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La falsa heredera de “Inventing Anna”, condenada por fraude en Nueva York, obtiene la libertad

La mujer, de 31 años, nacida en Rusia y que tiene nacionalidad alemana, seguirá litigando para evitar que las autoridades estadounidenses la expulsen a Alemania.

Julia Garner en una escena de "Inventing Anna" interpretando a Anna Sorokin. (Aaron Epstein/Netflix vía AP).

Anna Sorokin, la falsa heredera condenada por fraude en Nueva York y cuya historia recreó la serie "Inventing Anna" (Netflix) obtuvo la libertad, aunque la Justicia de EE.UU. le ha ordenado confinarse y ha vetado su uso de las redes sociales mientras se resuelve el litigio sobre su deportación.

Condenada en 2019 a prisión por delitos financieros, Sorokin salió de la cárcel en febrero del año pasado por buena conducta pero entonces asumió su custodia la agencia de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, por su sigla en inglés) porque su visado había expirado, y ha pasado el último año y medio detenida.

Según informaron medios locales, un juez de inmigración aprobó el miércoles la libertad de la impostora, (que se hacía llamar Anna Delvey), a condición de que pague 10.000 dólares de fianza, se someta a confinamiento con vigilancia electrónica y no acceda a las redes sociales.

La mujer, de 31 años, nacida en Rusia y que tiene nacionalidad alemana, seguirá litigando para evitar que las autoridades estadounidenses la expulsen a Alemania.

Su abogado, Duncan Levin, dijo al diario especializado en sociedad Page Six que la impostora está agradecida por la decisión del juez de liberarla y que se centrará en "apelar su condena errónea", aunque señaló que tiene "algunos obstáculos" que superar respecto a las condiciones impuestas.

La publicación sugiere que Sorokin tiene el dinero necesario para pagar la fianza -derivado en parte de sus ganancias de la serie de Netflix, que también le sirvieron para compensar a sus víctimas- pero su aislamiento social tras el escándalo está dificultando que encuentre una residencia en la que alojarse.

A finales de marzo, ganó relevancia en el mundo del arte gracias a la exposición "Free Anna Delvey" en Nueva York, que vendió varios de sus dibujos realizados en cautividad y reunió a artistas simpatizantes suyos que reivindicaron su puesta en libertad.