Grandes clásicos: El séptimo sello
El caballero Antonius Block (Max von Sydow) y su escudero Jons (Gunnar Bjornstrand) regresan a su tierra natal (Suecia) azotada por la Peste Negra tras diez años de lucha en Las Cruzadas. Block se encuentra con la Muerte que viene a buscarlo; pero Block quien es un hombre desesperanzado y lleno de dudas, reta a la Muerte a jugar una partida de ajedrez con la única finalidad de ganar tiempo para poder entender la vida o qué garantía tendría en el Más Allá. Luego, se encuentra con una joven que será quemada en la hoguera por hechicera, y Antonius le sostiene su cara para poder ver si existe el demonio dentro de ella y buscar una respuesta. Ella le contesta que el demonio está con ella; busca afanosamente en sus ojos pero no ve nada. Si logra ver el demonio, es porque hay un Dios tratando de definir algo más allá de la Muerte.
Uno de los mejores comentarios sobre esta película viene dado por Enrique Posada en su página del Espectador Imaginario y dice lo siguiente: “Por fríos e incrédulos que seamos en cuanto a los aspectos espirituales y trascendentes de la existencia, siempre nos asaltan las inquietudes y las preguntas sobre la muerte. La muerte es uno de los arquetipos fundamentales, que subyace, dialoga, interroga, asusta, alecciona, espera pacientemente y, con entera seguridad, aparece.
¿Qué hay más allá de la muerte? Dante se atrevió a concebir y a describir una estructura completa de mundos infernales y celestiales, en los cuales los hombres representan una divina comedia, un más allá como el más acá, en el cual se cumplen con plenitud terrenal los sueños y los deseos o se castiga sin remedio ni excusas. En esa divina comedia, la muerte es el tránsito hacia experiencias terrenales exaltadas”.
En “El séptimo sello”, la muerte es la protagonista, pero como en el libro del Apocalipsis, del cual se ha tomado la idea, al “abrir el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo...”.
Y en este silencio del juego es donde se desarrolla la película. Las escenas de esta partida de ajedrez son memorables; ya que nos pone a pensar. No importan las estrategias que podamos usar en contra porque simplemente vamos a perder al final. Ell ser humano busca dentro de sus dudas, respuestas; pero lo único que pudiera satisfacer esa inquietud es refugiarse en la fe para creer una extensión de su vida espiritual.
Bergman realiza una incisión como buen cirujano del séptimo arte y nos lleva a las profundidades de este concepto de la muerte, en un filme que deviene en un intenso y complejo drama desde el punto de vista filosófico y teológico en el más puro sentido de la palabra.
En fin, es una obra maestra del cine para un público exigente que busca algo distinto al común denominador del entretenimiento; y poder decir que las cintas son realmente arte en el más sentido estricto de la palabra.
Curiosidades:
1) El Séptimo Sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad”.
2) El título hace referencia al último de los siete sellos del libro del Apocalipsis.
3) Las piezas de ajedrez usadas en la obra fueron donadas por los herederos de Bergman para ser subastadas. Se vendieron por unos 150.000 Euros.
4) “El séptimo sello” (1957) plantea cuestiones eternas, como el miedo a que no haya nada tras la muerte y a la relación entre el cine del Norte de Europa y el existencialismo.
5) La Muerte, vestida de negro de manera tétrica por el actor Bengt Ekerot, tiene bastante que ver con la oscura visión de la crisis bajomedieval, e incluso, en parte con la percepción romántica del final de la vida.
6) Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes en el 1957.