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Arte

Danza y música para reiniciar las presentaciones en vivo

La pandemia ha mantenido las salas de presentaciones cerradas por nueve meses. Pero ya, como se había anunciado, los espacios en los que se desarrollan las presentaciones escénicas del estado han reiniciado su actividad.

La presentación de “50 minutos de danza y música”, que tuvo lugar la noche de este jueves en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, ha roto la veda artística y ha devuelto a ese escenario el movimiento de la danza y el sonido de la música.

“La gran reapertura”, como indica el subtítulo de este espectáculo, tuvo la dirección artística de los coreógrafos dominicanos Stephanie Bauger y Carlos Veitía, y se presentó guardando el protocolo de seguridad exigido por el Ministerio de Salud Pública, como el uso de mascarillas, el distanciamiento entre el público y una cantidad menor de la capacidad de la sala.

El programa intercaló danza y música, iniciando con un fragmento de “Memorias del Dorado”, de la belga Annabelle López Ochoa, al que siguieron “Yo, desaparezco”, del estadounidense Michael Foley, “@3”, de Bauger, y “La Bella y sus Bestias” y “Danzón, ambas de Veitía.

Piezas de danza clásica, neoclásica y contemporánea, que fueron interpretadas por artistas de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, Ballet Concierto Dominicano, Escuela Nacional de Danza, Endanza Juvenil, y los primeros bailarines, Maykel Acosta y Lisbel Piedra.

En cada una de estas presentaciones, el público pudo disfrutar de la gracia y la destreza de bailarines en cuyas acciones se reflejaron las virtudes especiales que se han de tener para realizar este arte. Uno en el que se conjugan, por una parte, la buena forma física, y por otro el talento para que los movimientos que se realicen sean bellos. Todo esto al tiempo que se crean formas expresivas de un lenguaje corporal.

La danza tuvo como contraparte a la música culta, con la intervención de la violinista Militza Iankova, y la cellista Milena Zivkovich, quienes acompañadas al piano por Elioenai Medina, interpretaron “Meditación”, de Thais de Jules Massenet, y “Vocalise”, de Serguéi Rajmaninov, respectivamente.

Este espectáculo, que dejó reabiertos los espacios escénicos del Estado, fue posible gracias al apoyo del Ministerio de Cultura, el Patronato Dominicano por la Danza y la Fundación Sinfonía.