Último caudillo sin heredero
Desde que un correligionario mostraba condiciones para construir su propio liderazgo o emitía signos de que podría hacerle sombra, Balaguer determinaba que esa cabeza rodará por el suelo, alentado por los personajes de su entorno
Mientras Balaguer respire, nadie aspire. La consigna emergió con fuerza en la década de los noventa, cuando la merma de las capacidades del nonagenario líder demandaba su relevo del liderazgo político y empezó una soterrada lucha por su sucesión entre los que se consideran presidenciables. El caudillo optó hasta su ocaso por una de las reglas del mundo de las trabas: en un gallinero sólo cabe un gallo.
Gallo significa el que todo lo manda. El ave de profundo arraigo en la cultura criolla fue el símbolo escogido por Balaguer para representar a su Partido Reformista cuando lo fundó en 1964. Bajo la lógica de gallo, sinónimo de hombre fuerte y valiente, según el diccionario, actuó Balaguer en su parcela política.
Desde que un correligionario mostraba condiciones para construir su propio liderazgo o emitía signos de que podría hacerle sombra, Balaguer determinaba que esa cabeza rodará por el suelo, alentado por los personajes de su entorno.
Cayó la testa del ex vicepresidente de la República, Francisco Augusto Lora; la de Fernando Álvarez Bogaert, su compañero de boleta en las elecciones de 1982: la de Víctor Gomez Berges, en momentos en que tenía posibilidad desde convertirse en el secretario general de la OEA: la de Jacinito Peynado, a quien le retiró su apoyo cuando era el candidato presidencial reformista en 1996, la de Carlos Morales Troncoso, vicepresidente en 1986-1990 y 1990-1994; la de Federico (Quique) Antún, ex secretario político, quien fue relevado de su cargo en la última reorganización el año pasado y colocado en una segunda vicepresidencia, virtualmente sin funciones.
A diferencia de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y de la Liberación Dominicana (PLD), que superaron la desaparición o retiro de sus líderes para dar paso a otro, colectivo, para luego alentar el fortalecimiento de nuevos líderes, entre la dirigencia reformista se dio, hasta de Fernando la víspera de la muerte de su guía, un proceso de identificación tan grande con el Gobierno del presidente Hipolito Mejia que el futuro de esa organización se tornaba incierto.
Hasta la víspera de la muerte de Balaguer, a excepción de Carlos Morales Troncoso, los demás presidenciables del PRSC y el grupo denominado "de la casa" pareció mimetizarse con el Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), la facción del PRD que gobierna desde el Palacio Nacional. Ese segmento reformista apoyó, en principio, una reforma constitucional que favorecía la permanencia en el poder del PPH al modificar el artículo 90 de la Carta Magna que restablecía la reelección presidencial y disminuía el tope del 50 por ciento más uno, para ganar las elecciones presidenciales.
El documento firmado por Rafael Bello Andino, primer vicepresidente en funciones del PRSC, el miércoles 10 de julio, lo confirma en un ambiguo documento en que informa lo acordado: "E1 PRSC aceptaría que la candidatura que haya obtenido el porcentaje superior al 45 por ciento y supere en, por los menos, un diez por ciento a la candidatura inmediatamente inferior en votos, pueda ser declarada ganadora".
El tranque se produjo en la Asamblea Revisora la noche del viernes, cuando Rafaela Alburquerque "despertó" y se dio cuenta del juego a que estaban sometidos los reformistas. La actitud garantizaría la vigencia del tripartidismo, obstaculizara que el PRD vuelva a alzarse con la Presidencia como lo hizo en el 2000 y coloca en el ridículo histórico al PRD, que renegó de sus principios, sin conseguir la disminución del porcentaje para ganar las elecciones, la reforma que unifica a los perredeístas.
