en otras personas”. Aparte de Diccionario Jurídico 9-11, Ortega Polanco ha es crito “Testigos de Excepción (Perfi les del Siglo XX en la República Dominicana)”, en el año 2003, y “Código Procesal Penal (por un juez en ejercicio)”. Su padre, Francisco Ortega Díaz (a) Tocón, falleció hace tres años , y su madre, Chana Polanco, prima de Enrique Blanco; la defi ne como una mujer guapísima. cargada de hijos, nietos y biznietos; cual la María del Rosario Castañedas y Montero, la Mamá Grande, de la novela de Gabriel García Márquez, en una versión más tierna y más sencilla. (+)UN GRAN APORTE CON ELDICCIONARIO JURÍDICO“Diccionario Jurídico 9-11 (abogado d’ bolsillo)”, su tercera obra, es un aporte a la orientación ciudadana sobre la justicia y por ende a la seguridad de cada ciudadano. Ortega lo define como un diccionario de urgencias, para un fácil acceso e inmediata comprensión, cuyo propósito no es sustituir a los abogados de oficinas, corrillos o estrados, sino edificar al lector en un primer momento; ayudar al jurista, al estudiante, al estudioso y al administrador de justicia en la búsqueda de la información básica, e incluso socorrer a los ciudadanos y ciudadanas ante la inclemencia de picapleitos inescrupulosos, desleales y marrulleros. “Es una guía sustancial de cada tema. Especie de primeros auxilios legales; un diccionario enciclopédico, pero compendiado”, explica Ortega. Figuran, entre sus ejes temáticos, la Constitución, el control de la constitucionalidad, y la Resolución Alterna de Conflictos.

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