ARTISTA
Riccie Oriach viene con “Mi derriengue”, de la mano de Eduardo Cabra “Visitante”
Las canciones que hace Riccie Oriach son como un cuadro naif, lleno de palabras y frases puestas como al azar. Luego de presentar su primer EP, “Viaje al infinito” ahora se prepara para presentar “Mi derriengue”, un trabajo en el que ha contado con la producción de Eduardo Cabra “Visitante”.
“En un show que él fue a verme dijo: loco te quiero hacer un disco”, explica Oriach al contar cómo fue que Cabra, quien produjo para Vicente García los discos “A la mar” y “Candela”, le contactó.
Comenta que pensaba que el ex integrante de Calle 13 bromeaba con él cuando le hizo esa propuesta, pero que ya a estas alturas han desarrollado una relación de hermanos, más que de productor-artista.
Con un nombre tan peculiar como Riccie Oriach, cualquiera pensaría que se trata de un seudónimo, propio de los artistas, pero no es así, y explica que su familia es de La Vega y Santiago con ascendencia de Cataluña e Italia.
Con temas como “La guayaba” y “Prima tecata”, Oriach se dio a conocer en las redes y en el ambiente de música alternativa, un movimiento que se identifica con lo que sucede en el exterior con las fusiones en las que se han destacado figuras como Mon Laferte o Monsier Perinné.
“La música alternativa está tirando energía pal mundo entero”, considera al referirse a lo que hace él y otros grupos en el país y que en casos como el suyo, se acercan a pueblos donde de produce la música folclórica para estudiarla y asumirla en sus distintas propuestas.
En este nuevo disco, que al igual que el anterior contó con seis canciones, ha declarado que ha hecho la fusión de distintos ritmos folclóricos locales como sarandunga, palos y salves, merengue, y plena de Puerto Rico.
De la forma de componer, en la que sus canciones son estructuradas muchas veces como si las palabras que dijera no tuvieran conexión entre ellas, explica que siempre vive hablando consigo en mismo, y salen las letras, y que las melodías surgen de igual manera. “Suena un poco egoista, pero hago música para mí”, comenta, y que cuando está en los campos buscando sonidos, “va como una esponja”.
Y se comporta igual cuando está en lo urbano, ya que ve los carros públicos, salones de belleza o colmados, como universos llenos de información y personajes que le sirven para que su inspiración se encienda.