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"Parasite" penetra la resistencia en EE.UU. a los subtítulos en las películas

El elenco y equipo de "Parasite" recibe el Oscar a la mejor película el domingo 9 de febrero del 2020 en el Teatro Dolby en Los Angeles. (AP Foto/Chris Pizzello)

Rubén Peralta RigaudSanto Domingo

Recuerdo que a finales de la década de los noventa e inicios de la década del 2000, películas como "Amores perros", "El tigre y el dragón", "Amelie", "Ciudad de Dios" y "Todo Sobre Mi Madre" causaron mucho alboroto en los premios de Hollywood, no solo por su calidad, también por sus únicas e innovadoras narrativas.

Para nadie ha sido un secreto que la barrera de los subtítulos, en tierra norteamericana, es sinónimo de aburrimiento, y no lo digo pensando en artículos o estudios, está basado en mi experiencia con muchos de mis amigos escritores y gente común.

Estos últimos, público que paga una entrada para desconectarse de su realidad, que asegura, que parte de esta desconexión no incluye el leer subtítulos.

En la mayoría de países latinos, estamos acostumbrados a ellos. Es tanto, que nos burlamos de los doblajes españoles con mucha experiencia, y cuando vamos de visita a tierras extranjeras, nos sentimos extraños sin tener esas pequeñas letras en la pantalla; así es queridos amigos, tenemos el súper poder de leer y comprender lo que pasa en pantalla. Es un don poco apreciado en playas extranjeras.

Los subtítulos solo son comunes en mercados donde los ingresos por películas no son lo suficientemente altos como para que los estudios recuperen el costo de producir versiones dobladas. Hagan la matemática.

“Una vez que superas la barrera de subtítulos de una pulgada de altura", bromeó Bong Joon Ho después de recoger su Globo de Oro a la mejor película en idioma extranjero en enero, "se te presentarán muchas más películas increíbles".

Realidad de mercado

El desafío fue simple. La Academia está compuesta principalmente por estadounidenses que trabajan en la industria cinematográfica estadounidense, los cuales apenas ven las películas nominadas, imagínense ver una historia extranjera y que no será doblada en inglés.

Noche de Óscar

La legendaria actriz Jane Fonda tuvo a su cargo abrir el sobre a la mejor película, y lo supo, yo lo supe, siempre tuve esa corazonada. Tú también lo sabías. Toda la atmosfera de la noche lo sabía.

Había algo en su rostro durante ese largo segundo sin palabras que decía que no se trataba de una victoria en un Óscar. Y también había algo cósmico en el hecho de que era Jane Fonda: Fonda, franca, una vez tan odiada, que ahora pasa el otoño siendo arrestada para protestar contra el cambio climático.

Incluso si la Academia no conocía el contenido de ese sobre, no había forma de que el universo la llevara a la mejor película para una película de guerra de una sola toma, sin importar qué tan bien elaborada estuviese.

Lo que ocurrió con "Parasite" en la reciente entrega de los premios Oscar, es histórico, y por lo tanto beneficioso para toda la industria internacional.

"Parasite", una comedia de situación sobre una familia de estafadores que invaden y destruyen un hogar de clase media alta, apela a los resentimientos enconados de la actualidad, un momento de flujo social e ignorancia política.

La primera vez

Es la primera cinta en idioma no inglés en ganar el Oscar a la mejor película. El neoliberal, demócrata y vegano público estadounidense (la conciencia de Hollywood) está en incertidumbre, o en una aparente crisis, ya que ha comenzado a traicionar sus propios valores.

Cuando los Oscar solían ser parte del avance de la cultura cinematográfica, la Academia inició un premio especial para una película de habla no inglesa, reconociendo honestamente la primacía de los Estados Unidos. Y luego estandarizó ese reconocimiento en la categoría anual de mejor película en lengua extranjera.

Esto fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el neorrealismo italiano y las películas poderosas e innovadoras como Shoeshine, Bicycle thieves y Open city sacudieron al mundo, atrayendo al floreciente mercado de películas de arte.

El recorrido

Durante la época de los años 60 y 70, conocida como alto modernismo, películas europeas como "La Dolce Vita", "Ocho y medio", "Gritos y susurros", "Los emigrantes", compitieron en las principales categorías de Oscar. Federico Fellini fue un nominado al mejor director frecuentemente y ganador de una película extranjera.

La nueva camada de votantes que han sido incluidos como electores en la Academia, la mayoría extranjeros, ha tenido que ver con lo variopinto de las decisiones en los últimos años, culminando con la elección de una película surcoreana, con una mirada y estilo de gobierno opuesto al que rige en los Estados Unidos.

Las victorias de Bong en los Oscar son importantes porque indican que hay otros, quizás incluso más importantes elogios que un cineasta puede esperar recibir.

El espectáculo del domingo por la noche también dejó claro que la Academia necesitaba la presencia de Bong en la ceremonia mucho más de lo que él necesitaba esas cuatro estatuas doradas, aunque no se puede exagerar el mensaje subyacente, de que las películas estadounidenses no son las únicas dignas de ser exaltadas.

Más allá del gran alcance de Bong en algunas de las categorías más populares, está la constatación de que la Academia está intentando, posiblemente tan duro como cualquier institución con una historia profunda de racismo y prácticas excluyentes, ser más consciente de su retroceso cuando se trata de honrar a las personas. de color y mujeres en el evento anual.

El beneficio que obtiene el cine fuera de los Estados Unidos es inmenso, ya que multiplica lo que inicio en la década del 2000 y que poco a poco fue escalando peldaños, lo ocurrido el domingo fue un ascenso en elevador.

La mirada de los distribuidores y productores, irrevocablemente ira a las industrias en vías de desarrollo del cine internacional, aquellas industrias fuera de las ya establecidas y tendrán un especial ojo en la búsqueda de nuevos talentos, nuevas historias y mucho dinero. Hay que poner atención especial en los mercados de los próximos grandes festivales.

Y con esto no quiero decir que el golpe de Bong Joon Ho fue algo de suerte, ni de cerca, la carrera de este cineasta asiático es de incuestionable calidad, lo que significa también, que para poder llegar a la vista de los cazatalentos debe existir una calidad presente, la suerte no existe en este negocio.

Me hace feliz, y con ganas de observar lo que viene, las nuevas miradas, a presenciar esas extraordinarias historias que conocer mediante subtítulos, o bajo mi lengua materna. Me emociona sobremanera que nuestras historias locales, fuera de las fronteras del glamour y vanguardistas del cine americano, sean subidas en altos peldaños, y no hablo de los premios, me refiero a las frescas visiones que el mundo conocerá, y sí, no tengo miedo de decirlo, al poder económico de distribución del gran tío del norte.

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