Entrevista
Ana Belén: “Somos tan burros que no sé si saldremos mejores”
“Cuando salió Agapimú hice una gira larguísima y tuve mucho éxito porque coincidió con que ponían Fortunata y Jacinta en Televisión Española. Ahora están reponiendo la serie con motivo del año de Galdós. Después de 40 años, la de vueltas que da la vida. La vida rima, para bien y para mal», dice Ana Belén, quien ha reeditado el éxito de aquella canción en una inesperada colaboración con el dúo de (como ellos mismos se denominan) subnopop, Ojete Calor. «No sé por qué ha sorprendido que grabara con ellos. Siempre he colaborado con muchos artistas. Y Carlos Areces y Aníbal Gómez son inteligentes, cultos, simpáticos y saben lo que hacen», cuenta por teléfono la intérprete, que versionó por primera vez este tema de Mia Martini en su disco Ana, de 1979. Ana Belén y Ojete Calor han logrado que durante los minutos que dura esta canción, parte de la población se olvidara de lo que pasaban en el mundo
¿Por qué cree que 40 años después este tema vuelve a tener tanto éxito? Estamos todos muy sensibles porque esto que nos está pasando es muy gordo. Vivimos una sensación tan difícil, complicada, inesperada y desconocida que cualquier pequeña píldora que anime se agradece. Y eso ha sido Agapimú.
Y que hayan vuelto a sonar en los balcones La puerta de Alcalá, o España camisa blanca, ¿a qué se debe? A que son himnos. La puerta de Alcalá trata del paso del tiempo y España camisa blanca habla de cómo somos, de lo bueno y lo malo que tenemos los que habitamos este país. En estos momentos necesitamos volver a escuchar lo que nos ha conformado como somos. La cultura nos define como personas, como país. Y es tan importante. Yo soy una parte ínfima de la grandeza que tiene culturalmente este país que ha dado tantos genios. No deberíamos esperar a que pasen desgracias para tenerlo siempre presente y sentirnos orgullosos y afortunados de lo que somos.
Este mes comenzaba a rodar una película con Eduardo Casanova. Sí. Y en el momento que haya una normativa para este tipo de trabajo lo haremos. Pero inmediatamente, no. Desgraciadamente, esta profesión junto con la hostelería serán las últimas en salir. Pero rodaremos. He seguido mucho el trabajo de Eduardo. Tiene un mundo muy personal, un discurso claro y una mirada diferente. Además, es un encanto.
Le llovieron críticas por pedir dinero público para el cine.
Porque aquí cada equis tiempo hay que darle a los cómicos y titiriteros. Cuando vas siendo mayor te curtes para que te afecte menos, pero comprendo que a los más jóvenes les haga perder pie. Eduardo es un tío muy listo. Cuando me llamó y leí el guion hace dos años le dije que sí. Y lleva desde entonces intentando levantar la película.
Cuando le dieron el Goya de Honor 2017 usted habló de sí misma como «la niña a la que un director grosero hacía llorar cada día». En aquella época era normal actuar así con los niños y con el resto. Había gente con muy mala educación y muy prepotente que abusaba del poder que tenía. Afortunadamente ahora hay protocolos a seguir cuando ruedas con un niño. Pero cuando yo era pequeña ni se pensaba en eso. Y yo solo hice una película. ¡Imagínate otros que rodaron más! Fue tremendo. Eso te marca realmente.
En ese mismo discurso también advertía del peligro de dar pasos atrás en nuestros derechos. Sí. Me da miedo que desaparezca lo que hemos conseguido, nuestra libertad. Y desde la óptica de la mujer imagínate todo lo que hemos logrado y fíjate cómo en cuanto tienen la mínima oportunidad meten la cuña del aborto. Todo puede suceder… Lo importante es educar a las personas a pensar desde niños. Ahora nos estamos dando cuenta de lo importante que es todo esto. De la sanidad pública, la investigación y de que todas las personas que están haciendo trabajos mal pagados o mal considerados son los que están logrando que todo funcione en estos momentos. ¿Cómo puede ser? Es injusto y ojalá cambie.
En el documental La Corte de Ana estrenado este año, habla de un bulo que les afectó a Víctor y a usted. Fue una noticia falsa en la que se dijo que habían pisado una bandera de España en una actuación en México. Sí. Fue una noticia malintencionada. Era 1972 y vivía Franco. Regresamos a España porque teníamos cierta seguridad de que se había aclarado a nivel político y el Tribunal de Orden Público ya había dicho que era mentira. Pero como buen bulo, seguía de boca en boca. No fue ninguna tontería. Tanto es así que años después nos pusieron dos bombas en nuestra casa. Las cosas eran muy complicadas pero los bulos han existido toda la vida. Ahora con las redes sociales la opinión hay que contrastarla siempre.
Y ahora los bulos llegan por WhatsApp. Sí. Y Mucha gente no es capaz de discernir. Hay que estar bien informado. Por eso te decía que hay que enseñar a saber pensar. Es algo hay que hacer de pequeños en el colegio y en la familia.
Le cantó a la Pasionaria a finales de los setenta. ¿Lo haría con algún político ahora mismo? No. A los políticos no se les canta. Ese fue un momento histórico especial. Aunque esa canción se personificaba en Dolores, era un canto a todos los que pudieron regresar a España del exilio.
¿Es optimista con la vida después de esta crisis? No tengo esperanza con que esto nos vaya a cambiar. Somos tan burros que no sé si saldremos mejores. La gente que era buena lo seguirá siendo y los imbéciles, hijos de puta e irresponsables, también.