El día que viajé desde Santo Domingo hasta Detroit para ver a Taylor Swift
¿Por qué hacer tanto para ver a Taylor Swift? Para mí la respuesta es bien simple: porque su arte me hace feliz y ha traído a mi vida tanto alegría como consuelo.
“Si hace una gira voy a ir. No sé cómo, pero lo lograré”
En mi vida, no había tenido la experiencia de ver en vivo a uno de mis artistas favoritos, ya sea porque no podía ir a los conciertos o porque no venían a la República Dominicana.
Durante la pandemia, pese a que el pensamiento colectivo en estos tiempos fue nublado por la incertidumbre y el pesimismo, decidí ser optimista sobre algunas cosas. Entre ellas estaba que, si una gira estaba en los planes de mi artista favorita, Taylor Swift, encontraría la manera de ir.
En octubre de 2022, junto al lanzamiento de su décimo álbum, “Midnights”, Taylor Swift apuntó a una posible gira. El primero de noviembre de ese año anunció “The Eras Tour”, una gira conmemorando cada álbum, o “era”, que ha tenido en sus 17 años activos de carrera.
El instante en que vi que mi artista preferida estaría haciendo conciertos, una ola de realidad se estrelló sobre mí: “¿Cómo iba a ir?” “¿Con qué dinero?” “¿En qué fecha?” “Soy estudiante universitaria, ¿y si me tocaban exámenes finales en la fecha que decidía ir?”.
En el vaivén de mis pensamientos, mi querida amiga y coprotagonista de esta historia, Mia Bachá, me preguntó “¿Crees que te dejen ir a Michigan?”. No lo pensé mucho, o en lo absoluto, cuando le dije que sí. El asunto tomó seriedad cuando nos dimos cuenta que de verdad tendríamos que conseguir las entradas, proceso por el que ninguna de las dos había pasado antes.
Es un hecho conocido que la compra de taquillas para ver artistas del calibre de Taylor Swift es sumamente cuesta arriba por la alta demanda.
Se trataba de su primera gira en cinco años, por lo que la gente estaría deseosa de verla sobre el escenario.
Su tour previo, el “Reputation Stadium Tour” de 2018, se convirtió en el más recaudador en la historia de los Estados Unidos. Este récord ya ha sido sobrepasado por ella misma con su gira actual.
Tomando en consideración que la popularidad de la intérprete aumentó de forma exponencial desde ese entonces, todos predecían que “The Eras Tour” sería una bestia completamente distinta.
Y así fue.
La plataforma de tickets estaba preparada para vender 1.5 millones de entradas en el día de preventa. Fue tomada por desprevenida cuando solo en ese día recibieron 14 millones de visitas. Esto provocó que el sitio web colapsara y que la venta general se cancelara.
Mia y yo fuimos de las agraciadas en poder conseguir boletas en la primera preventa.
Nuestras entradas salieron a un precio más asequible en comparación a como se elevaron después. ¡Pero ya las teníamos! Eso era lo importante. Solo quedaba esperar siete meses.
¿Por qué hacer tanto para ver a Taylor Swift?
Para mí la respuesta es bien simple: porque su arte me hace feliz y ha traído a mi vida tanto alegría como consuelo. Razones similares por la que un fan de algún deporte daría miles de pesos para apoyar a su equipo favorito en un juego muy especial.
Desde pequeña me he considerado una “fangirl”, es decir, una consumidora entusiasta de música, películas, series y libros.
No recuerdo una etapa en mi vida donde no haya estado dedicada a algún interés relacionado a la cultura pop, lo que ahora influye incluso en mi profesión y habilidades artísticas.
El arte de Taylor Swift ha sido parte de la banda sonora de las fases formativas de mi vida. Cuando no sé cómo articular una sensación o experiencia, Taylor Swift sí sabe cómo decirlo con una precisión y especificidad que en ocasiones pueden ser chocantes, y a la vez reconfortantes.
Los sentimientos son algo complicados. En mi caso, se vuelve más sencillo procesarlos cuando hay palabras para ellos. Las canciones de Taylor son un espacio seguro para mí y millones de personas más.
Los siete meses pasan y llega el día: jueves 8 de junio de 2023. Nos montamos en dos aviones para ver a nuestra artista favorita: Santo Domingo a Nueva York y de Nueva York a Detroit.
Aterrizamos en la noche de ese día y aún no procesábamos que en 24 horas estaríamos en el estadio Ford Field viendo al ícono musical y narradora de nuestra niñez, Taylor Swift.
