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Frank Perozo: el estudiante de medicina que cayó en "la trampa" de la actuación y no se arrepiente

Su decisión de regresar a Santo Domingo ahora la celebra y sostiene que “tú me puedes poner al frente cualquier película de Hollywood y yo no la cambio por una dominicana”

Frank Perozo: “Hay algo en el arte de la interpretación, darle vida a ese papel, coger prestadas tus emociones, tu mente, tu ánimo, conducta y carácter y transmitir una emoción, para mi eso no tiene precio”. (Foto: Franco Olio).

Frank Perozo: “Hay algo en el arte de la interpretación, darle vida a ese papel, coger prestadas tus emociones, tu mente, tu ánimo, conducta y carácter y transmitir una emoción, para mi eso no tiene precio”. (Foto: Franco Olio).

El camino que había trazado su padre, Luis, quien se convirtió en un destacado médico, parecía indicar la ruta profesional en la que Frank Perozo seguiría. Sin embargo, un desvío en la carretera le llevó a chocar de frente con aquella que define como su verdadera vocación, la actuación.

Según detalla, era bastante joven cuando terminó sus estudios escolares e inició su trayecto universitario en el área de la medicina.

Acompañado de la admiración hacia su progenitor, estaba decidido a concluir los estudios superiores, pero en medio de todo sentía una débil inclinación hacia las artes, a las que se dedicaba su madre, Norma.

Al final, “el veneno de la actuación” alcanzó cada partícula de su cuerpo y, definitivamente, no pudo escapar.

“Un día empecé a coger parte de la matrícula de medicina para pagar clases particulares de actuación, hasta que me picó el veneno, como dicen, y yo le dije: -papi, mira, ya yo no voy a estudiar más medicina, yo me quiero dedicar a la actuación”, relató Frank en declaraciones al programa “TV Revista”, que se transmite por RTVD, canal 4.

Luego vendría su etapa en el programa de televisión “Los Electrolocos”, dirigido por Alfonso Rodríguez, y de ahí se fue a estudiar actuación a Estados Unidos, donde no quiso seguir el sueño americano porque ya se había convertido en padre de Marcos, que ya tiene 17 años y que no parece seguirá sus pasos en la actuación.

Su hijo

Su decisión de regresar a Santo Domingo ahora la celebra y sostiene que “tú me puedes poner al frente cualquier película de Hollywood y yo no la cambio por una dominicana”. A sus 44 años, soltero, Perozo es un profeta en su tierra y su reciente película, bajo su dirección, “La trampa”, reafirma ese lazo especial con este país.

Perozo nació en Puerto Rico, aunque al mes de su nacimiento sus padres regresaron a República Dominicana, instalándose en Santiago de los Caballeros y por eso su relación con esa ciudad, aunque en realidad se siente más perteneciente a Río San Juan, de donde es oriunda su familia y allí tiene su casa.

En estas ciudades guarda sus mejores recuerdos, como la vez que recibió de regalo una bicicleta, que en realidad no quiso porque él quería comprarla con su dinero.

“Le dije a mi papá que yo quería trabajar en verano en el supermercado de mi tío como empacador y ahorré 150 pesos para comprarme la bicicleta, y ya había heredado la de mi hermano, la que me regalaron y la que yo había comprado, que era lo que usaba, pero esa era la más fea y la más barata, que ni freno tenía”, contó.

Entonces señaló: “Ese primer regalo me enseñó a valorar que tú disfrutas más las cosas cuando la logras con tu propio esfuerzo”.

Con esa filosofía de vida, logró pasos “in crescendo” en la actuación. Su primer filme fue “Foreing Affair”, un plan piloto que se rodó en República Dominicana, pero fue con “Espejismos”, de Víctor Ramírez, un remake de “Happy Together”, con el que se vio por primera vez en la pantalla grande, hasta establecer un liderazgo en la industria cinematográfica local, en la que lleva más de 60 papeles entre películas, series y documentales.

También ganó créditos como director de “Colao”, “Qué León”, “Los Leones”, “Flow Calle”, “La vida de los reyes”, “La trampa” y en camino “Teacher Mechy”.

+ Entre dirección y actuación

La entrega y dedicación que el santiaguero ha brindado al cine dominicano, con sus múltiples talentos, han permitido que sus títulos de director o productor pesen sobre sus hombros tanto como el de actor.

Sus notas positivas se cuentan en el triunfo de la película “Colao” en 2017, la cual siendo su primera dirección trajo resultados en extremo positivos a la taquilla dominicana rompiendo récords de asistencia para la fecha en su primer fin de semana, o en el binomio de los “Leones”, que alcanzó méritos superiores un año después.

Ahora busca replicar ese éxito con "La trampa", que en estos días se exhibe en los cines dominicanos con salas llenas como hacía mucho no se veía con una película dominicana.

Aun con todos los éxitos que la versión de detrás de pantalla ha acarreado para él, el protagonista del clásico nacional “La Fiesta del Chivo” no escatima al manifestar que la actuación sigue siendo su verdadera pasión.

“Hay algo en el arte de la interpretación, darle vida a ese papel, coger prestadas tus emociones, tu mente, tu ánimo, conducta y carácter y transmitir una emoción, para mí eso no tiene precio”, afirmó.

Sus amores

De su vida privada, Frank Perozo tiene fama de mujeriego y de sex symbol. Sin embargo, él no se considera como tal porque asegura estar tranquilo en el amor, aunque admitió que "fui picaflor".

En la actualidad se declara soltero y no tiene expectativas sobre una nueva relación. Si llega, le gustaría que sea "una persona con inteligencia emocional, aunque claro el físico y la nalguita eso no se queda atrás, jajajaa....".

"No me considero ese sex symbol, pero sí me considero un hombre muy afortunado en el amor porque he tenido la dicha tiempo de mi vida y momentos de vida con mujeres maravillosas, todas las que he tenido la dicha de compartir con mujeres que valoro, respeto, las valoré y respeté en el tiempo que estuve con ellas y las seguiré respetando".

"Yo soy un poquito tacaño"

Si una mujer se le acerca por interés en Perozo no encontrará receptividad porque no esconde que es "medio tacaño" o medido a la hora de gastar dinero.

"No es que sea tacaño, es que siempre el hecho de que duré muchos años sin tener ni siquiera qué comer y siempre he querido vivir honestamente de mi profesión y cuando llega algo de dinero yo recuerdo lo difícil que fue no tener. y no es que es lo guardo, lo invierto. No soy un hombre de muy alto consumo", comentó.

Perozo no frontea con nada. No tiene vehículos de lujo ni joyas. "Cuando yo compro algo debe de durarme el tiempo que sea y cuando ya esté descacarao entonces lo cambiamos, no me llama la atención lo material".

Su carrera le da varios lujos que si fuera con su dinero él, afirma, no lo pagaría, como buenos restaurantes o viajes en primera clase. "Yo gastando, yo soy tacaño, jajaaja".

Le llena compartir con su familia y sus amistades.

También critica que "las relaciones de antes eran más emocionales, ahora siento que hay un superficialismo a través de las redes, todo el mundo quiere ser famoso, todo el mundo quiere tener seguidores, todo el mundo quiere como que mírenme, mírenme".

Luego abunda: "Es como los niños. El sentimiento que caracteriza a un niño de un adulto es que están todo el tiempo mírenme, mírenme. Yo siento que la sociedad ahora es un poco inmadura porque todo el mundo quiere que lo miren, quieren ser famoso hasta que son famosos y se dan cuenta que la fama es muy desagrable".

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