La sucesión
Si el PRD alcanzó la presidencia después de la muerte de su líder José Francisco pena Gómez y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) llegó a ella con el profesor Juan Bosch en retiro, ¿lograran deponer sus dirigentes sus intereses particulares e institucionalizar el PRSC funcione colegiadamente? ¿Lograran deponer sus dirigentes sus intereses particulares e institucionalizar el PRSC? El desafío es grande, porque la organización de treinta y ocho años de fundada se fundamentó en vínculos personales y en los lazos de incondicionalidad con el líder.
La reciente recomposición del partido reformista, el año pasado, selló su futuro inmediato. Balaguer colocó a la organización en manos de sus íntimos, los llamados "de la casa”. Después de Balaguer, Bello Andino le sigue en jerarquía al ser designado primer vicepresidente en funciones del PRSC.
El antiguo taquígrafo de Balaguer durante la Era de Trujillo controla junto a José Ramón González Pérez, secretario de Finanzas del PRSC, los recursos que la Junta Central Electoral asigna al partido; el diputado electo Aníbal Páez, sin cargo dentro de la estructura partidaria, apadrina a Johnny Jones y al diputado Ramón Rogelio Genao, secretario político y de organización, respectivamente. Otro considerado "de la casa" es Guara Liranzo, quien no ostenta cargos formales, pero es una influyente figura dentro del partido.
De los aspirantes a una nominación presidencial reformista, Morales Troncoso fue de los pocos que en los últimos meses reclamó que el PRSC conservará su identidad política y que tomara distancia del Gobierno. El exvicepresidente fue de los pocos que se opuso a la celebración de la Asamblea Revisora, al advertir que sus compatriotas debían desentenderse de una reforma que sólo convenía al partido del Gobierno.
Federico (Quique) Antún, otro de los presidenciables, se encuentra entre los que parecen absorbidos por el Gobierno. Antún mantiene relaciones muy estrechas con el presidente Hipólito Mejía. De ello son testigos los reporteros que cubren las actividades de Mejía. La última vez que Antún fue encontrado en casa de Mejía, explicó a los reporteros que había ido a tratarle "asuntos privados" al presidente. El precandidato publicó en septiembre del 2000 el libro Plan Trienal 2000-2003 donde reclama la modernización del PRSC.
Otro presidenciable es el senador José Hazim Frappier, de San Pedro de Macorís. Hasta ahora apoyó en el Senado todas las iniciativas del oficialismo. Su otro compatriota de la región Este, Arnable AristyCastro, senador electo por la provincia de La Altagracia, ocupa la dirección de la Liga Municipal Dominicana. Antes de la muerte de Balaguer se preveía que renunciaría a la senaduría para quedarse en el cargo. Aristy Castro mantiene estrechas relaciones con Pedro Franco Badía, secretario de Interior y Policía. ¿Logrará alguno de ellos la sucesión del liderazgo de Balaguer?
Sucesores
Rafael Bello Andino es la persona de mayor jerarquía
en las filas reformistas. Controla, junto al secretario de Finanzas del PRSC, los fondos que la Junta Central Electoral asigna al partido colorado. Desde el año pasado, ocupa la primera vicepresidencia del PRSC.
El dirigente compartió la intimidad del caudillo desde que empezó a trabajar junto a éste como taquígrafo en la década de 1950. El empresario Jacinto Peynado es puntero en las encuestas sobre los presidenciables reformistas. Fue senador entre 1986-1990 y 1990-1994; vicepresidente de la República entre 1994-1996. En 1996 fue candidato presidencial.
Carlos Morales Troncoso fue vicepresidente de la República en dos períodos consecutivos, de 1986 a 1994. Clama por la institucionalidad de la organización y por recobrar la identidad partidaria, tomando distancia del PRD. Le sigue a Peynado en las encuestas. Federico (Quique) Antún fue secretario político del PRSC por varios años. Después de la reorganización del año pasado, fue designado segundo vicepresidente del PRSC, pero en la práctica había sido dejado sin funciones. Aparece en el tercer puesto en las encuestas.
José Hazim tiene dos períodos como senador por San Pedro de Macorís junto con Amable Aristy Castro, senador electo por la provincia de la Altagracia, parte de la región Este que tiene como un feudo reformista.