Desde el momento que se llega a la periferia del estadio, empieza lo que sería una experiencia inolvidable.
Lo más cercano a lo que puedo comparar el nivel de espíritu celebratorio que predomina en este evento es un carnaval.
Si ella celebra cada una de sus eras, la fanaticada la acompaña en esto. Hay una diversidad vasta de géneros, razas y edades en este conjunto de personas. Es un mar de colores, lentejuelas, disfraces y entusiasmo en su forma más pura.
¿El acuerdo tácito de un concierto de Taylor Swift? Divertirse. Aparentemente, lo entendí tan bien que terminé en el periódico local: Detroit Free Press.
Durante nuestra espera para comprar mercancía, mi emoción llamó la atención de una fotógrafa que se encontraba haciendo una foto crónica de este concierto. Se acercó a mí, mencionó su apreciación por mi entusiasmo y quiso tomarme unas cuántas fotos. Le mencioné que venía desde República Dominicana y quedó impactada con este hecho.
Al entrar al estadio, brazaletes luminosos son entregados a cada integrante de la audiencia. Cuentan con unos receptores de frecuencia radial que permiten que se iluminen formando patrones únicos y a un ritmo específico.
Cuando sale el conteo regresivo de cinco minutos para que empiece el show, la energía en el estadio incrementa.
Y, de repente, empezó la función.
A nivel personal, no había sentido tanta emoción y felicidad pura de la forma en que lo hice en las tres horas ininterrumpidas de ese concierto.
Durante las canciones “You Belong With Me” y “Love Story” dije en voz alta “mi niña interior está demasiado feliz” y me conmoví hasta las lágrimas. Cantar al unísono canciones que marcaron mi infancia junto a 60,000 personas y la intérprete misma ha sido, sin duda alguna, uno de los momentos más mágicos de mi vida.
Presenciar 44 canciones en vivo, por tres horas, sin pausa, elevó hacia el infinito mi nivel de respeto por Taylor Swift como intérprete. No hubo un solo momento en que no entregara todo de ella y hacia la audiencia.
Hubo un excelente balance entre momentos tenues donde su única compañía en el escenario era un piano o una guitarra, hasta momentos de producción masiva con visuales y sets impresionantes que dejaban a cada espectador boquiabierto.
Taylor expresó su agradecimiento hacia sus admiradores en diversas ocasiones, mencionando lo afortunada que se sentía de poder celebrar cada parte de su carrera hasta la fecha con ellos.
A pesar de la barrera del idioma, el arte de Swift ha sido capaz de conectar con millones de personas alrededor del mundo, incluyendo a República Dominicana.
Viajé desde mi país hacia Detroit para verla y no he sido la primera ni seré la última en hacer algo así.
Muchas de mis amistades que gustan de la artista están en el mismo nivel y han sido afortunados de verla en vivo en distintas ciudades. Solo para mencionar algunas: Tampa, Florida; Nashville, Tennessee; Newark, New Jersey; Foxborough, Massachusetts; próximamente, Los Ángeles, California; Buenos Aires, Argentina; Río de Janeiro y Sao Paulo, Brasil; Madrid, España; Viena, Austria; y Ámsterdam, Países Bajos.
Cada experiencia es descrita como maravillosa, mágica y atribuida a ser los mejores días de la vida de algunos. Entre una de las más espectaculares e inesperadas, las dominicanas Heidi Torres y Carmen Quezada fueron elegidas para conocer a la cantante en el 2018.
Swift encuentra diferentes maneras de conocer y conversar con aquellos que disfrutan de su música. El equipo de logística de la cantante y su madre, Andrea Swift, tenían la tarea de seleccionar personas en la audiencia para llevarlas a conocer a la intérprete después del concierto. Esto es una tradición que dada desde su primera gira en el año 2009. Fueron escogidas al mencionar que eran de la República Dominicana. Mencionaron este mismo dato a la artista al conocerla. La intérprete estadounidense se sorprendió bastante y comentó que ansiaba visitar la isla en algún momento.
En lo que Taylor decide visitar nuestro país, puede contar con que algunos de nosotros encontraremos la manera de ir hacia ella mientras sea posible. A fin de cuentas, no solo se paga por ver a una mujer con un asombroso trayecto artístico dar una presentación magnífica, sino que por una de las experiencias más memorables de nuestras vidas.