Rubén Blades retoma sus historias ante un público hambriento de sus éxitos
El cantautor panameño presentó su gira “Salswing Tour” con una Big Band dirigida por Roberto Delgado
- Los dominicanos se preguntaron por “Juan Pachanga”, “María Lionza”, “Pablo Pueblo”, Tiburón” y otros de sus conocidos personajes y canciones que esperaron interpretaría el artista, ante un recorrido de 50 años de música
Una big band, dirigida por su compatriota Roberto Delgado, un público ávido de saborear, a primera mano, cada historia, cada personaje de sus canciones y en el escenario el gran poeta de la salsa Rubén Blades, quien regresó la noche del viernes a cantarles a los dominicanos con su gira “Salsaswing Tour”, en Pabellón de Volleyball, en Santo Domingo.
“Plástico” (1978) fue su primera apuesta y su entrada al escenario, de la mítica grabación “Siembra”, la que festejó este verano su 45 aniversario, con un concierto grabado en vivo en Puerto Rico. “Siembra”, su segunda colaboración con Willie Colón para el sello Fania, es considerado el disco de mayor venta en la historia de la salsa.
Con sus 75 años “en el lomo” a Blades se le ve fresco, recargado de energía y su voz guarachosa y potente retumbó ante toda una generación a la que enseñó a cantar y crear conciencia de una problemática social y común en toda Latinoamérica. “Recuerda que el plástico se derrite, si le da de lleno el sol”… “Estudia, trabaja y sé gente primero allí está la salvación”, en solo coro recibió las más de cuatro mil almas que asistieron a disfrutar del líder de “Los seis del solar”.
En su primera interlocución advirtió que sería difícil complacer a todo el público, y poder transitar por 50 años de canciones, con una selección de solo 22 temas, y así sucedió la gente se quedó con las ganas de escuchar más de sus éxitos, tras una despedida inesperada al dejar el escenario cuando terminó de interpretar las notas y los versos “Patria” (1988) una proclama contra la dictadura que en pleno siglo XXI muchos países de este lado el mundo la padecen.
Lo cierto es que no había más espacio para otra cosa que no fuera disfrutar al gran Rubén Blades, con su estilo señorial, sombrero de ala corta, elegante traje gris y zapatos en dos colores. Durante su actuación el artista puso en contexto cada canción, acompañado de una gran orquesta que presentó nuevos arreglos y acordes musicales en algunos de sus temas.
Agradecido y al reconocer que llegar a este momento ha sido gracias a centenares de personas que incidieron en su vida, fue la ocasión para desempolvar el tema “La Palomilla”, grabado por Cheo Feliciano, en 1965, por quien inició en la música cuando tenía 16 años.
“Quiero llamar la atención de la orquesta, el éxito no cae en una sola persona, el éxito siempre está compuesto por una serie de contribuciones, en muchos casos, la gente que contribuye nunca es reconocida. Yo quiero reconocer que sin ellos yo no estaría aquí, a toda la gente que me ha ayudado. Hay gente con más talento que yo que no han tenido las oportunidades que yo he tenido, así es que yo siento la responsabilidad de hablar por esas personas”, fueron sus primeras palabras.
En homenaje al dominicano Johnny Pacheco continuó con “Tú y tu guarapo” (1971) una descarga musical que nos hizo recordar al talentoso músico criollo, creador de la salsa.
No podía faltar “Decisiones” (1984) Blades recordó que fue una canción prohibida por el régimen de su país, liderado por Manuel Antonio Noriega, por, supuestamente, incentivar al adulterio y al aborto.
También recordó su paso por la administración pública en Panamá cuando fue ministro de turismo (2004-2009) en el gobierno de Martín Torrijos. “Durante esos años no trabajé en películas, ni grabé canciones, ni hice giras, porque hay gente que se la pasa criticando y no hacen nada para ayudar… Hice este disco en el garage de mi casa y ahí salió este tema que le canta al subdesarrollo de una nación”, dijo al exponer “País portátil” (2003).
“¿Si han notado que los barrios más calientes tienen nombres de santos?” preguntó Blades al auditorio para recordar su barrio natal San Felipe, en Ciudad de Panamá, antes de la interpretación de “Las calles” (2009) y “Te están buscando” (1981).
También recordó a Gabriel García Márquez con “Ojos de Perro azul” y “En esa casa” (2015), canción con la que llamó la atención sobre el incremento de los asesinatos de mujeres. El poeta de la salsa invitó al mundo a denunciar la violencia intrafamiliar.
El público seguía esperando por sus grandes éxitos hasta que lo revelado sobre lo sucedido con su madre Anoland y la dedicación de la canción a las familias, no importa cuán difíciles sean las situaciones, dieron paso a los gritos y aplausos recibieron al himno “Amor y control” (1992) “familia es familia, y cariño es cariño”.
Un homenaje a las figuras que partieron "agrietó" el alma de muchos de los presentes, cuando en pantalla gigante se mostraron los rostros de inolvidables figuras fallecidas del arte dominicano y otros países.
Así con “Todos vuelven” (1984) se le rindió un hermoso tributo a gente como Freddy Beras Goico, Johnny Ventura, Sonia Silvestre, Luis Díaz, Víctor Víctor, Celia Cruz, Tito Puente, Johnny Pacheco y otros grandes de la música.
“Cuando empezaba a cantar en Panamá, una de las primeras personas que me trató con respeto y cariño fue Johnny Ventura”, recordó. El público respondió al ponerse de pie y con un fuerte aplauso.
Tras el digno homenaje Rubén nos dejó con “Mambo Gil”, dedicado a Tito Puente, una pieza instrumental incluida en su último álbum “Salswing” (2021) tocado en vivo por una gran banda integrada por 20 músicos bajo la dirección del bajista Roberto Delgado, con una sección de 13 instrumentos de viento. Este disco contiene 11 temas musicales, algunos de ellos nuevos, mientras que otros corresponden a versiones de temas que han sido éxitos en la carrera del panameño en solitario.
El cantautor regresó a cantarle a su inolvidable amor “Paula C.” (1978) “Con el silencio se marchó sin contestar. Y comprendí aquella noche que ya nunca jamás olvidaría su querer”. Es el relato de amor a su novia de origen irlandés, él con 27 y ella con 30, que quedó plasmada para siempre en las notas musicales de la canción.
Rubén siguió dando paso a su historia y ante una magistral orquestación expuso “El Cantante” (1978) canción de su autoría, pero que retrató la vida de Héctor Lavoe, y que hizo éxito en un momento importante de su carrera. Entonces el artista siguió apostando por salsas inolvidables y esperadas como “Ligia Elena” (1981) un canto al racismo y la división de clases sociales, la cándida niña de la vecindad que cayó en los brazos del humilde trompetista. “Maestra vida” (1980), un tema de la producción homónima junto a Willie Colón, también grabado con el famoso trombonista el exitazo “Pedro Navaja (1978), Blades y la Big Band transitaron por tonos diferentes, pero el público la recibió con agrado.