La República

MILAGROS ORTIZ BOSCH

Una vida marcada por el apellido Bosch

LA DICTADURA NO DIO TREGUA A LA FAMILIA DEL 'TÍO JUAN'. ESO NO AMILANÓ A 'MILAGRITOS'

SANTO DOMINGO.- Ese apellido Bosch ha tenido un peso extraordinario en la vida de Milagros. Desde que era una niñita escuchaba en la casa mencionar casi en susurro el nombre del tío Juan, que fue creciendo en ella como personaje de leyenda, admirado hasta la idolatría por la familia, por sus abuelos, por sus padres, por sus tíos, por sus amigos... Pero odiado y temido por Trujillo y sus agüizotes. Era una especie ó el tío Juan para Milagrosó del Robinson Crusoe de los ingleses del l700 o de Supermán para los americanos de mediados del siglo pasado. Era un héroe o algo más para los primos que se criaron junto a ella conociendo óa veces a hurtadillas, por temor a la represión trujillistaó la historia del hombre que había adquirido fama en la literatura y en la política por desafiar a la tiranía. Milagros Ortiz Bosch siempre ha estado orgullosa del apellido materno, de origen catalán, y reconoce que ha sido su tío Juan Bosch Gaviño el más respetado, brillante y sobresaliente miembro de la familia. Orgullo de sus descendientes, pero también de su ascendencia. Una vida fuera de lo comúnLa familia de Milagros vivió siempre acosada por la dictadura. Frente a la casa desfilaban los calieses con total desparpajo, y el paletero de la esquina o el limpiabotas de los sábados era siempre un confidente de los servicios de inteligencia del régimen. Su tío Pepito era llamado a cada rato para ser interrogado por el SIM (Servicio de Inteligencia Militar) y fueron muchas las ocasiones en que paró en la cárcel por ser enemigo del gobierno y hermano del tío Juan. En el colegio Santa Teresita, donde estudió, Milagros tuvo la suerte de que la mayoría de los profesores adversaran al régimen de Trujillo. Entre ellos estaban los profesores Maricusa Ornes, Carmen Natalia Domínguez, Ligia Echavarría y Poncio Sabater. El Santa Teresita era un colegio seglar y estaba muy influenciado por la escuela del humanista Eugenio María de Hostos y, por vía de consecuencia, casi todos los maestros conocían por referencia o eran amigos de Juan Bosch. Esa fue una época muy difícil para la familia. Algunos vecinos fueron perseguidos porque trabaron amistad con los Bosch. Los abuelos maternos de Milagros partieron al exilio luego de buscar protección diplomática en su condición de ciudadanos extranjeros; Doña Angelita, la madre de Milagros y hermana del tío Juan, era perseguida al igual que su esposo y el resto de la familia. En una ocasión, ya siendo una joven adolescente, Milagros fue llamada por la madre de una amiga que celebraría en esos días la fiesta de sus l5 años. Le dijo que ella, Milagros, no podía ir a la fiesta de su hija porque Angelita Trujillo había confirmado que asistiría. Pero eso no la humilló ni la entristeció. A fin de cuentas, Milagros ya se había acostumbrado a ese tipo de desplante por parte de amigos o defensores de la familia Trujillo o de personas que simplemente querían cuidarse de no caer en desgracia con el jefe, porque desde niña tanto los padres como los abuelos le habían advertido que la familia completa era tipificada como desafecta al régimen, por lo que las discriminaciones de ese tipo eran comunes contra Milagros y sus primos, y en particular contra el propio hijo del tío Juan, León Bosch, que para la época era también un joven y se había criado con sus abuelos. El seno familiarMilagros se crió en un círculo familiar muy íntimo. Josefina, la hermana mayor del tío Juan, tenía cuatro hijos contemporáneos de Milagros: José Oscar, Osvaldo, Virgilio y Fernando Arturo Orsini Bosch. Además, estaban los primos del lado materno, Josefina y Arturo Pérez Gaviño. Josefina Pérez Gaviño es la esposa del doctor Franklyn Almeyda, y Fico Orsini es un legendario comandante constitucionalista que sobresalió por su valor en la guerra patria del 65. En las familias Bosch, Gaviño, Pérez, Orsini y otros allegados se vivieron tiempos borrascosos en esa época de miedo y terror. La propia Milagros, con apenas l6 años, fue llamada e interrogada por el Departamento Nacional de Investigaciones cuando intentó matricularse en la escuela de Derecho de la