"Nadie es eterno en el mundo", ni Darío Gómez, autor de ese tema muere en Colombia
El compositor se va con la convicción de haber sido uno de los ejes fundamentales de la música popular en su país
El colombiano Darío Gómez, autor del emblemático tema "Nadie es eterno en el mundo", que dominicanos y puertorriqueños conocen en la voz del fenecido salsero Tito Rojas, murió el martes en Colombia. Tenía 71 años de edad.
"Nadie es eterno en el mundo ni teniendo un corazón que tanto siente y suspira por la vida y el amor. Todo lo acaban los años, dime ¿qué te llevas tú? si con el tiempo no queda ni la tumba ni la cruz", reza la canción que retrata precisamente este momento de tristeza para la música colombiana.
El artista, nacido en 1951 en la población de San Jerónimo, en el departamento de Antioquia, noroeste de Colombia, se hizo famoso por sus canciones sobre el amor y el desamor.
Hoy con más de seis millones de discos vendidos, con la convicción de haber sido uno de los ejes fundamentales de la música popular en Colombia, su país se sorprende con la partida del denominado “Rey del despecho”, reseña el portal del periódico El Espectador.
La noticia se dio a conocer a través de un comunicado de la Clínica Las Américas, que reproducimos a continuación. “Clínica Las Américas se permite informar que en el día de hoy 26 de julio de 2022 ingresó al servicio de emergencias el señor Darío de Jesús Gómez Zapata en estado de inconciencia luego de haber sufrido un colapso súbito en su hogar. El paciente ingresó sin signos vitales y fue llevado a sala de reanimación en donde se le realizaron maniobras avanzadas de resucitación cardiopulmonar sin que dieran resultados y finalmente se declara su muerte a las 19:31 p.m.”
El presidente colombiano, Iván Duque, lamentó la muerte del cantautor del que dijo era "uno de los más grandes exponentes de la música popular colombiana" al tiempo que expresó "solidaridad a sus familiares y amigos, y les enviamos nuestro abrazo fraterno".
En febrero de este año, Darío Gómez fue el homenajeado central en una actividad realizada por los Latino Music Awards en Pereira.
Allí el artista manifestó el deseo de no retirarse de la música nunca y, además, aseguró que muchas historias rondaban su cabeza todavía y que quería compartirlas, de manera generosa como lo había hecho hasta ahora con el público.
Comparó, Gómez en ese momento, el sentimiento de las primeras canciones que realizó durante la adolescencia y las letras que su mente le dictaba ya a los 70, asegurando que la devoción se incrementó con el paso del tiempo, al igual que los recursos poéticos y literarios, y lo que disminuyó, para su fortuna, fueron los nervios de enfrentarse con el primer renglón.
Además de su vocación para cantarle al despecho, por lo que se le consideró uno de los pilares del género al lado de Luis Alberto Posado y El Charrito Negro, Darío Gómez tuvo una marcada inclinación para darle rinda suelta al doble sentido, por lo que logró consolidar muchas tonadas jocosas en las que salía a relucir su picardía, resalta El Espectador.
Esa faceta más lúdica, así como la de ponerle su voz a la música decembrina, este artista la desarrolló en parte al lado de su hermano Heriberto Gómez el grupo Los Legendarios, que se encargó de amenizar las tardes y las noches en las veredas de Antioquia a finales de la década del 70, cundo otro estilos foráneos entraban al país y Darío Gómez también debía responder por su alto cargo como director artístico en el sello Codiscos.
En varias ocasiones, el cantante reveló que el sobrenombre del "Rey del despecho" se lo puso el locutor Nelson Moreno Holguín, en el momento en que promocionaba uno de sus discos en 1992, pues lo presentó como Darío Gómez el ‘rey del despecho’, y desde ahí lo usó por el resto de su carrera.
Y es que justamente para ese año, el intérprete estaba promocionando su álbum "El rey del despecho", el cual sería su decimotercer trabajo musical, resalta el portal de la revista colombiana Semana.
+ Su gran canción
Entre las decenas de canciones que componen su discografía de más de treinta años de carrera está 'Nadie es eterno'. La pista de tinte melancólico tiene raíces en el lugar de nacimiento de Gómez, publicó el periódico colombiano El Tiempo.
"En San Jerónimo, Antioquia, mi pueblo al que yo pertenezco, donde nací, allí dejó de prestar los servicios funerales el antiguo cementerio, hace más de 50 años, entonces hace unos 30 años el alcalde de esa época le otorgó a gente muy humilde el lote de ese lugar para construir viviendas", recordó el artista, en una charla pasada con 'W Radio'.
Un amigo lo invitó a conocer las viviendas que se ubicaron en el lote del cementerio. "Me dice 'vamos y conocemos el cementerio antiguo'. Fuimos y nos tomamos unos aguardienticos. Nos pusimos a analizar la cantidad de personas que estaban viviendo allí", aseguró.
Sin embargo, le llamó la atención que los restos de los difuntos eran sacados y dejados a un lado. "Ahí le dije a mi amigo: 'Luis Ernesto, mire, nadie es eterno en el mundo'", indicó El Tiempo.
La frase espontánea tocó a su amigo, a quién le pareció buena idea hacer una canción. "'Seguramente la voy a hacer con ayuda de Dios', le respondí. Y así nació", sostuvo Gómez sobre su canción más famosa en el mundo.
Gómez, hijo de campesinos antioqueños, comenzó desde muy niño a escribir versos y otras composiciones mientras se ganaba la vida como mecánico y agricultor.
+ Tragedias de su vida
Su vida estuvo marcada por diferentes tragedias, pero en la memoria colectiva queda el día que confesó haber matado a su papá cuando era un adolescente de 16 años..
Según sus declaraciones, a su padre "le dio fue por matar a mi mamá”, lo que casi cumplió cuando el día de la tragedia se dirigían a descansar y su progenitor intentó cumplir su amenaza.
Gómez aseguró que ese día de 1975 le pegó cinco golpes con el machete y le dio un puño. Acto seguido, tomó la escopeta y la cargó para llevar a cabo la muerte de su mamá, publica Semana.
“Después de haberla golpeado, a mi mamá, tomó la escopeta y la cargó para llegar a matarla. Yo me le tiré y agarré la escopeta. Salí corriendo con ella a botarla a la huerta sin saber siquiera que estaba montada”, dijo entonces.
Pese a que llevaba la cacha en la parte de adelante y el tubo del arma hacia atrás, Darío Gómez acabó disparando y ocurrió lo peor, el artista había matado su padre.
“Ese día se fue el tiro y maté a mi papá. Mi padre se desangró de inmediato y boté la escopeta”, expresó.
Ante este hecho, el artista reconoció que sufrió de ansiedad por sentirse culpable de la muerte de su progenitor, a tal punto de querer acabar con su vida para irse con su padre, ya que, según él, era un niño muy mimado por él.