CINE
La muerte sabe jugar al ajedrez
El irremediable sentido de la vida se descorre al cruzar un umbral desconocido
El gran misterio de la vida es la muerte. No sabemos que nos depara el cruzar ese umbral desconocido. Será un sueño eterno o nos encontraremos con Dios y nuestros seres queridos? O iremos de vida en vida tratando de purificar nuestra alma hasta alcanzar la pureza? Son tantas las interrogantes, y ella es, precisamente la protagonista o el eje central de nuestro análisis a través del filme “El Séptimo Sello” (1957), realizado por uno de los mejores directores de todos los tiempos, el sueco Ingmar Bergman.
La película comienza cuando el caballero Antonius Block (Max Von Sydow) y su escudero Jons (Gunnar Bjornstrand) regresan a su tierra natal (Suecia), que se encuentra azotada por la Peste Negra tras diez años de lucha en Las Cruzadas. Block se encuentra con la Muerte que viene a buscarlo. Él es un hombre desesperanzado y lleno de dudas. Sin embargo, reta a la Muerte a una partida de ajedrez con la única finalidad de ganar tiempo para poder entender la vida o qué garantía tendría en el más allá.
En el transcurso de la trama Antonius se encuentra con una joven que será quemada en la hoguera por hechicera y le sostiene su rostro para descubrir si existe el demonio dentro de ella, y tener así una respuesta. Ella le contesta que el demonio está con ella porque ha recibido esa acusación; pero él busca afanosamente en sus ojos y no ve nada. Dado que si ve el demonio reflejado en ella, realmente existe un Dios; porque sería el antítesis, y así poder definir esa respuesta sobre el màs allá.
Las escenas donde Antonius y la Muerte aparecen jugando su partida de ajedrez son memorables, ya que nos ponen a pensar sobre el sentido de la vida. Para el Ser Humano no importa las estrategias que podamos usar contra ella, porque simplemente vamos a perder al final. La muerte siempre gana. Está en todos lados. No hay manera de escapar. Entonces, cuál será nuestro significado para con la vida. La vida tendrá ese sentido si podemos dejar huellas a través del conocimiento, del amor a nuestra familia, de vivir a plenitud; pero sobretodo, de enriquecer el espíritu sin pensar qué nos deparará ese gran misterio.
Este es el gran significado de la película, y nuestro director nos trae este tema profundo realizando una incisión como buen cirujano del séptimo arte, para llevarnos a ese abismo de poder entender este concepto de la Muerte, tal y como lo expresa en ella desde el punto de vista filosófico y teológico en el más puro sentido de la palabra.
Las actuaciones principales están estupendas; pero el verdadero protagonista es el guion que conceptualiza toda una apología sobre la vida y a la muerte.
En fin, “El séptimo sello” es una obra dirigida para un público que busca algo distinto al común denominador del entretenimiento, algo que lo lleve al existencialismo.
Aquí el cine es realmente arte en el más estricto sentido de la palabra; por lo que recomendamos esta verdadera Obra Maestra del cine.
CURIOSIDADES
El título hace referencia al último de los siete sellos del libro del Apocalipsis. La película empieza con las siguientes palabras: “Y cuando el Cordero rompió el Séptimo Sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora.” (Ap 8:1) Aquí, la frase “silencio en el cielo” hace alusión al “silencio de Dios”, el cual es el tema principal de la película.
La inspiración para componer este filme le llegó a Bergman por medio de las representaciones bajomedievales de las pequeñas iglesias suecas de los alrededores de Estocolmo, a las que el director, cuando era niño, acudía en compañía de su padre. Un pastor luterano.
Las piezas de ajedrez usadas en la película fueron donadas por los herederos de Bergman para ser subastadas. Se vendieron por unos 150.000 Euros.
El séptimo sello (1957) de Bergman, plantea cuestiones eternas, como el miedo a que no haya nada tras la muerte y a la relación entre el cine del Norte de Europa y el existencialismo.
La Muerte, representada de negro de manera tétrica por el actor Bengt Ekerot, tiene bastante que ver con la oscura visión de la crisis bajomedieval, e incluso, en parte con la percepción romántica del final de la vida.
Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes en el 1957.