teatro
“Mamma Mía!” y el sentido de respeto al público
El musical que se estrenó en Londres en el año 1999 llegó a República Dominicana, donde continúa hasta el domingo 24 de noviembre en la sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes
Nadie pone en duda que el montaje del musical “Mamma Mía!” debe respetar estándares preestablecidos por la franquicia creadora, que garanticen la calidad de la marca. Sin embargo, para suerte del público, la producción dominicana, encabezada por José Llano y encargada de la puesta en escena de este espectáculo multidisciplinario, no descuidó el más mínimo detalle.
El musical inspirado en las canciones del icónico cuarteto sueco, ABBA, es una comedia romántica que se pasea lo mismo por el drama, que por el humor, pero siempre poniendo énfasis en valores como la amistad, la solidaridad y en el amor, en sentido general.
De este trabajo, creado por Benny Andersson, Björn Ulvaeus, Katherine Johnson y Judy Craymer, han resultado dos películas y un musical para teatro, que ha dado la vuelta al mundo emocionando a millones de fanáticos de la banda que surgió a principios de la década del 70 y que expandió su fama a base de ritmos pegadizos y letras sencillas, pero contagiosas.
Y por fin, el musical que se estrenó en Londres en el año 1999 llegó a República Dominicana. José Llano Presenta, la productora, obtuvo las licencias. Se encargó a un “dream team” para formar equipo artístico y técnico que priorizara, más que nada, en la excelencia y el resultado ha sido esta producción que se estrenó el fin de semana pasado y que continúa hasta el domingo 24 de noviembre en la sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes.
Trabajar un texto, una teatralidad, una música, unas canciones y unos pasos de baile desde un contexto previamente diseñado pudiera parecer “pan comido”, sin embargo, ensamblar todos estos elementos procurando lograr la versión que, además de respetar las normas de la marca, también aporten toques de creatividad, credibilidad y autenticidad del mismo producto, suele convertirse en un gran dolor de cabeza.
Pues resulta que ese “dream team” seleccionado por Llano, con María Castillo) a la cabeza, en la dirección general (con la asistencia de Camilo Landestoy; Paola González en la dirección de voces, Junior Basurto Lomba, en la dirección musical; Pablo Pérez, en la coreografía; David Minguez y Ángela Bernal (Trake Stage) en la escenografía y Marcos Malespín en el diseño de vestuario, lo logró.
El público recibió un trabajo de calidad de principio a fin. Una explosión de talento empeñado en hacerlo y quedar bien. Una cohesión artística cuyo compromiso estaba cimentado en el respeto a una audiencia que, en su mayoría se ha visto más de una vez las películas y los más afortunados han ido a Broadway o a Londres o a cualquier país del mundo donde se ha presentado el musical e iba a sacar conclusiones, a hacer comparaciones y a calificar o desmeritar el trabajo que acababan de presenciar.
La nota ha sido sobresaliente. La Donna y la Sophy que personificaron la ex Miss Universo, Denisse Quiñones, y la joven Sofía Reyes, en los roles protagónicos, con las notas agudas y afinadas que exhibieron, además de la carga dramática que imprimieron al montaje, tienen en la palabra “calidad”, su mejor definición.
Laura Rivera y Laura Leclerc, dos voces maduras y probadas de la escena musical dominicana, sumaron a estos ya conocidos atributos, la chispa cómica de sus personajes, como las mejores amigas de Donna, un elemento refrescante, divertido y, hasta por momentos irreverente.
José Guillermo Cortines, Luis José Germán y Máximo Martínez, los posibles padres de Sophy, con sus respectivos bagajes en producciones musicales y, por igual, siendo experimentados cantantes (menos El Gordo Germán) estuvieron a punto en sus personajes, sumando peso a la producción.
Juan Luis Espinal, Carla Hernández y Carolina Simpson completan el elenco principal de actores y cantantes, quienes, a partir de las canciones de ABBA, hilvanan la historia de amores, desamores, encuentros y desencuentros que despiertan nostalgias de décadas de la banda sonora de la vida de tantas personas que lamentaron la desaparición de su agrupación favorita.
¿Y qué decir de Pepe Sierra? Una actuación especial, cuya presencia escénica pone de manifiesto el poder de un actor. La confirmación de aquella manida frase que reza: “no existen roles pequeños”. Él, sin muchos aspavientos, sin alardes, sólo valiéndose de su talento, aporta a cualquier producción, sea de teatro o cine, un despliegue impresionante de las mejores técnicas.
Una vez una famosa actriz y directora me contó que los musicales tienen la particularidad de que “todo es a medias”: se canta a medias, se actúa a medias, se baila a medias. En fin, en “Mamma mía!” todo va a lo grande. No hay fisuras. No hay tibiezas. ¡Es todo, a lo grande!
“Honey, Honey”, “Dame, Dame, Dame”, “Money, Money, Money”, “Mamma Mia”, “Chiquitita” y muchas más, en inglés o en español, los recuerdos llegaron a los más adultos, las sorpresas a los más jóvenes y todos agradecieron los niveles de calidad con que se les presentó un trabajo que se ha paseado por más de 100 ciudades del mundo y que a esta pequeña ciudad se le haya entregado respetando y cuidando el más mínimo detalle. ¡Chapó!