Grupo atrévete: Acogidos por el pueblo y olvidados por el gobierno
A pocos metros de la Catedral Primada de América, el sonido de la tambora, güira, piano y las voces que interpretan un merengue o bachata, cautiva a los transeúntes de la Ciudad Colonial, quienes detienen su andar para acercarse y ver de dónde proviene la algarabía.
Y es que el Parque Colón se convierte en el escenario en el que diez jóvenes con discapacidad visual, bajo el nombre de ´Atrévete´, cautivan con su destreza y talento un ambiente donde la música, ritmo, baile, alegría, sorpresa y emoción llenan el espacio.
La antigua Escuela Nacional de Ciegos fue el lugar ideal para que Arturo Séptimo, pianista; Carlos Vásquez, tamborero y vocalista; Arturito Batista, güirero; Scott Félix, coro y baile; Carolina Tineo, vocalista; Emilio Ventura, bajista; Aurelio Almonte, saxofonista; Alex Lugo, guitarrista; Jorge Benoit, bajista y Francisco García, coordinador del grupo y percusionista, se conocieran y emprendieran una aventura en el mundo de la música, sin importar las distancias y retos por su discapacidad visual.
“Venimos desde el país completo, el güirero vive en Haina, el pianista vive en Punta de Villa Mella, el bailarín vive en Los Guaricanos, la chica vive en Los Girasoles y yo vivo en la Charles por Cansino adentro”, describió Francisco García, coordinador del grupo, al tiempo de señalar que uno de los integrantes vive en Santiago de los Caballeros y otro en Baní.
Aunque el grupo lo integran diez personas, a la Ciudad Colonial solo acuden cinco, para promocionar la música, que llega a fiestas privadas, como bodas o cumpleaños. Este y el dinero que recolectan en el también conocido “Parque de las Palomas”, es el único sustento con el que cuentan estos jóvenes.
“Esta es una forma de nosotros fomentar la alegría y el talento que nosotros tenemos”, incita Scott, quien se encarga de animar las presentaciones, y quien anima a los transeúntes colaboren en lo que denominan como la “Urna Negra”, pero que para ellos se convierte en un arcoíris de brillantes colores, ya que de estas contribuciones económicas costean su transporte, algunas necesidades como agua y con ella subsisten.
“No se queden con las ganas, si usted quiere aportar se acerca a la urna negra y hace fuapiti, aportar, apoyar y colaborar”, motiva Scott al “público” de manera jocosa mientras algunos ríen y otros se unen a la causa de los jóvenes, que para trasladarse cada día que se presentan deben alquilar un “mini bus”.
En ese mismo sentido, externaron, les gustaría recibir algún apoyo del Ministerio de Cultura o la dependencia de Turismo, retribuyendo la labor cultural y con la que atraen turistas mediante su música y jocosidad durante las presentaciones, al igual como son retribuidas y reconocidas otras populares agrupaciones culturales.
“Por nuestra participación en la zona colonial el Grupo Atrévete solo recibe el beneficio de los transeúntes, nosotros le hacemos un llamado al Ministerio de Turismo, al Ministerio de Cultura, que se acerque al Grupo Atrévete y colabore como nosotros colaboramos con la cultura, así ellos colaboren con nosotros como ellos entiendan”, solicitó Francisco García.
Otro reto al que se enfrentan como agrupación, es no poder convertir sus letras en canciones, ya que además de tocar merengue, bachata, son, bolero y balada, tienen sus propias composiciones, pero debido a los altos precios que conlleva la grabación y producción, resulta cuesta arribas poder materializar sus sueños de expandirse más allá del parque.
“El pianista ya tiene varias composiciones que él ha hecho, merengue y bachata, también la vocalista ha hecho sus composiciones para el grupo, pero la música en vivo, como es el merengue y bachata, sale muy costoso para grabarla y por eso no hemos tenido la oportunidad de grabar nuestra producción a nivel profesional”, se lamentó Francisco García, quien solicita ayuda de aquellos que estén en la disposición de colaborar.
“Hacemos un llamado a los inversionistas, a los empresarios que quieran colaborar o aportar o alguien que tenga un estudio que quiera prestarnos tiempo o darle un ‘fiao’ como decimos en República Dominicana, para nosotros poder grabar nuestras composiciones”, solicitó el coordinador del grupo.
A pesar de que cada sábado o domingo, días en los que habitualmente se presentan en la centenaria ciudad, comparten la alegría de aquellos que hacen ronda para escuchar su música, no siempre les toca irse con la misma alegría, ya que lo recaudado no les basta para cubrir todos los costos que implica movilizarse y permanecer durante más de seis horas de estancia en el parque.
“Para traerle alegría a nuestro público, nosotros, aparte de lo que ellos nos dan, sacrificamos nuestro tiempo y también de nuestro dinero, porque muchas veces traemos alegría y nos vamos sin dinero y tenemos que costear el traslado del grupo, el transporte para el vehículo, la logística, comprar agua, beberse un cafecito. Nosotros duramos más de seis horas cuando venimos para acá, nosotros venimos a partir de las 3:00 de la tarde y nos vamos a partir de las 9:00 de la noche, 10:00 de la noche”, sostuvo el coordinador del grupo.