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Ana Belén, al borde de los 70 años y una carrera que empezó a los 11 con un primer disco a los 13

La primera actuación de Ana Belén no fue en el teatro, sino cantando: a los 11 años en la radio y grabó su primer disco con 13 ("Tierra", de 1973).

"Cuando empiezas tan de niña y no interrumpes la carrera, si sigues trabajando tienes detrás de ti un bagaje de muchos años, por eso he compartido trabajos con la gente mas importante de este país pero no es mérito mío sino que empecé muy pronto. Me apasiona trabajar y hacerlo como creo que hay que hacerlo", apunta.

"Si no te implicas en lo que te rodea esto no tiene sentido. Esta profesión requiere comprometerse profundamente con ella y saber que andas por una cuerda floja todo el tiempo. Esta carrera es de mucha inseguridad pero es una pasión", agrega.

Durante el confinamiento ha sido trending topic en las redes protagonizando junto a Carlos Areces y Aníbal Gómez, el dúo de "subnopop" Ojete Calor, el vídeoclip de su tema de hace 40 años "Agapimú" y que ella sabía que cantaban en sus conciertos.

"Me propusieron grabarla y me pareció buena idea. Lo hicimos la semana anterior al confinamiento en estudio. Luego pasó lo que pasó y ellos querían seguir adelante con la idea de hacer un vídeoclip y así, tan sencillamente, lo hicimos, de una forma muy relajada e improvisada", se ríe.

"A veces es como mejor salen las cosas. Quién se podía imaginar que iba a tener ese impacto... Las circunstancias por las que estamos pasando son tan especiales que puede pasar cualquier cosa e incluso esto. Es una canción muy optimista y estábamos necesitando algo así", recalca.

El 27 de mayo de 2021 cumplirá 70 años y su apariencia y fuerza es tan incombustible como la de un "rolling", admite la artista que ha hecho más de 40 películas, 36 trabajos musicales y una treintena de obras de teatro.

"Son los genes. No es un mérito. En mi familia todos somos así de delgados. Mis hijos -David y Marina, fruto de su matrimonio de 48 años con el también cantante Víctor Manuel- también son delgadísimos y bastante más altos que yo", explica.

Reconoce que le gusta cuidarse y hace "pilates, yoga, baile, barra clásica": "me gusta hacer todo eso porque me despeja y me llena de energía".

"Fuera de eso mi vida es trabajo. Me gusta reírme mucho y estar con amigos. Cuando me miro al espejo me sigo reconociendo. Pero como cada día te miras al espejo te vas acostumbrando a esa imagen que no es la que tenía con 50. La edad no se te echa encima sino que tu físico se va adecuando y la alternativa no la quiere nadie", bromea.

Su "alegría" es que sigue teniendo proyectos, que la siguen llamando, y revela que tiene "dos proyectos teatrales estupendos" y espera que pronto puedan retomar "La piedad", la segunda película que dirige Eduardo Casanova.

"Tengo la suerte de que me llaman y se acuerdan de mí para hacer cosas que me gustan. Yo he tenido mucha suerte en mi vida porque aparte de haber encontrado a personas fundamentales y seguir trabajando me dan premios como este en almagro", resume feliz.

La actriz y cantante española Ana Belén recibirá el martes en esta localidad de la provincia de Ciudad Real, en un acto presidido por el ministro de Cultura español, José Manuel Rodríguez Uribes, el XX Premio Corral de Comedias del Festival de Almagro concedido en reconocimiento a su "conocido, importante y universal" trabajo teatral y a su dedicación a los clásicos hispánicos en verso.

"Estoy muy feliz porque mi vida teatral ha estado muy ligada a Almagro, a su Corral de Comedias, el único espacio que había cuando hacíamos giras y que luego, de la mano del festival, empezó a tener todos esos teatros de ahora. Es una maravilla", asegura la artista.

En Almagro, recuerda, también rodó una película, "El Buscón": "es un lugar muy ligado a mis experiencias como actriz. Está lleno de referencias", añade Ana Belén, que hizo allí una "legendaria" interpretación de "La hija del aire", de Calderón, bajo la dirección de Lluís Pascual.

Su debut en el teatro fue de la mano de su "pigmalión", su maestro y "segundo padre", Miguel Narros, con la obra "Numancia", de Miguel de Cervantes, que hicieron en el Teatro Español, en Madrid, a mediados de los años 60, un encuentro "vital" en su carrera.

"Yo podría haber seguido por un camino que era un callejón sin salida: el mundo de los niños prodigio. Podría haberse destrozado mi vida, pero Narros me abrió un camino que no sabía ni que existía", relata.

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