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Teatro dominicano: "El elegido”, sátira contemporánea, con ribete atemporal

La obra, con las actuaciones de Richarson Díaz y Karina Noble, está en cartelera en Casa de Teatro

Richarson Díaz y Karina Noble protagonizan el montaje "El confundido", en Casa de Teatro.

Richarson Díaz y Karina Noble protagonizan el montaje "El confundido", en Casa de Teatro.

El primer ruido visual lo proporcionan los dobleces de la camisa blanca recién estrenada y perfectamente ajustada a la talla del actor. El segundo, la peluca desproporcionada de la actriz.

A partir de esos dos pequeños, pero perceptibles detalles, casi todo lo demás en la puesta en escena de la obra “El elegido”, fluye de manera armónica.

Richarson Díaz es el recién elegido presidente de la República (de cualquier república en nuestro hemisferio, de cualquier época, porque así de iguales, poco creíbles y predecibles son nuestras democracias).

Karina Noble es la psiquiatra contratada para corregir el molestoso tic nervioso, o picor en la nariz que le provoca al primero, cada vez que ensaya el discurso que dará por su ascenso como el primer mandatario a la nación.

El montaje es un compendio de simbolismos y mensajes subliminales resumidos en los conceptos del bien y del mal. Lo blanco y lo negro (literalmente). La luz y la oscuridad. La locura y la cordura. La verdad o la mentira.

Y Raúl Martín Ríos, director cubano con grandes pasiones por el teatro hecho en República Dominicana, conduce a los actores a través de hilarantes diálogos, movimientos estructurados y contraposiciones de emociones, que se dejan ver durante todo el trayecto.

La sátira, subgénero en el que se ha apoyado el teatro desde sus inicios para denunciar, para proclamar, para despertar conciencias, encuentra en la pieza adaptada por Alexander de la Patellieère y Matthieu Delaporte, a partir del texto de Ramón Madaula “El electo”, un aliado para desnudar las prácticas oportunistas de quienes aspiran a cargos públicos para servirse sin pudor de las arcas nacionales, escudados en el sacrificio al pueblo, en la entrega a su gente.

El texto es inteligente, pero de una inteligencia sencilla, casi básica, casi didáctica. Deja caer, a cuenta gotas, conceptos manejados particularmente en el tratamiento de la salud mental, con el humor como intérprete de reparto, para dar soporte o, más bien, descansar en él las tensiones que viven los verdaderos actores ante los parlamentos intensos durante la obra.

“El elegido” nos recuerda a esas obras escritas y montadas por el legendario Franklin Domínguez, quien, con varios de sus trabajos, dio voz disfrazada de risa al rechazo colectivo de la gente común al abuso de poder, a la corrupción y a la impunidad rampante padecida históricamente por las malas prácticas del servicio público.

Karina y Richarson salen a flote. Se convierten en el Yin y el Yang del meta mensaje que nos deja la obra. Él, en su personaje, se muestra intenso, impaciente, ávido de encontrar respuestas a sus inseguridades. Como actor, comunica sin estridencias. Convence.

Ella, la psiquiatra, es audaz, metódica, templada, segura de sí. Como actriz, quién osaría cuestionar su dominio escénico, su sapiencia de las técnicas actorales, ésas que, a pesar de trastabillar en ciertos momentos de su actuación, lo maneja de forma tan magistral que resulta imperceptible ante los ojos del espectador común.

Para este montaje, Raúl Martín se convierte en una especie de Bugs Bunny, involucrándose desde la producción, acompañado de Solanyi Gómez, hasta la dirección, el vestuario, la escenografía y las luces, lo que nos hace colegir que este proyecto ha sido un compromiso personal que ha asumido con pasión y entrega, para que el resultado final tenga su sello personal impreso.

La obra está en cartelera en Casa de Teatro hasta el domingo 19 de marzo y se suma al circuito teatral que durante la celebración del Mes del Teatro, junto a otras piezas que se presentan en diversas salas estatales e independientes de la ciudad.