CRÍTICA
Lady Gaga está de regreso ¿pero dónde queda la chispa?
En los 12 años desde que Lady Gaga lanzó su primer álbum, la cantante ha demostrado que sabe cómo crear un gran disco.
“The Fame” era bailable e inteligente. “The Fame Monster” era una aventura épica hacia el lado más oscuro de su mente. “Born This Way” entretejía brillantemente elementos de rock y house con su característico pop. Quizá tuvo un tropiezo con su álbum disco “ARTPOP”, pero mantenía dirección y carácter. “Joanne” era un conjunto profundo y emotivo de canciones que abrieron camino para el sonido de “A Star is Born”, un álbum impecable que captura todos los grandes rasgos de Gaga.
Ahora llega “Chromatica”, su sexto álbum de estudio y su regreso al sonido electro dance-pop que la convirtió en una estrella pop con múltiples certificaciones platino.
Es un álbum hecho para los clubs nocturnos, aunque en esta pandemia eso es equivalente a bailar solo frente al espejo.
Pero en vez de contonearte al ritmo del álbum, querrás mantener un distanciamiento social de él.
“Chromatica” es una decepción de una de las mejores voces del pop. La producción, que es básica, es el mayor problema del álbum, y el sonido plano no ayuda a darle vida a los temas pesados del álbum como lo ha logrado Gaga en el pasado.
BloodPop es el productor principal y fue cocreador de la mayoría de las canciones del proyecto. Pero hubo otros involucrados incluyendo a Max Martin, Skrillex, Ryan Tedder, Axwell, Sebastian Ingrosso, Justin Tranter, BURNS, Rami Yacoub y Tchami. Demasiados cocineros junto al fogón podrían ser el motivo por el que le falta sabor al álbum, ¿dónde quedó la sal?, ¿dónde quedó la chispa?
“Alice”, una de las mejores canciones entre los 16 temas del álbum, tiene a Gaga cantando “My name isn’t Alice/But I’ll keep looking, I’ll keep looking for Wonderland” (mi nombre no es Alicia/ pero sigo buscando, sigo buscando el País de las Maravillas).
Su búsqueda no se acabará con “Chromatica”, esta se siente como una versión diluida de la Gaga creativa que todos amamos.
En una entrevista para promover el álbum Gaga explicó que “Free Woman” trata sobre un abuso sexual que sufrió y “Rain on Me” se trataba en parte de sus problemas con la bebida. Los temas son reales, por momentos extremadamente duros y Gaga tiene el mérito de compartir los sentimientos y experiencias de su vida real en su música.
Pero la producción del álbum no sirve como el mejor vehículo para que afloren esas emociones profundas. Y su interpretación vocal, sorprendentemente plana y poco memorable, tampoco ayuda. A veces se siente como si Gaga ni siquiera estuviera presente.
Algunas de las letras también se sienten desganadas. En “Plastic Doll” canta: “I’ve lived in a pink box so long/I am top shelf, they built me strong” (he vivido en una caja rosada por demasiado tiempo/estoy en lo alto de la repisa, me hicieron fuerte).
Gaga tiene mejores resultados en canciones como “Replay”, “911” y “Babylon”, aunque esas canciones se sienten como tracks descartados de “Born This Way”.
Pero la mayoría de “Chromatica” es problemático. El primer sencillo, “Stupid Love”, no es memorable; “Enigma” es predecible, y tener a Ariana Grande en la rítmica pero mediocre “Rain on Me” grita: “QUIERO UN HIT NO. 1 AHORA”.
Sin entrar en mucha profundidad, la mejor forma de describir “Chromatica” sería bajo.