Joan Manuel Serrat: el catalán que se convirtió en un símbolo de libertad para América
"Mediterráneo" y otras 400 canciones son su mayor legado de una carrera que empezó en 1964
Joan Manuel Serrat es el cantautor español más internacional, autor de “Mediterráneo”, la mejor canción de pop de todos los tiempos, y de otros muchos temas que siguen sonando en la radio. A sus 77 años anuncia su retiro de los escenarios en 2022 para dejar atrás una carrera artística que está grabada en la memoria emocional de tantas generaciones de España, América y otros rincones del mundo.
Más de 400 canciones ha compuesto Serrat en 57 años de carrera, que comenzó en 1964, cuando se presentó en un programa de Radio Barcelona para interpretar una de ellas. Un año más tarde consiguió grabar su primer disco sencillo, con la primera canción compuesta por él, y cuyo título era toda una declaración de intenciones: "Una guitarra".
El veterano autor siempre ha dicho que escribe canciones para expresarse y comunicarse: "Cantando comparto lo que amo y me enfrento a lo que odio, pero en realidad canto por el placer de cantar, y eso es un privilegio”.
Serrat, el "noi del Poble Sec", el barrio de Barcelona donde nació el 27 de de diciembre de 1943, llega a la etapa de retiro de los escenarios, pero su pasión por la canción nunca morirá.
Es autor de emblemáticos títulos como “Penélope", "Paraules d'amor", "Aquellas pequeñas cosas", "Para la libertad" o "Mediterráneo", elegida esta última como la mejor canción pop-rock español de todos los tiempos por la revista "Rolling Stone".
Había superado entonces el cáncer de vejiga que se le diagnosticó en 2004, cuando tuvo que abandonar su enésima gira de conciertos.
En 1965 fue cuando consiguió grabar su primer disco sencillo, con la primera canción compuesta por él, y cuyo título era toda una declaración de intenciones: "Una guitarra".
Ese mismo año entró en el grupo artístico "Els setze jutges", un grupo de cantantes que defendían su derecho a cantar en catalán.
"Aparte de ser catalán ejerzo", ha comentado Serrat, para quien "expresarse en catalán es tan natural como que las uñas crezca". Y esto le dio algún disgusto en el pasado, como su renuncia a representar a España en el Festival de Eurovisión en 1968 porque su tema "La, la, la" estaba escrito originalmente en catalán; el régimen franquista lo quería en español, y finalmente la cantante Massiel acabó ganando el certamen con la canción en español.
En su libro "Algo personal", repasa todas la canciones de su carrera, Serrat explica sobre sus orígenes: "Nací a finales de 1943 en Barcelona de padre catalán y madre aragonesa. Soy lo que en Cataluña se conoce como un charnego, un mestizo que, en mi caso, no heredó ni la prudencia del seny catalán ni la reciedumbre aragonesa, pero que de manera natural se educó en la comprensión de la diversidad y la tolerancia de lo distinto".
Su padre, Josep era "lampista" (fontanero) y su madre, Ángeles, costurera, y el joven Joan Manuel llegó a finalizar sus estudios de Perito Agrícola con Premio Extraordinario de su promoción, como mandaban los cánones de aquéllas familias obreras que querían estudios para los hijos, aunque también le diesen a la guitarra.
Tras su frustrante experiencia en Eurovisión, ganó sobre todo el público hispanohablante, porque Serrat se prodigó más en español, como demuestran sus más de 30 álbumes publicados desde entonces, aunque ya se había ganado mucho reconocimiento en España con su disco "Ara que tinc vint anys", de 1967.
Un año más tarde, en 1969, editó su primer disco en castellano, "La paloma", y también consiguió ser vencedor del IV Festival Mundial de la Canción de Río de Janeiro (Brasil) cantando "Penélope", que compuso junto al español Augusto Algueró.
Su canción "Mediterraneo" que dio título a uno de sus discos más populares vio la luz en 1971.
Por entonces, Serrat se había convertido en un símbolo de la libertad tanto en España como en América Latina.
Debido a unas declaraciones que hizo en México en 1975, contrarias a las penas de muerte de septiembre del mismo año, permaneció exiliado 11 meses y se le expulsó del Sindicato del Espectáculo. Volvió a España el 20 de agosto de 1976 y reapareció en los escenarios españoles en octubre.
En 1981 publicó "El tránsito", con el que consiguió situarse en lo más alto de las listas españolas.
En 1983 publicó otros de sus discos más populares, "Cada loco con su tema", con el que realizó una gira por Iberoamérica, excepto Chile, ya que fue censurado por Pinochet.
Entre los innumerables premios con los que ha sido distinguido, figuran sendos doctorados “honoris causa” por la universidad de Morelos (México), en 2003 y, más recientemente, por la Universidad Complutense de Madrid, que valoró su "contribución a la difusión de la poesía española y latinoamericana, su labor en favor de la convivencia de las lenguas castellana y catalana, su impulso y desarrollo de la música de autor y su gran influencia social y cultural".
Restando importancia a tanto elogio, el cantautor dijo que "un hombre que le pagan por hacer lo que le gusta más que un mérito lo que tiene es una bendición".
Serrat reivindica "la justicia y la libertad, porque alimentan la vida", y también "el realismo de soñar en un futuro donde la vida sea mejor y las relaciones más justas y positivas, y siempre en paz".
"Disfruto mucho de algo tan simple como el cariño y si para algo vale la pena vivir y hacer canciones es para querer y ser querido", concluyó.
En eso del amor siempre se ha sentido muy afortunado Serrat, que en 1977 se casó con la barcelonesa Candela Tiffón, con quien ha tenido dos hijas: María (nacida en diciembre de 1979) y Candela (nacida el noviembre de 1986).
Serrat también tiene un hijo, Queco (nacido en Madrid en mayo de 1969), de su anterior relación con la modelo Mercedes Doménech.
Reconocía Serrat hace un tiempo que aún le quedan “sueños de infancia”, y que no ha renunciado a todos los de juventud, aunque sin embargo tiene "un sentimiento agridulce, porque veo que algunos de ellos, que no son personales sino colectivos, quedaron muy lejos".
Aunque cuando se mira al espejo ve a alguien “más viejo de lo que quisiera”, cuando cumplió 65 años dijo que le aterraba pensar en la gente quisiera retirarse porque eso significaba que "han desperdiciado 40 años de su vida en un trabajo que no les gustaba”. Ahora le ha tocado a él sentir esa necesidad.
Ha asegurado que no es muy dado a recrearse con sus canciones, que las escucha "poco", pero al mismo tiempo se manifiesta "satisfecho" de su trabajo, de un oficio con el que sobrevive con "algo más que dignidad" y que le hace no considerarse "ni oligarca ni obrero".
Además, concluía, "es muy agradable estar en la memoria emocional de tantas generaciones y sentir que formas parte del imaginario colectivo".