"Last Night in Soho" o la edición maravillosa de Edgard Wright

La edición de sonido es uno de los aspectos más relevantes a la hora de hacer un filme en el que la imagen se compagina de manera perfecta con la música, los ruidos y las voces de los actores.

En ese rubro, el director Edgard Wright es excelente, algo que ya había mostrado en "Baby Driver" (2017) y que en "Last Night in Soho" recalca.

Las imágenes del Londres de los años 60, colorida y glamurosa, se mezclan de manera perfecta con las canciones de ese momento, en las voces de Dusty Springfield, Petula Clark, Peter and Gordon, The Kinks, entre otros.

De igual manera, la forma en que, por ejemplo, las figuras de Sadie (Anya Taylor-Joy), Ellie (Thomasin McKenzie) se entremezclan y Jack (Matt Smith) mientras bailan están muy bien logradas.

Y empezamos hablando así, de detalles que conforman su estructura visual, porque son de vital importancia para una película portadora de un guión, coescrito por Wright y Krysty Wilson-Cairns, que va de un lado a otro, y aunque se presenta como terror psicológico, hace que el espectador tenga que cambiar varias veces de idea con respecto al género que se presenta.

Y es que, "Last Night in Soho" empieza como la historia de superación de una chica que vive en un área rural de Inglaterra a la que han aceptado en una escuela de diseño de modas en Londres. Allí se muestra en primera instancia, como una frívola película de problemas de jóvenes que buscan aceptación, siendo el personaje principal una desadaptada que será objeto de bullying.

Pero, nada que ver, porque de ahí la trama tira para otro lado, convirtiendo la historia de Ellie en algo parecido a lo que le sucedía al personaje principal de "Medianoche en París" (Woody Allen, 2011) cuando en sueños es transportada al Londres de mediados de los 60 y se convierta en una especie de alter ego de la enigmática Sadie.

Magnífico diseño de producción, buenas actuaciones con un excelente casting, que incluye la última actuación de Diana Rigg, conocida en los últimos años por haber sido Lady Oleana en "Juego de Tronos", pero que en su juventud participó en la legendaria serie "Los vengadores" y fue una chica Bond en "Al servicio secreto de su majestad".