La generación de estrellas que nació antes de la década de los años sesenta del siglo pasado, se nos está yendo. Una generación que ofrecía calidad en sus trabajos con una entrega infinita por dejar un legado que perdurara a través de los años. Una marca indeleble que identificaba de manera inmediata, su sello personal sobre la excelencia para que traspasara en generación en generación.

Hace unos meses dejó de existir en el mundo terrenal ese gran actor Kirk Douglas a la edad de 103 años. Hace unas semanas el afamado Ennio Morricone a la edad de 91 años. La semana pasada Olivia de Havilland partía de este mundo a la edad de 104 años. Y por último, en esta semana se nos fue el cineasta británico Alan Parker a sus 76 años de existencia.

Este es el ciclo de la vida. Una generación se nos va para darle paso a una nueva generación. Sin embargo, solamente deseamos para esta nueva generación que surge, logre superar a las anteriores 1987)para que el mundo sea mejor en lo que respecta al arte y la ciencia en sentido general.