A 25 AÑOS DE SU MUERTE
Lola Flores, una 'influencer' antes de que se inventara el término
Lola Flores, "La Faraona", es todo un icono pop para las nuevas generaciones. Atrevida y valiente en el vestir, creó tendencias con sus escotes y volantes, sus accesorios dorados, su piel morena y el rabillo marcado, se puede decir que fue una 'influencer' antes de que se inventara el término.
"Lola Flores ha sido innovadora, valiente y rompedora en el vestir", ha explicado a Efe la diseñadora Juana Martín, quien recuerda verla con fabulosos vestidos de Balenciaga y Pedro Rodríguez.
"Cómo me las maravillaría yo", cantaba esta gitanilla, de cuerpo cimbreante, melena negra, vivaracha, de mirada hipnótica y cejas marcadas que "vivía a la vanguardia de la moda, era una mujer de arrojo y temperamento, imponía con cuando clavaba sus ojos", añade la diseñadora cordobesa al cumplirse mañana 25 años de la muerte de Lola Flores.
"El estilo de Lola Flores es único, creó tendencias con sus excesos y sobre todo puso de moda el folclore español y la cultura gitana", asegura el diseñador Leandro Cano, quien se inspiró en esta y otras folclóricas para crear su última colección, "A tu vera", presentada en la última edición de la semana de moda de París.
El mantón de manila, la peineta, el abanico, los bucles y ese arrebato que le salía de las entrañas fueron sus mejores armas en el escenario junto con la bata de cola, su prenda fetiche, con la que se convertía en un torbellino sobre el tablao.
"Mi bata de cola no me la quita nadie, moriré con ella puesta, en el escenario espero que no, haré todo lo posible para que así sea. Pero en la caja igual pido que me la metan", dijo en un entrevista la cantante de "Ay pena, penita, pena".
Las flores han formado parte de su universo estilístico. La cantante fuera de los escenario adquiría una imagen más moderna, se anticipaba a las tendencias, se aferraba a los escotes y las transparencias, mostraba piel con autoridad, nada se la ponía por delante.
La artista lucía vestidos minifalderos de colores luminosos y potentes, monos con estampados geométricos, botas altas, prendas ceñidas y tacones altos que te proporcionaran un porte elegante.
Consciente de que su estilo, en ocasiones recargado, levantaba suspiros y pasiones, montó su propia boutique en el centro de Madrid. Entendió, como pocas, cómo convertirse en un icono inmortal.
También desarrollo el gusto los "las joyas y el oro", explica Leandro Cano, quien trae a la memoria la mítica frase "perdón, pero se me ha caído un pendiente en oro. Bueno, ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó. Muchas gracias de todo corazón, pero el pendiente, Íñigo, no lo quiero perder, eh, por favor".
Hay artistas, símbolos de un momento histórico que se convierten en parte de la esencia del país, ese es el caso de Lola Flores, quien nació en Jérez el 21 de enero de 1923 y murió en "El Lerele", su chalet de La Moraleja, Alcobendas (Madrid).
Tomó de su padre, el tabernero Pedro Flores, el apellido y de su madre, la costurera Rosario Ruiz, la clase y la raza gitana. Con apenas 10 años comenzó a pasear su figura y arte de cantora por los bares de Jérez (sur de España). Cinco años después recorría la provincia con una compañía de variedades y en 1940 se instaló en Madrid, el epicentro de su carrera.
Así empezó la aventura de la protagonista de la película, "María de la O", una mujer adorada y criticada, por la que ahora las nuevas generaciones beben los vientos y la idolatran en las redes sociales. Ha conseguido que su estilo trascienda en la época del "Youtube" y del "Instagram".
Lola de España está presente en camisetas, tazas, láminas, bolsos e incluso Google cayó rendido a sus pies y dedico un doodle. "Hoy celebramos el aniversario de la inimitable, la irrepetible: Lola Flores #GoogleDoodle"
Su influencia en la moda ha llegado a través de "los volúmenes y de los colores", dice Leandro Cano, para quien la cantante de "La Zarzamora" marcó una época vestida con "tonos pastel", desde el coral empolvado al azul celeste o verde agua, "colores favorecedores que llevaba a su terreno con accesorios dorados".
Lola Flores ha conseguido ser fuente inagotable de inspiración. No sólo por su temperamento y arte, también por sus expresiones y frases. La inolvidable "si me queréis irse" ha sido estampada en cientos de camisetas.
Su coraje en los escenarios y su forma de moverse mover las manos cautiva a los diseñadores. "Es imposible describir el movimiento de los tejidos cuando baila Lola", dice Cano.
Inventora del "crowfunding" tras su disgusto con Hacienda, la cantante de "Tú lo que quieres que me coma el tigre" permanece viva en la memoria, no solo como artista, sino también como autora de un estilo cuajado de rebeldía y jaleo, que hoy sería viral.