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El adiós a Pau Donés: “Si a ustedes le gusta vivir no pierdan tiempo y no tengan miedo, que esto vale mucho la pena”

Ramón AlmánzarSanto Domingo, RD

A Pau Donés lo conocí en México, hace siete años. Es­taba lleno de vida y canciones. Lo recuer­do sencillo, sin complica­ciones, sin las ínfulas de un artista de moda. En sus con­ciertos no usaba llamativos recursos escénicos o distrac­ciones. La recompensa de los aplausos le llegaba por sus canciones.

Su entrega, que los domi­nicanos recibieron muchas veces en Hard Rock Café y otros escenarios, estaba ba­sada en canciones e histo­rias alrededor de ellas, que ahora con su muerte, la ma­drugada de ayer, 9 de junio, quedan como legado para el cancionero del amor.

Quizás la más popular de sus historias es la de la flaca, la tremendísima mulata cu­bana que le regaló una pla­tónica noche de sexo en La Habana del verano caliente de 1995 cuando el líder del grupo Jarabe de Palo fue a grabar un video a esa isla.

Desde “La flaca”

“La flaca” fue su tema más popular y le abrió a es­te español las fronteras de América, aunque España siempre fue su casa, donde murió a los 53 años de edad por complicaciones de un cáncer de colon.

Desde 2015 la muerte rondaba su cuerpo, la lleva­ba puesta, escondida, pero él apostó por la vida. “Vivir es urgente” era su lema. Es­te gran adicto a la vida co­tidiana fue marcado por el suicidio de su madre, Núria Cirera, cuando él tenía 16 años de edad.

“A mí me gustaba vivir, cosa que a mi madre no”, expresó con naturalidad en una entrevista difundida por el canal de Youtube del periódico El Mundo.

Sin embargo, al morir su progenitora le dejó un men­saje que replicó siempre: “Si a ustedes les gusta vivir no pierdan tiempo y no tengan miedo, que esto vale mucho la pena”.

La suya fue a su manera. “Si soy quien soy, como soy y he llegado donde he lle­gado, y para mí haber lle­gado es haber llegado a vi­vir a mi manera y haciendo las cosas que me gustan, es gracias a ella (a su mamá), es una parte importante de ese aprendizaje”.

Su sencillez

Pau Donés se consideraba un tipo normal que no bus­caba la popularidad, pero que la encontró y la disfru­tó, como recordaba ayer la periodista Rosa Díaz en una nota de la agencia EFE.

Él no quiso vivir en Mia­mi ni tener un yate de lujo, sino que construyó una ca­rrera coherente desde su Cataluña natal y la masía que compró en el pueblo de su padre, Montanuy (Hues­ca), agrega EFE.

La pasión por la música fue su madre quien se la in­culcó. Ella era aficionada a los discos de vinilo y le re­galó una guitarra. Duran­te todos estos años habrá aplaudido a su hijo desde el rincón celestial.

“La Flaca” no fue su úni­co éxito. También se co­nocen “El lado oscuro”, “Agua”, “Depende, “Grita”, “Bonito”, “Realidad o sue­ño”, “Me gusta cómo eres”, “Te miro y tiemblo”, “Duer­me conmigo” y “Déjame vivir”, canciones que des­bordan los límites del rock latino en medio del toque romántico de sus melodías.

Sostén familiar

Luego de morir su madre, se hizo cargo de sus tres hermanos pequeños. Es­ta realidad le llevó “a tener una adolescencia rebelde, una rebeldía que se incre­mentó con la dilexia y, se­gún él, una hiperactividad no diagnosticada. En su bio­grafía afirmó que le echa­ron hasta de seis colegios”, publicó el portal Lecturas.com.

Donés fue un niño dis­léxico, gamberro, feliz, que encontró en la música una terapia para su hiperactivi­dad, según contaba en su libro autobiográfico ‘50 pa­los... y sigo soñando’, que lanzó tras dos años retirado a causa de su enfermedad.

A pesar de que a la pren­sa rosa española no se le es­capa nadie, poco se sabe de su vida sentimental. La ma­dre de su hija Sara siempre optó por permanecer en el anonimato. En 2010 man­tuvo un romance con la mo­delo Eugenia Silva, publicó el portal de la revista Hola.

“He sido un novio nefas­to, pero un buen compañe­ro sí. Conservo relación con todas mis ex. Cuando me diagnosticaron el cáncer me llamaron o mandaron mensajitos. Eso es porque me quieren y yo a ellas, des­de luego”, reveló el artista a Toñi Moreno durante una entrevista en “Viva la vida”.

Hola siguió resaltando: “El gran amor de su vida fue su hija Sara, de 16 años, a la que se dedicó en cuerpo y alma sobre todos los últi­mos años de su vida y cuyo nombre llevaba tatuado en los nudillos de su mano iz­quierda y en los de la dere­cha, la palabra amor”.

Después del diagnósti­co de su enfermedad fatal, el cantante decidió retirar­se en agosto de 2018 para dedicarse a su hija: “Me voy, no quiero perderme la ado­lescencia de mi hija”.

Como una forma de des­pedida tuvo palabras para sus cercanos y seguidores: “Los quiero, y quiero dar las gracias por haberme dado la oportunidad de ser lo que soy y decirles que el tiempo que hemos compartido ha valido muchísimo la pena”. Y así lo siente la comunidad artística internacional.

+REACCIONES

Juan Luis Guerra, Pavel Núñez, Roger Zayas y otros dominicanos lamentaron la muerte de Pau Donés. En Santo Domingo cantó varias veces. Covi Quinta­na cuando iniciaba le abrió uno de sus show.

“Recordando tu música y lo bonito de tu ser! Gracias y paz a familiares y ami­gos!”, escribió Juan Luis.

Pavel Núñez. Solo resta agradecer lo genuino de lo entregado en vida por este soldado de la música!! Su puntual aparición en la escena musical dejó en el rostro de muchos la sonrisa del que agradece el buen gusto, siempre alternativo, siempre aportando luz desde su esquina y tribuna, gracias Pau Dones por la música y tu vida!

Alejandro Sanz. “Pau, no se que decirle a tu familia. Porque a mi me cuesta contener las làgri­mas, me imagino a ell@s. Gracias por la luz que de­rramaste en tu corta pero preciosa vida y gracias por tu amistad. Un abrazo des­de el fondo de mi alma a tu familia. Descansa amigo”. De esa manera lo despidió el cantautor español Ale­jandro Sanz en Instagram.

Pablo Alborán. “Querido Pau. Qué tristeza saber que te has ido. Siem­pre fuiste cariñoso conmi­go y no soltabas la sonrisa jamás. Buen viaje”, comen­tó ayer Pablo Alborán.

Por igual, sentimientos de solidaridad expresaron Melendi, Rosana, Laura Pausini, Alex Ubago, Manu Tenorio, Antonio Orozco...

Enrique Búnbury: “Murió, seguro, como vivió toda su vida: con una sonrisa”.

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