Aproximadamente 180 personas
Parte de población carcelaria envejece sin recibir servicios
SANTIAGO.- El aumento de la criminalidad con acciones cada vez más horrendas y violentas ha traído como consecuencia el aumento de las condenas a 20 y 30 años, mientras la administración penitenciaria tiene que responder a un creciente número de personas que ha envejecido en la prisión. En la cárcel Rafey Hombres se ha creado un pabellón para atender reclusos de avanzada edad, algunos de ellos con un largo historial delictivo. Aproximadamente unos 180 están incluidos en esa clasificación en todos los recintos del país, acarreando los problemas resultantes de la edad, pérdida de movilidad, ceguera y deterioro mental. Estos reclusos que envejecen en las cárceles por su larga condena e historial delictivo, tienen las probabilidades de perder el contacto con sus familiares, y al cumplir condena, ya ancianos y sin familia, no saben adónde ir ni qué hacer. A esto se agrega que por su edad y condición de ex reclusos se les dificulta aún más conseguir trabajo, pese a que muchos de ellos se han capacitado en el penal. ¿Qué hará la sociedad con ellos? ¿Los protegerá el Seguro Familiar de Salud y podrán tener una pensión por vejez?. Estas son las interrogantes que ellos mismos se hacen y solicitan que se indague sobre el tema. Un sondeo realizado en el pabellón de Rafey entre reclusos ancianos, para tener una idea de los delitos cometidos, arrojó que el más alto porcentaje de presos es por violación y agresión sexual, seguido de homicidio, infanticidio, violación a la ley 50-88 sobre uso y tráfico de drogas y otras infracciones. Hay ancianos con problemas mentales, psicópatas incurables, pero también hay buenos y nobles. Es el caso del viejo Flores, con más de 81 años, quien mató a machetazos a tres mozalbetes, pero alega que él no era un asesino, pues sostiene que siempre ha sido un hombre justo y apegado a la Ley. A pesar de su edad, mató en defensa propia y de su hijo, según argumenta en una historia que está en esta página. Rafey Hombres cuenta con 757 reclusos y de esta cantidad 673 no han sido sentenciados y sólo 61 ya han recibido condena. En apelación hay 20 reclusos y 3 en casación, lo que significa que más del 80% de esa población carcelaria permanece sin condena. De estos internos, 30 son extranjeros. Las enfermedades que con más frecuencia se atienden en el dispensario médico de ese presidio son las gastrointestinales, las que el médico de turno atribuye a “chucherías” que comen a deshoras. Dice que generalmente el 35% de los reclusos ingresa con enfermedades que ya traen. Pabellón de ancianosRogelio, uno de los reclusos del pabellón de ancianos, tiene 20 años en la cárcel. Fue condenado a 22 por homicidio, y sólo le queda un año y medio por cumplir. Comparte una celda con cuatro compañeros: Federico, Rafael, Polanco y un ciego acusado de complicidad por homicidio. Todos quieren hablar al mismo tiempo; cada quien tiene una historia que contar. Estos reclusos, que han estado en lo que llaman el viejo y nuevo sistema, coinciden en reconocer el cambio cualitativo que ha tenido la cárcel actualmente. “Antes aquí se hacían cuchillos, machetes con los barrotes de las camas y a cada rato había un pleito, herido y hasta muertos, uno se sentía muy inseguro. Ahora no, el ambiente es diferente, tenemos televisor, una nevera de agua, lavadora, compruébelo usted misma”, dice Federico. Indican que en el televisor ven las noticias y se enteran de lo que está pasando en el mundo y el país. Cuando se les pregunta cómo ven el país, uno de los internos respondió de inmediato que “las cosas están malas y que los verdaderos culpables son los políticos que han saqueado al país y por ello tenemos baja educación, desnutrición y poco empleo”. La reivindicación “El artículo 63 de la Ley 87-01 establece que las personas mayores de edad, con más de 60 años y pobres de solemnidad, merecen una pensión y no establece condición, si están presos o no”, explica Nélsida Marmolejos, directora de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA). Dijo que en estos momentos se está a la espera de la aprobación de una propuesta que fue elaborada conjuntamente por DIDA, Salud Pública y otras entidades ligadas a ese proceso. Explicó que con esos fines se está elaborando un reglamento para establecer la metodología de otorgamiento de estas pensiones. No se trata de dar una asistencia pura y simple, sino reivindicar la dignidad de la persona, pues es deber del Estado garantizarle cierto nivel de ingreso a toda la población, indicó la funcionaria. Marmolejos considera que los indigentes mayores de edad, a fin de que tengan un servicio de salud a través del sistema único que tiene la Presidencia de la República, deberán ser atendidas por el Seguro Nacional de Salud (Senasa), ya que son pobres de solemnidad. Dos casosLa historia del viejo Flores, de 81 años, puede ser la de cualquiera de los lectores. Flores era el ayudante del alcalde de una comunidad rural. Un día avanzada la noche lo llamaron por un pleito que había en una fiesta y cuando llegó al lugar vio tirado en el suelo bañado en sangre a su hijo. Flores mató al agresor de su hijo. Recogió al muchacho y rápidamente se encaminó hacia el hospital. En la oscuridad de la noche fue interceptado por dos parientes del muerto, a quienes a pesar de su avanzada edad también les dio muerte. Flores alega que actuó en defensa propia y de su hijo, pero fue condenado a 17 años de cárcel. Andrés narra que un fin de semana “daba una vuelta” con su hermano y se detuvo en un colmadón a tomarse “un par de frías”. Dice que tan pronto destapó la cerveza fue a avisar a su hermano para sentarse juntos un rato”. Sin embargo, cuando llegó al carro encontró que un asaltante lo había golpeado en la cabeza y trataba de despojarlo de la cartera. Sin pensarlo tomó su revólver y le dio un balazo al asaltante, quien horas despues murió. “Fui juzgado y en la justicia nunca fue nadie a reclamar ni a hablar por el asaltante. Sólo una testigo apareció. Me condenaron a cuatro años de cárcel”, dijo. Como estas historias aparecen muchas más, incluidas de presos por accidentes automovilísticos.