De la calle a la cima: un ilusionista belga se consagra campeón mundial de magia
Piron, un seguidor de la "Nueva Magia", busca ser un narrador y un creador de emociones
Acompañado en el escenario por una bolita de papel que parece cobrar vida, el belga Laurent Piron se convirtió en campeón mundial de magia a fines de julio en Canadá, pero no olvida que perfeccionó su arte en las calles.
Un mes después de su triunfo, la agenda de Piron está repleta con invitaciones de todo el mundo gracias a un espectáculo que trabajó durante varios años.
Piron, un seguidor de la "Nueva Magia", busca ser un narrador y un creador de emociones, lejos de los grandes trucos de ilusionismo en el mundo del espectáculo.
El 30 de julio en Quebec presentó ante una centena de sus colegas su espectáculo "Paper Ball", de apenas ocho minutos, y se llevó al primer premio de la categoría Magia General y el Gran Premio del campeonato mundial que se realiza cada tres años.
"Muchos viejos magos vinieron a verme después de mi actuación para decirme que habían regresado a la infancia y que habían olvidado las técnicas. Eso es lo que queríamos con esta bola de papel", dijo a AFP.
"No me importan los efectos especiales, el objetivo es la emoción mágica", apuntó Piron en su taller en Soumagne, cerca de Lieja (este de Bélgica).
A su regreso a Bélgica, descubrió en su teléfono un mensaje de felicitación de la gran estrella mundial de la magia, David Copperfield, el estadounidense que atravesó la Gran Muralla China e hizo desaparecer la Estatua de la Libertad.
Engañar a Copperfield
"Le encantó, y espero que nos encontremos. Aunque él hace grandes espectáculos, es un verdadero amante de la magia. Sigue siendo el maestro indiscutible, conoce todos los trucos. Logramos engañarlo con este número", comentó este ilusionista de 35 años.
Hijo de un ingeniero de sonido y hábil con las manos desde muy joven, Piron comenzó en el ilusionismo a los 18 años, aprendiendo sus primeros trucos con un amigo.
Ambos hicieron pequeños espectáculos juntos, hasta que a los 22 años se fue a Vancouver, Canadá, donde conoció a magos callejeros.
"La calle me dio el conocimiento del oficio y la relación con el público. En la calle, si al público no le gusta, sigue de largo. Tienes que tener suficiente energía, enganches, chistes, llamar la atención", dijo.
"La calle me enseñó cómo desarrollar mi carácter para atraer a la multitud. Después lo mezclé con teatro", añadió.
Después de varios años de pasar la gorra en Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en veranos en Europa, el ilusionista regresó a Bélgica en busca de un vínculo más fuerte con el teatro.
Entretenimiento puro
"Siempre me ha gustado la magia teatral, porque es una narración que utiliza imágenes, no solo cajas brillantes o un conejo que sale de un sombrero, y luego descubrí la 'Nueva Magia'", expresó.
Seducido por este movimiento que utiliza la ilusión con otras formas de arte para crear un nuevo lenguaje, se graduó en Francia en el Centro Nacional de Artes Circenses (CNAC), en 2015.
"La magia se convierte entonces en puro entretenimiento" y deja de lado la vieja relación de fuerzas entre un mago que domina la escena y su público, dijo Piron, quien para sus creaciones está asociado a un director y un dramaturgo de la compañía Alogic.
Piron espera que esta nueva tendencia revalorice la magia, el "pariente pobre" de las artes escénicas, como sucedió con el circo, y lamenta que con demasiada frecuencia los espectáculos de magia estén desprovistos de investigación artística sobre la luz, los aspectos visuales o textuales.
Ahora, Piron tiene propuestas para presentar su talento en escenarios de Japón, Inglaterra o Las Vegas, aunque le gustaría actuar en Broadway, un sueño que, a contramano de su arte, quiere que sea una realidad y no una ilusión.