Universidad de Santo Domingo. Le preguntaron insistentemente por el tío Juan, si hablaban por teléfono, si se escribían, quiénes eran sus amigosÖ Respondió todas esas preguntas exactamente de acuerdo al guión que tantas veces había ensayado. Los muchachos habían sido instruidos para que respondieran a ese tipo de pregunta, pues siempre eran las mismas y casi todas se relacionaban a los vínculos familiares con Juan Bosch quien, mientras tanto, sobresalía en el exilio como literato y dirigente político. Ya había sido fundado en La Habana el Partido Revolucionario Dominicano y el profesor Bosch emergía como el líder del exilio antitrujillista. Cae la dictaduraEl 30 de mayo de l961 sorprendió a Milagros y a toda la familia en franca conspiración. La juventud no aguantaba más y se rebelaron grupos universitarios. Doña Angelita, su madre, aún se recuperaba de un infarto sufrido un año antes al enterarse de la muerte de las hermanas Mirabal, con quienes la familia Bosch había estrechado amistad. Doña Angelita no resistió el tormento que le provocó el que un reconocido oficial del SIN, César Villeta, lanzara toda suerte de improperios contra las jóvenes hermanas asesinadas horas antes por agentes de la tiranía. Villeta vivía frente a su casa. La celebración de la muerte del tirano y el júbilo de aquel acontecimiento no podía ser mayor, pero había que observar prudencia, pues los organismos de seguridad desataron su furia como nunca antes contra la resistencia de la dictadura. Muchos se ocultaron, no así Milagros, quien combatió como pudo la remanencia trujillista hasta el 5 de julio, 36 días después del tiranicidio, cuando arribó por el aeropuerto de Punta Caucedo la avanzada del Partido Revolucionario Dominicano, el partido del tío Juan, el héroe nacional, el escritor famoso, el líder del partido, el orgullo de la familia, el de las historietas fantásticas de la niñez... Y aunque el tío Juan no llegó en persona, uno de los enviados, Ángel Miolán, trajo para “Milagritos” un regalo muy especial: el libro “Cuento de Navidad”, dedicado por el maestro a su querida sobrina. Fue entonces cuando Milagros vio por primera vez las letras del tío Juan. Pero ardía en deseos por conocerlo personalmente... El primer encuentroMilagros llegó aquella mañana de principios del l962 cargada de emoción a San Isidro de Coronado, en Costa Rica, a participar en un curso de formación política junto a más de 70 dominicanos y tres ecuatorianosóentre estos últimos Rodrigo Borja, luego presidente del Ecuador. Ella había quedado rezagada porque una compañera, Asela Morel, había confrontado dificultad con sus papeles de viaje. La emoción de Milagros era mayor que la de todos los demás: Iba a conocer finalmente al tío Juan, profesor de aquel curso, y quien organizaba ya su retorno a la patria como líder del PRD. Cuando llegó al salón de clases, Milagros quedó sorprendida ante la elegancia y personalidad de aquel hombre. Tenía 52 años, de pelo completamente blanco, apuesto, un tipo extraordinariamente buenmozo, a decir de las mujeres. Él estaba en la mesa principal, al lado de Jimmy Durán, Washington de Peña, Eduardo Tavárez, Antonio Canto, José Andrés Aybar Sánchez, Arnaldo Sención y... quien no podía faltar, José Francisco Peña Gómez. El sueño se hacía realidad. El abrazo del tío Juan fue memorable. La hija de su hermana Angelita era ya toda una mujer... Inteligente, bella, culta y... más que todo eso, su admiradora política. Junto a Peña Gómez y Rodrigo Borja, Milagros fue la mejor del curso, para orgullo de su tío y líder. El rompimientoDesde aquel encuentro en Costa Rica, Milagros llegaría a ser una de las figuras más importantes en la vida política de Juan Bosch, su asistente personal, y estuvo a su lado en todas las circunstancias de la vida. La salida de don Juan del PRD encontró a Milagros en Nueva York, donde andaba con su hijo Juan al hombro, buscando afanosamente sanación a su enfermedad. Regresó al país ante el llamado del líder y de inmediato se integró a los trabajos de formación del nuevo partido, el PLD. Don Juan la encargó del departamento de educación y luego le confió la tarea de organización. Así pasaron los primeros cinco años, en un largo proceso que provocó muchas incomprensiones y algunas deserciones