Simón

Impacta la fotografía. Y la edición funciona. Esos son dos valores de esta cinta venezolana. El filme parte de un cortometraje del mismo director que le sirvió de tarea final de una asignatura universitaria en Los Ángeles, ciudad donde emigró con su familia. Amplió aquel relato, buscó financiamiento y lo llevó escena con un reducido presupuesto.

El cine épico despierta la emoción, mucho más en estos tiempos donde el decir y el hacer a veces no se dan la mano y prefieren acudir a la metáfora intuitiva.

Pero en “Simón” hay creatividad. Y un propósito. Se ve la mano de un artista que modula su producto con las pocas herramientas técnicas que tiene a su disposición. Hace con ellas un producto cinematográfico que escapa de esas insoportables escenas de torturas, escapatorias y enfrentamientos carcelarios.

Muy buenas influencias de Alan Parker, Lilo Vilaplana y otros que han tocado el tema de las torturas y abusos carcelarios en dictaduras, con altura.

“Simon tiene manchas, sobre todo en el reparto, en la construcción de determinadas escenas de violencia implicita y momentos donde el discurso de los personajes está por debajo de lo que pudo ser. El casi imperceptible devaneo de la música de fondo, no siempre a tono con las imágenes proyectadas en pantalla, no se hace sentir. Pero también tiene virtudes como la selección de locaciones, los primeros y segundos planos una cámara esmerada, la agudeza inconfundible del guion y el manejo de la puesta en escena en momentos de tensión y muestreo del mundo interior del protagonista que vive en el exilio, alejado de los problemas de su patria, y de las protestas callejeras. Este es cuestionado por abandonar el país mientras atacan al regimen en las calles.

“Simón” es un destello del auéntico cine de Venezuela forjado en el exilio con resultados atendibles. Un cine alejado de aquellos bodrios sociales de finales del siglo XX donde los desórdenes y abusos no los creaba la sociedad, sino el ejército.

Ficha técnica

Sinopsis: Un joven venezolano debe exiliarse luego de haber participado en protestas sociales, donde fue detenido y torturado. Mientras busca asilo político, lidia con traumas, culpas e incertidumbres.