Vicente García regresó a su “bohío”, en una noche de armonía con el público dominicano

Un teatro lleno de sus fanáticos más fieles, 71 músicos en escena, una banda y un repertorio de canciones emblemáticas, se dieron cita anoche a la sala principal del Teatro Nacional Eduardo Brito para el regreso de Vicente García a su tierra natal en una celebración de la dominicanidad.

Desde homenajear a su maestro Juan Luis Guerra, hasta compartir escenario con Riccie Oriach, talento joven local, el cantautor festejó el ser dominicano en su regreso al país que lo vio nacer y dar sus primeros pasos en la música.

Faltando 13 minutos para las 9:00, el maestro Amaury Sánchez salió al escenario. Lo recibió un gran aplauso del público y en escena lo esperaban los 71 instrumentistas integrantes de la Orquesta Filarmónica. Le acompañaba además su banda, que la componen músicos colombianos, país donde reside el cantautor.

Segundos después Vicente salió al escenario, seguido de los gritos y aplausos de sus fieles seguidores. Las decenas de instrumentos mezclaron sus sonidos y resonó la melodía de “Amor pretao'”, primera canción de lo que sería una noche de piezas emblemáticas.

“Buenas noches Santo Domingo, nosotros nos sentimos muy contentos de estar aquí. Por primera vez sinfónico en mi casa, en mi bohío…”, dijo el compositor en su primera intervención. “Esto es un ejercicio de control, aquí están mis hermanos, aquí está mi familia, aquí están mis amigos de toda la vida”, agregó.

El ganador del Grammy Latino continuó con temas como “Detrás del horizonte”, “Cómo has logrado”, “A la mar” y “Te soñé”, así como canciones de su último lanzamiento “Camino al sol” y “Jugar a vivir”.

“Yo quiero aprovechar para expresar algo muy importante que me cambió la vida como compositor, como artista, y fue entender la fuerza que tiene nuestro país, nuestra cultura, lo que somos nosotros como dominicanos”, expresó. “Eso me cambió la forma de escribir canciones, la forma de expresarme, la música que yo hago. Yo quiero que celebremos ser dominicanos esta noche”, añadió.

En una velada que rondó la hora y media, y en la que sus espectadores quedaron deseando más canciones, García interpretó éxitos de su álbum “Melodrama” (2011), “A la mar” (2016) y “Candela” (2019), además del EP “Camino al sol” (2022), entre otros temas, acompañado de la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, un espectáculo que nunca había realizado en el país.

Uno de los momentos más personales de la noche fue cuando el intérprete cantó “La esquinita”, un tema que escribió sobre la muerte de su padre. “Cuando mi papá murió, mi vida cambió. Yo empecé a entender, a mi nadie se me había muerto, al lado, ni de cerca, ni un tío ni nada. Y fue tan de repente que yo tuve que hacer esta canción”, expresó.

El dominicano además interpretó “Ay mujer”, del cantautor Juan Luis Guerra, a quien describió como su “maestro” y un artista que hace música desde un lugar “perfecto”, por ser desde la dominicanidad.

“Sabiendo que yo soy dominicano, sabiendo que mi música se trata de ser dominicano, de valorar lo que somos. Gracias por ser nosotros, gracias por ser lo que están aquí, gracias por venir esta noche”, recalcó García.

Una de las sorpresas de la noche fue cuando invitó al escenario al también cantautor dominicano, Riccie Oriach, y juntos interpretaron “Dulcito e' coco”, uno de los temas más estimados entre los fanáticos de García.

“Loma de cayenas”, “Bohío” y “Mi balcón” continuaron la íntima velada entre el músico y sus fanáticos, que corearon y aplaudieron sus temas más emblemáticos.

Alrededor de 20 canciones después, la función llegó a su fin. Luego de que el cantautor se despidió se escucharon los gritos de los cientos de fanáticos que ansiaban “otra más”. García cumplió este último deseo y cantó “Te soñé” por segunda ocasión.

“Esta es de las noches más especiales de mi vida”, confesó al regresar al escenario. Al finalizar se despidió de manera definitiva del público de esta primera función.

El dominicano retorna al Teatro Nacional para una segunda función este domingo 19, cuyas boletas también se agotaron.