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Tras "Roma", mexicana Yalitza Aparicio recorre los caminos del activismo

La actriz mexicana Yalitza Aparicio, nominada al Oscar por la película "Roma" en 2019, posa para una fotografía después de una entrevista con AFP, en la Ciudad de México. Omar Torres/AFP.

Natalia Cano/AFPCiudad de México, México

Un año después de la vorágine que le trajo su protagónico y la nominación al Óscar por el laureado filme "Roma", la mexicana Yalitza Aparicio utiliza los reflectores para alzar la voz a favor de las comunidades indígenas y las mujeres.

Alejada por ahora de los sets de filmación, la joven de origen mixteco -una comunidad asentada en el sureño estado de Oaxaca-, dedicará este año a su labor como Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO por los pueblos indígenas y a las conferencias que imparte por el mundo.

Dentro de este rol, Aparicio, la primera indígena nominada como mejor actriz por la Academia de Hollywood y maestra de profesión, regresará a un salón de clases el próximo viernes invitada por la Universidad de Harvard, donde ofrecerá una charla en "The Mexico Conference 2020".

"Sé que todo esto [la fama] son subidas y bajadas, entonces el hecho de estar ahora a este nivel, darle la visibilidad [a las comunidades indígenas], motivar a más personas con cosas que en un principio me había planteado, ha sido gratificante", dijo Aparicio a la AFP durante una entrevista en Ciudad de México.

Su participación en la película dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, ganadora de tres Óscar, la convirtió en una inspiración para muchos mexicanos que son frecuentemente discriminados por sus rasgos y origen indígenas, en un sociedad reacia a reconocer su racismo.

Trabajar en "Roma" no solo le trajo aplausos de la audiencia y la crítica internacional, sino que prestigiosas revistas de moda como Vogue y Vanity Fair le dedicaron portadas, suscitando halagos pero también numerosas expresiones de odio en redes sociales.

"No somos rostros nuevos, simplemente somos personas que ya estábamos, pero que nunca nos habían volteado a ver. O que nosotros mismos no teníamos la inquietud de decir '¡Ya basta, también existimos!", señaló Aparicio.

"Soy feminista"

Su personaje de Cleo, una trabajadora doméstica inspirada en la niñera de Cuarón, conectó con muchas mujeres dentro y fuera de México, motivando además a célebres simpatizantes del movimiento feminista en Latinoamérica.

La cantante chilena Mon Laferte la invitó a participar del video de su canción "Plata Ta Tá", un frenético reguetón en donde Aparicio se luce con un pañuelo verde, símbolo internacional de la lucha por el derecho de las mujeres al aborto.

En su natal Oaxaca -segunda entidad del país, después de Ciudad de México, en despenalizar el aborto- Yalitza desató críticas entre voces conservadoras, pero mantiene firme su postura.

"Cada una es libre de decidir, dependiendo de su situación (...) Simplemente estoy apoyando el derecho que tenemos todas las mujeres: somos libres de decidir sobre nuestro cuerpo", opinó la joven de 26 años.

La violencia contra las mujeres en México -donde según la ONU, 10 son asesinadas diariamente- y el empoderamiento femenino son temas recurrentes en el discurso de Aparicio, quien se define como una "feminista por la equidad".

"Soy feminista, siempre lo he sido. Muchas veces creen que el ser feminista significa ser 'más que lo hombres', cuando realmente se trata de buscar esta igualdad que tanta falta nos hace", indicó.

Volver al origen

Aparicio llegó al mundo del cine por casualidad. Recién graduada como maestra, el destino la puso frente a la cámara cuando acompañaba a su hermana a hacer un casting para "una nueva película mexicana", sin imaginarse que aquello le cambiaría la vida.

Sus múltiples viajes por el mundo le impiden volver seguido a su natal Tlaxiaco, un pueblo de unas 40.000 personas en Oaxaca, donde su éxito en "Roma" la ha convertido en una estrella local.

"Cuando voy a mi tierra, me dicen '¡Cómo vas a lavar los platos!, ¡Tú solo siéntate, eres una celebridad!', y yo en tono de burla les digo que no se me van a caer las manos", confesó risueñamente.

Los anhelos de Aparicio, que soñaba con el día en que sus alumnos le presumieran sus títulos universitarios, se han transformado al saber que hoy su labor inspira a otros.

"Toparme con un mayor número de personas que me digan que sí se puede, esa es una forma en la que yo me lleno de energía", dijo con una sonrisa.