"Doña Nina" empeñó hasta "un abaniquito" para comprarle cuadernos a Peña Suazo
Esta semana José Virgilio celebró presentar su nueva producción “La Número 19” y no era para menos evocar los recuerdos de su madre, Sonia Alejandrina Suazo, quien falleció en 2014
Muchos dominicanos conocieron de “Doña Nina” a través de los merengues de su hijo, José Virgilio Peña Suazo. Su dulzura y su abnegación de madre fue un discurso que abrazó desde que tuvo la oportunidad de cantar su primer tema, en 1994, hace 28 años cuando fundó La Banda Gorda.
Esta semana José Virgilio celebró presentar su nueva producción “La Número 19” y no era para menos evocar los recuerdos de su madre, Sonia Alejandrina Suazo, quien falleció en 2014 y quien, hasta entonces, siempre tuvo una participación importante al momento de elegir los temas de las producciones del menor de sus tres hijos.
“La opinión de doña Nina siempre fue vital. Cuando estuve grabando el merengue “Subido en el palo” lo tuve que hacer varias veces porque ella me decía que el ritmo era muy rápido y que se escuchaba mejor medio acompasa´o (acompasado). Mamá bailaba los merengues conmigo antes de grabarlo y cuando ella me decía se puede grabar, entonces lo hacía”, recuerda el artista al conversar con LISTÍN DIARIO durante el lanzamiento de su nuevo disco.
Buenos recuerdos
Que su madre no esté presente físicamente y que ya no pueda bailar con él sus merengues, para Suazo esto no le ha mortificado en lo absoluto. Sabe que fue un buen hijo, que la amó hasta las entrañas y que mientras estuvo con vida la glorificó con cariño y todo lo necesario para que no le faltara nada.
De doña Nina tiene cientos de buenos recuerdos, “porque fue una buena madre”, dice con dulzura. Evoca que cuando iba a cursar el tercer grado de primaria, su madre empeñó el único abanico que había en la casa, y el que ella usa para mitigar el ardor de una alergia que padecía.
“Mamá no tenía dinero para comprarme los cuadernos, ya iba a entrar al tercer grado y sin pensarlo dos veces empeñó el único abaniquito que tenía para refrescarse cuando le atacaba una alergia que padecía”, manifestó.
Luego agregó: “Siempre involucré a mamá en todo lo que hacía, si iba a comprar un vehículo ella me sugería el color".
Peña Suazo siempre tenía una excusa para llamar a su madre porque era una forma de mantenerse atento a ella y unido en cualquier lugar que se encontrara. "A veces la llamaba y le decía: mamá me soñé con caballo, y me decía juega el 45 el caballo es 4 y el hombre es 5”, recuerda al tiempo de reír a carcajada.
En Chavón
En 1997 Peña Suazo se atrevió a montar un concierto en el anfiteatro Altos de Chavón, en La Romana. Al rememorar el hecho dijo que se trató de una locura que no se atrevería hacer de contar con un buen patrocinio.
“En ese tiempo, cuando el dinero valía tuve que poner de mi dinero, para ese concierto casi un millón de pesos, pero valió la pena haberme arriesgado”, comentó ante los periodistas.
Del nuevo disco
Peña Suazo lanzó su nueva producción musical titulada “LaNúmero19”, un nuevo disco de merengue que incluye 15 temas.
El álbum que entregó es un trabajo que lo lleva a las raíces del merengue donde los instrumentos se grabaron de manera tal, que tuvieran una sonoridad como si estuvieran tocando en vivo.
Explicó que de ese nuevo disco ya han sonado tres temas ya conocidos por sus seguidores: “No estoy en eso”, “Se prendieron los motores” y “Let’s go”.
Recientemente ganó un disco de Oro, certificado por la RIAA en Estados Unidos, además del tema de su autoría “Que no se acabe el mambo” fue parte del soundtrack de la película ganadora de un Oscar, “La gran belleza italiana”.