del naciente PLD. Milagros se mantuvo al lado del líder, pero en algún momento comenzó a darse cuenta que iba perdiendo su propia identidad política y profesional, que su vida giraba alrededor, no ya del líder, sino del tío. Comenzaron a pesar más los vínculos familiares que los políticos y partidarios. Sin siquiera darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en su interior, Milagros de pronto se percató que necesitaba espacio para su propia vida. Eso quedó evidenciado a partir de los resultados electorales de l978. Milagros no estaba de acuerdo con la propuesta de Bosch óformulada al país el mismo l7 de mayo de ese año al estallar la crisis por el intento de los jefes militares de desconocer los resultados de las eleccionesó de que se formara un gobierno de unidad nacional. Los meses habrían de determinar, a partir de entonces, su salida del PLD y su alejamiento político, y para siempre, del tío Juan. El proceso fue difícil y doloroso. Milagros reunió a los familiares más allegados y les informó sobre su decisión irreversible. ¡La suerte estaba echada! No hubo mayores explicaciones. No era necesario. Muchos meses después Milagros inició carrera propia en su viejo partido, en su partido de siempre. Y echó a andar. Como quien hace pininos y luego da sus primeros pasos... hasta que aprendió a correr con sus propios pies. ¡Y corrió... mucho! Eso sí... Nunca ha pronunciado una sola palabra irrespetuosa o irreverente contra su querido tío Juan. No lo hizo mientras vivió... Y mucho menos después de muerto. Porque para ella la memoria del tío Juan siempre será sagrada. No más intentos de llegar a PalacioMilagros ha dado un paso al costado en su carrera hacia el poder. Su dignidad de política y mujer de principios no le permite vivir de derrota en derrota. Sabe que otras fuerzas internas en su partido le han sacado gabela, y como la miseria no anida en su alma, ¡pues que avancen los demás! Ninguna otra mujer en la isla óy podemos incluir a Haitíó ha llegado tan lejos en la vida pública, y pocas como ella han hecho tantos aportes a la democracia de su pueblo. Fue vicepresidenta de la República por cuatro años, elegida por la mayoría de sus conciudadanos, y paralelamente ocupó el ministerio de Educación, dejando su impronta en una gestión que brilla por su transparencia. Anteriormente fue senadora de la República y en tal condición integró el primer Consejo Nacional de la Magistratura que le dio forma y vida a la actual Corte Suprema que al mismo tiempo ha compuesto el resto del aparato judicial. Pero su historia legislativa no se queda ahí. Desde su curul senatorial Milagros impulsó importantes iniciativas para institucionalizar la República, como la Ley de Reforma Judicial, la Ley de Reforma Educativa, Ley de la Mujer... y paro de contar. Porque no se trata de una rendición de cuentas sino de algunas de las tantas cosas que esta mujer dejó a su paso por el Congreso Nacional en su representación capitaleña de cuatro años. Ya antes había estado en el Congreso, en una de las oportunidades en que su partido tuvo mayoría en la Cámara de Diputados, en la cual fue asesora del presidente, mientras recorría medio mundo junto a Peña Gómez trabajando estrechamente a su lado y montando el programa de televisión “Los Dirigentes”, que cada semana iba de país en país entrevistando a los principales líderes del mundo. Milagros aún conserva los originales de esos programas, que hoy constituyen valiosas piezas de museo. Hoja de servicioLa vida pública más reciente de esta singular mujer es materia conocida. Después de ocupar la Vicepresidencia de la República en el período 2000-2004, se opuso inicialmente a los propósitos reeleccionistas de Hipólito Mejía, aunque terminó apoyando ócon alguna timidezó la candidatura de su partido en los comicios presidenciales que marcaron el retorno al poder de Leonel Fernández. Para las elecciones del 2008 compitió por la candidatura presidencial perredeísta, pero perdió la contienda interna del ingeniero Miguel Vargas. Tras esa derrota se incorporó a la candidatura de Vargas en las elecciones del 2008, donde se impuso la candidatura reeleccionista de Fernández. Después de los comicios del año pasado, Milagros se ha mantenido activa en la vicepresidencia del