Tribuna abierta
Infancia contra la pared
Si bien es cierto que la música es el arte de bien combinar los sonidos con el tiempo y que la niñez representa la etapa más importante para el sano crecimiento de los seres humanos y forjar en ellos valores frente a la vida y al futuro, me llama a preocupación la ola que arropa a niños, niñas y adolescentes de mi país en los diferentes escenarios sociales.
Es una ola “musical” nociva, cargada de vulgaridad, depravación e incitación a conductas no propias de un infante ni de un ciudadano que quiere desarrollarse por la vía del bien hacer y del ser que traza sus pasos bajo la nube de la ética y el respeto.
¿Qué podemos hacer? sería la gran pregunta ante esta situación que va intoxicando los sentidos de quienes representan la esperanza del mañana. Es un asunto complejo porque si partimos de la realidad de los exponentes de esos contenidos, nos damos cuenta de que ellos también son producto de un sistema socio-familiar que urge ser intervenido y rescatado con programas y medidas que toquen el seno del hogar, que apunten a otra dirección y forma de desarrollo.
No es de ignorar que muchos apuntan al tiro de suerte para cantar lo que sea que llame la atención y de esta forma posicionarse en las comunidades digitles, sobre todo en YouTube, buscando un escape económico con la rentabilidad de las reproducciones.
Nunca es muy tarde para comenzar. Por esto quiero respetuosamente llamar la atención de los organismos y organizaciones sin fines de lucro vinculados al arte, la cultura, la infancia, la industria de la música y la familia, a ponderar el tema como una necesidad urgente que debe ser atendida.
Es necesario adoptar medidas correctivas que saquen de circulación radial, visual y digital esas “composiciones” que envenenan la inocencia y que ponen un gris en el matiz colorido de los pensamientos, palabras, imitaciones y repeticiones propias de la infancia.
Son muchas las estrategias y medios de los cuales disponemos para fomentar una cultura de valores e ir en rescate de nuestra niñez, que ante esta situación, se encuentran atrincherados contra la pared.