PRD, pero alejada de la pugnacidad interna. Se ha reincorporado, eso sí, a los trabajos en los medios de comunicación, de los que se había alejado ya que la brega partidaria no le daba tiempo para otra cosa. Porque Milagros siempre ha sido gran comunicadora y se ha vinculado a los medios desde que era muy joven. Como empresaria fue durante años representante en el exterior de los medios escritos del Grupo Corripio, llegando a multiplicar en el extranjero la circulación y el pulgadaje publicitario de los periódicos El Nacional y Hoy. Y en los medios electrónicos no sólo fue la productora del programa Los Dirigentes, de Peña Gómez, sino que ha producido sus propios espacios televisivos. Actualmente está en la radio vespertina con un espacio diario en la Z-101. A un costadoMilagros ya se cansó de la lucha intrapartidaria. Ha dejado a sus miles de seguidores, dentro y fuera del PRD, a su libre albedrío. A todos agradece su confianza –algunos se resisten a marcharse de su lado, pero ella entiende que ha llegado el momento de decir adiós a unas aspiraciones que nunca antes habían llevado tan lejos a una mujer, ni dentro ni fuera del sistema de partidos en la República Dominicana. Ninguna mujer anteriormente había ocupado la Vicepresidencia de la República, y jamás se le había presentado la oportunidad a un partido mayoritario de elegir a una dama a la Presidencia. Milagros fue precandidata presidencial en 2008 y también aspiró a encabezar la boleta de su partido ocho años antes. En el 2000 disputó la candidatura a Hipólito Mejía, y éste luego la seleccionó como su compañera de fórmula. Pero también en 2004 Milagros aspiró a la candidatura perredeísta y declinó a favor de Fello Suberví, quien en la contienda interna fue derrotado por el entonces Presidente Mejía. Es decir, que el Partido Revolucionario tuvo tres oportunidades de escoger a Milagros como la primera mujer que encabezaría la boleta de un partido mayoritario. En las tres oportunidades Milagros falló en ese propósito, aunque en por lo menos dos ocasiones recibió el respaldo de amplios sectores de la sociedad dominicana y por momentos llegó a marcar las más altas puntuaciones en las encuestas independientes. Su respaldo popular siempre estuvo concentrado mayormente en la población que –aún simpatizando con el PRD– no estaba inscrita ni era militante de esa organización política. No tiene riquezasMilagros no tiene riquezas materiales. Ni falta que le hace. Le sobra el reconocimiento del pueblo y el amor de su hijo Juan, excelente profesional, artista, ser humano. Ni siquiera ha podido terminar de pagar su casa, aquel apartamento de siempre, en el tercer piso de la Independencia casi con Doctor Delgado. Ahí lleva viviendo 39 años y seis meses, pero todavía debe al banco parte de él. Ha dedicado su vida al servicio público. Y desde que tiene uso de razón ha estado en el filo de la navaja. Sus años han sido casi todos de muchas dificultades y recuerda con tristeza “el tiempo inacabable” en que su hijo Juan coqueteó de cerca con la muerte cuando se le descubrió una enfermedad en la sangre que en un principio se le diagnosticó de incurable. Para entonces Juan era un niñito y Milagros una mujer bella, “bien casada” y viviendo sus mejores años de juventud y realizaciones. Un médico norteamericano llegó a la familia como enviado por Dios, y curó para siempre a Juan Basanta, hoy convertido en todo un señor director cinematográfico exitoso, de renombre internacional. ¿Por qué no tuvo Milagros más hijos, siendo para ese tiempo una mujer saludable y con un matrimonio estable? Dios así lo dispuso. El segundo hijo nunca llegó. Pero de todos modos Milagros necesitaba tiempo para trotar por el mundo con su hijo al hombro, buscándole sanación a una enfermedad entonces tipificada como mortal. Y entonces... ¿Cuándo tendremos una mujer presidenta? No se desesperen. Detrás de ella vendrán otras que recogerán su ejemplo de lucha con dignidad, y que, como ella, también sabrán recogerse a tiempo para no hacer el ridículo cayendo de derrota en derrota. Porque a pesar de no haber llegado a la Presidencia, en todas las facetas de la vida Milagros ha sido una mujer exitosa. ¡Si lo sabrá la historia...!

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